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𓉳   —  11:47 PM
 

 

—¡La bahía está en peligro! ¡Corran! —Exclamó un alegre Ryder, quien corría con una pequeña cockapoo encima de sus hombros—. ¡Alerta de emergencia!

—¡Lidto para la acción, jefe Ryder! —Contestó uno de los pequeños; el pastor alemán, imitando el saludo militar que tanto veía en televisión.

—Chase, Zuma, Rocky, deben detener al malvado villano —Dijo, de una forma tan exgaerada que lograba captar la atención de todos los niños—. ¡Oh no, ahí viene!

Entre risas, a la habitación entró Danny, usando una almohada como escudo, una olla en la cabeza y un peluche de pulpo como arma. Los pequeños rápidamente se abalanzaron contra él, golpeándolo con almohadas mientras Ryder reía.

—¡Ahh! ¡Suficiente, me rindo! —Exclamó Danny, quien se dejó caer al suelo dramáticamente—. ¡Me rindo!

—¡Y así, los Paw Patrol salvan el día una vez más! —Exclamó Ryder con una voz fingidamente grave.

—¿Los paw patrol? ¿Ahora tienen nombre? —Preguntó Danny mientras intentaba quitarse a los cachorros de encima.

El otro levantó los hombros.
—Suena cool, ¿Verdad? Lo escogí con ayuda de Chase —Dijo y bajó a la pequeña cockapoo de sus hombros, quien al parecer estaba quedándose dormida ahí arriba—. Creo que ya jugaron mucho.

—¡No! —Exclamó uno de los pequeños que se encontraba, extrañamente, de cabeza en el sofá—. ¡Quewemos seguiw jugando!

—Lo sé, Zuma, pero ya es tarde. Ya es hora de dor... —Sus palabras fueron interrumpidas por el sonido del timbre. Cualquier rastro de calma entonces se desvaneció por completo de su rostro.

Los seis cachorros rápidamente reaccionaron y comenzaron a correr; su dueño, o más bien padre, les había enseñado una rutina de emergencia para esconderse si alguien llamaba a la puerta. Porque claro, nadie podía verlos si querían vivir.

Ryder y Danny se dirigieron a la entrada una vez que todos estuvieron escondidos.

Y ahí, justo antes de que abrieran la puerta, el joven pastor alemán pausó la proyección holográfica, incapaz de ver un solo segundo mas.

Dejó salir un largo suspiro justo antes de apagar la pantalla.

—Todo era más fácil en ese entonces —Susurró para sí mismo. Tras cumplir con su trabajo de ese día, Chase se había dirigido a su habitación como de costumbre, repitiendo las grabaciones que solía ver cada día como un método de consuelo. Era parte de su rutina. Pero de alguna forma u otra, siempre acababa sintiendo un dolor en el pecho al ver aquellos recuerdos, extrañando lo que alguna vez fue de su vida. Nunca había sido amena, pero al menos era más tolerable.

—¿Otra vez recordando? —Habló una voz femenina a sus espaldas. Chase se sobresaltó al escucharla, girándose para toparse con una cockapoo bastante descuidada, la cual le lanzó una pequeña bolsa con comida—. Hoy la cacería resultó un poco mejor, por lo que te traje comida. Supuse que tendrías hambre.

—Oh, si —Respondió—. Gracias, Skye.

Hubo un corto silencio; no uno incómodo si no triste. La única luz en la habitación era la de las pantallas de Chase, las cuales no hacían el lugar lucir ni un poco menos monótono. Todo era gris. Ninguno de los dos recordaba la última vez que tuvieron un día soleado, o una habitación que no luciera como una cárcel.

Human Race  ──  Paw Patrol. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora