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—Oh, querida

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Oh, querida... No temas, pronto tu sufrimiento llegará a su final.~

Decía una voz ronca y calmada, mientras se acercaba lentamente a su víctima; como si de un león hambriento que esperaba a su presa, listo para cazarlo se tratase.

Con aquel filoso cuchillo, le puso fin a los incesantes gritos de una pobre chica de cabellos castaños, quien imploraba por piedad.

No era su culpa, pues aquel apuesto joven le había endulzado el oído al decirle que fueran a su hogar.

Más nunca llegaron al tan esperado sitio.

Alastor estaba fascinado clavándole el cuchillo en la espalda a la pobre y, ahora, difunta mujer.

Le gustaba cómo la sangre brotaba, hasta salpicar por todas partes.

Aunque nada se igualaba a los gritos de agonía que tenían sus víctimas cada vez que las sorprendía y las perseguía para, acto siguiente, matarlas.

Oh, le gustaba tanto el hecho de que corrieran por su vida y suplicaran...

Cortó una extremidad del cadáver. Luego otra, luego otra, y así.

-Le dejaré los ojos y los dedos a Rosie, ya que a ella le encantan. -Murmuró el castaño, observando con fascinación cómo la sangre goteaba de las partes humanas de la chica.

Al menos ya tenía carne para hacer su tan deliciosa jambalaya.

Por otro lado, una linda joven de ojos (c/o) se disponía a terminar una carta que nunca iba a entregar, puesto que era para; ni más, ni menos que, su amor platónico

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Por otro lado, una linda joven de ojos (c/o) se disponía a terminar una carta que nunca iba a entregar, puesto que era para; ni más, ni menos que, su amor platónico.

Suspiró, exhausta de haber escrito semejante testamento en el cual declaraba todos, y cada uno de sus sentimientos hacia él.

Le frustraba no poder expresarle todo su amor de forma correcta.
¿De qué servía salir a bailar con él, pasear y tomar el té, si nunca se iban a amar como ella quería?

Rosie tenía razón, quizás debería cambiar de bando.
Al menos con la rubia la vida sonaba más... Bonita.

¿Qué pensamientos son esos (N)? —Suspiró intentando apartar esos pensamientos intrusivos.

Guardó la carta en una caja que estaba debajo de su cama, la cual estaba llena de muchos más papeles como esos. Cartas que nunca llegarían al destinatario.

Qué pena el hecho de que, nunca pudo confesar realmente sus sentimientos hacia él...

En vida.

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𝐓𝐇𝐈𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄 (Alastor y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora