2. Isabella

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Aún nos faltaba por recorrer 13 kilómetros, llevábamos ya 2 horas arriba del auto y la urbanización de la ciudad por fin ha desaparecido por completo, ahora no hay más que naturaleza alrededor de la carretera, cientos y cientos de hectáreas de bosque, y debo confesar que me fascina.

Desde hace meses he necesitado un respiro, la monotonía de la urbe me tenía al borde, y no era la única, Oliver se ve más relajado desde que salimos de la ciudad, ama conducir y esto para él es gratamente satisfactorio, igual que para mí.
La vista es hermosa, sus ojos cafés fijos en la carretera mientras tararea cada canción de nuestra playlist se complementan perfectamente con el fondo del bosque.

- La naturaleza y yo combinamos genial ¿no?, - dice mientras me ve de reojo, doy un pequeño saltito ante sus palabras y ambos soltamos una pequeña risa- Apuesto a que estás sumergida en ti pensando en lo bien que nos está sentado el viaje y lo afortunada que eres al tener a un compañero tan hermoso como yo.

Me conoce tan bien que puede adivinar lo que estoy pensando con solo mirarme, somos el dúo perfecto.

- Claro cielo, no siempre tengo la fortuna de estar rodeada de un paisaje hermoso junto al amor de mi vida. Aunque si te soy sincera, todo paisaje se vuelve espectacular contigo al lado.-Mis palabras están llenas de sinceridad, sola soy fuerte, pero con Oliver todo es perfecto, somos perfectos. Antes de que conteste voltea y me da un pequeño pico en los labios.

- Mi vida también es perfecta contigo.- Responde y ambos sonreímos al unísono.- El tío Rai ha acertado al pedirnos venir, ambos necesitábamos escapar un rato, - su voz suena con plena tranquilidad, pero su rostro muestra todo lo contrario, su mandíbula se tensa y toma mi mano dándole un fuerte apretón.

A los dos nos tomó por sorpresa la llamada de su madre pidiéndonos visitarla a ella y a Rai, para Oliver, Rai es como su padre, él se encargó de ayudar a mi suegra cuando se embarazó y tuvo que criar a mi esposo sola, él siempre estuvo presente en su vida, Oliver es como su hijo, su relación es en definitiva como la de padre e hijo. Rai nunca se casó, en lugar de salir a citas, se la pasaba de viaje, trabajando y apoyando la crianza de Oli. Su esfuerzo dio frutos, cuando su empresa textilera creció como la espuma, cuando fue tiempo, se retiró y dejó como sucesor a mi marido, mudándose a su pueblo natal. Venimos de visita muy a menudo y hablamos todo el tiempo, pero esa llamada, mi suegra pidiendo que despejamos nuestros horarios para dentro de un tiempo, definitivamente nos puso inquietos a ambos.

- Ahora que estamos de camino, comprendo el afán de Rai en mudarse de casa con mamá a la ciudad donde nacieron, es demasiado hermoso. Todavía nos quedan unos kilómetros de viaje, puede dormir un rato precioso.

-¿Quién te ha dicho que tengo sueño?- alego mientras alzo una ceja, Oliver vuelve a reír, maldita sea como amo el sonido de su risa.

- No me lo has dicho, pero has estado aguantando bostezar desde hace unos 30 minutos, - cuanta razón hay en sus palabras, me estoy muriendo de sueño, - así que mi vida, duerme un poco, yo te despertaré cuando estemos por llegar.

Obedeciendo, me acomodo en el asiento recuestándome un poco, sin darme cuenta mis ojos poco a poco comienzan a vencerme hasta quedarme dormida.

Cuando despierto el auto no está en movimiento, la noche ha comenzado a azotar el lugar y Oliver está sentado en su asiento viéndome.

- Mentiroso, - espeto mientras comienzo a enderezarme.

- Has despertado, y no veo a qué viene llamarme mentiroso, - claro que lo sabe- hemos llegado hace unos 2 minutos, estabas profundamente dormida, te veías tan linda y he decidido observarte un poco antes de bajar.- Dios santo como lo amo.- ¿Bajamos?

Asiento como respuesta y bajamos del auto, acercándonos a la puerta de entrada, con el corazón unido, ansiosos por lo que nos espera.

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