El Mago Prisionero

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Un joven mago caminaba por el bosque recolectando plantas medicinales y hierbas para sus pociones. Entonces un pequeño brillo llamó su atención. En medio de un elegante rosal relucía un brillante rubí. El fruto de la rosita que tenía el color de la sangre.

ーNo es demasiado tarde ーdijo el rosal. El mago se sorprendió. El rosal habló ー dentro del fruto hay semillas, siémbrala y nacerá la rosa. No la ates con ramas y espinas, y tendrá alas.

El mago tomó el fruto entre sus cálidas manos. "Pero qué rosal tan peculiar" pensó, y guardó la fruta en su bolsa junto con las hierbas que había recolectado. Luego plantó las semillas que estaban dentro de la fruta y las regó con especial cuidado. Cada mañana iba a hablarle o le tocaba música con su arpa. En poco tiempo un pequeño brote apareció e iba creciendo muy rápido.
El mago estaba encantado al ver como de allí nació una rosa coqueta y fragante. Cuando la flor estuvo lista y abrió sus pétalos, el mago la saludó.

— Bienvenida. Me alegro de conocerte por fin.

La rosa se abrió y lo miró. El mago era muy joven y estaba sentado de piernas cruzadas sobre un champiñón. Tenía su cabeza cubierta con una capucha, la nariz respingada y una mirada brillante.
La flor, vestida con pétalos y hojas, en seguida se arrodilló ante él y le besó las manos en agradecimiento.

— ¡Vaya! Tú no eres tan solo una rosa, ¡eres un hada! Veo magia en ti.

— Solo soy una rosa.

El mago rió y dijo: mira esto—. Tocó unos acordes en su arpa y la rosa sintió como si flotara. No lo había notado, pero ya no era más una flor creciendo del rosal, ahora ella era libre para andar por doquier.

— Volveré a verte cada día bonita rosa, y siempre te traeré música —. Se despidió de ella y se fue bajo las estrellas.

El mago podía hacer y deshacer hechizos con solo tocar su arpa

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El mago podía hacer y deshacer hechizos con solo tocar su arpa. Era tan poderoso que podía invocar a los espíritus del bosque para crear música junto a él como si se tratara de una orquesta. Su música era hermosa, pues su corazón era gentil. La rosa en seguida se puso también a cantar para él.

El mago, encantado con su gracia y su belleza, encontró en esa pequeña flor una confidente, alguien que entendiera lo profundo de su corazón. En seguida cayó enamorado. Le compuso canciones de mundos mágicos a la talla de su agrado y le llevaba florecitas silvestres cada mañana. La rosa le tomó un profundo cariño, estaba honrada de ser tan querida por aquel ser tan enigmático y lo trataba con todo honor.

El haber visto a la pequeña rosa renacer de su semilla y convertirse en un hada tan bella, había inspirado al mago. Le hacía recordar cómo todo renacía luego del invierno.

"Cuando vienes a mi pensamiento,
cuando te paseas por mis recuerdos,
cuando floreces en mis sentimientos,
ciertamente, puedo decir que estoy conectado a ti, a tu alma inmortal, al aroma de tus pétalos. Puedo decir que los días tienen un nuevo gran propósito por el cual seguir, que los sueños se llenan de lindas emociones cuando tú estás en ellos, puedo decir, que estoy enamorado..."

El Ruiseñor y la RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora