Ilán Bach.
Un encuentro fugaz, en el sueño de un museo. Tu mirada triste, y mi corazón en blanco. Nuestros caminos se unieron, por un instante, en el reflejo de un cuadro.
Nos encontramos sin buscarnos, en un sueño de mármoles y cuadros. Sus ojos se clavaron en mis ojos, y se sintió como si los siglos se detuvieran. Un instante, una mirada, y un corazón en blanco. Todo se detuvo, y una palabra se transformó en un poema.
Nuestras manos no se tocaron, y sin embargo nuestras almas se tomaron de la mano. Esa breve sincronía, esa fugaz conjunción, fue lo que me hizo sentir vivo.Se supone que yo tengo que estar en la universidad, precisamente en clases de literatura inglesa. Pero no, porque resulta que estoy en casa del imbécil de Beth que me ha despertado, para decirme que encontró a mi musa y en vez de enviarme su usuario como una persona normal (cosa que este muchacho, jamás en su vida será). Decidió que la mejor manera era ir a mi casa, sacarme de mi cama y llevarme hasta su humilde morada. Solo para enseñarme el perfil de mi musa, que ahora sé que su nombre es Alba García.
Alba...
Un nombre perfecto para una chica tan bella como ella, sonrió al recordar que el día de ayer, apenas llegue a mi casa. Me puse a escribir sobre ese pequeño momento en que la vi y solo Dios sabe, cuanto deseo volver a vivir ese momento. Solo que esta vez tengamos la oportunidad de hablar, y que ella no salga corriendo obviamente.
Todavía no comprendo porque se fue de esa manera.
No es por ser egocéntrico ni nada, pero no soy un chico mal parecido o eso creo. Pero para rectificar me volteo hacia Beth y le pregunto.
—¿Crees que Alba huyó porqué le parezco feo?— en el momento que tengo su atención se que cometí un grave error al preguntar, porque suelta una sonora carcajada y yo le doy un golpe en el abdomen.
Pero el muy imbécil continúa con su ataque de risa. Pero eso me pasa a mi por preguntar estupideces, obviamente que Mi musa no huyó por eso, seguramente fue otra cosa.
Y hablando de cosas, cuando el subnormal a mi lado termina con tu ataque de risa, me dice:—Bueno Ilán, ahora si se subió la gata a la batea.—solo Dios sabe que significa eso que acaba de decir este. En fin como el no puede quedarse callado una por una vez en su vida. Continúa con mi martirio.—Mi hermano, si usted sabe lo que es un espejo. Pues lo invito a que se vea en el. Mano, eso era antes que uno parecía como no sé, un ratón mojado.—suelto una carcajada por lo último que dice y es que por cosas como esta, es que amo a Beth, claramente eso no es algo que el tenga que saber. Es la única parte buena que me recuerda a ese Ilán más joven y despreocupado. Ese chico que nisiquiera se imagino que le quitarían tanto y lo dejarían hecho polvo.
—Ya... ya entendí, no fue por eso que huyó, entonces,¿por qué más sería?— digo y pienso que tal vez ella es un poco tímida y no sabe cómo desenvolverse con los demás. Pero sea lo que sea lo voy a averiguar, tomo mi móvil y reviso su perfil de Instagram. Veo una foto de ella en la playa junto con otra chica.
Aparece tan sonriente y tan pura, su sonrisa es angelical un escenario digno de admirar, su cabello es aún más rebelde con la brisa de la playa y lleva un bikini azul rey y que le luce de infarto. Tiene caderas prominentes, pechos pequeños que veo están acompañados por unas cuantas pecas, su piel pálida hace que ella parezca un ángel en su totalidad.
Estaba tan ensimismado en las fotos de Alba, que nisiquiera sentí cuando Beth, salio de la habitación y regresó con unas tostada y jugó de naranja. Me tiende la comida y le agradezco el gesto, aunque es menos de lo que podía hacer, a fin de cuentas el me sacó de mi casa en contra de mi voluntad.
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Lágrimas de Tinta
Não FicçãoUn joven roto que busca ser entendido. O al menos escuchado a través de la poesía. Tal vez su público no sean más que las imágenes que tiene colgadas en su habitación, pero anhela ser escuchado por alguien más. Ilán se desahoga en versos y huye de...