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"Shoyo, ten cuidado ¿Sí?" Le rogó Yachi a su marido quien se subía al auto. Al lado de ella estaban dos pequeñas, ambas hijas de aquel matrimonio.

Shoyo afirmó con un pulgar que todo estaría bien. Debía ir por la carretera, una llena de baches y varias señales de peligro otra poder llegar a la otra ciudad. Había encargado un regaño especial para sus hijas y debía ir a buscarlo a la tienda de la otra ciudad.

Luego de unos largos minutos de charla de Yachi pidiéndole tener precaución, Shoyo arrancó el automóvil y se dirigió a la ciudad.

Lástima que esa fue la última vez que vio a su familia.

─══┴═────「@Kkuguri」─══─⃝♡┈ᬼ░


—¡¿Qué diablos?!— okay, no era normal que maldijera, pero esa situación lo ameritaba. Estaba rodeado de paredes blancas, como un jodido psiquiátrico. Su espalda estaba contra una de esas tantas paredes blancas. No entendía nada. —¿Dónde estoy?— se preguntó a él mismo.

Justo en ese momento, un cuervo negro apareció en aquella pequeña habitación. Revoloteando sus alas, dejó de aletear cuando sus finas garras acabaron tocando el suelo. Luego, sus oscuros ojos miraron a Shoyo.

—Te preguntarás: "¿Qué hago aquí?".— habló el cuervo con una voz robótica, pero levemente humana. Hinata retrocedió pero fue detenido por la gran pared.—No tengas miedo, te comprendo, es horrible estar consciente en tu muerte.

—¡¿QUÉ?!— gritó histérico, mirando horrorizado al cuervo parlante.

—No te preocupes, realmente tienes otra oportunidad para vivir. Fuiste un muy buen humano y puedes volver a tu vida, pero debes cumplir con una misión para hacerlo. Debes ir a otro universo paralelo y caerle bien a todos como en tu vida.

—¿Qué?

—Mira, en el universo que se te asignó para completar la misión eres un chico testarudo, egoísta y arrogante, es tu versión completamente contraria. Debes ser amable y tratar de volver a enamorar a Yachi.

—Eh... comprendo.

—¿Ya entendiste? Perfecto, ahora debes ir. — con sus pequeñas alas abrió un portal en medio de la habitación. Una corriente de viento empujó a Hinata por él.—¡Me olvidé de algo! ¡Es un universo omega-!

Hinata sólo caía por el portal, gritando sin escuchar nada más que sus gritos aturdiendo sus propios oídos.

...

—¡AY!— su cuerpo cayó de naríz contra el suelo. Shoyo se removió del dolor y comenzó a restregar su nariz casi rota contra sus finos dedos.

¿Finos?

¿DESDE CUANDO SUS MANOS ERAN FINAS COMO UNA JODIDA BARBIE?

—¿Qué carajos...?— para ser conveniente, había un espejo gigante en medio de la habitación. Shoyo de inmediato se levantó y se acercó al espejo.

Parecía irreal.

Tenía el cabello esponjoso y de un tono negro azabache, claramente teñido. Sus ojos no eran marrones, eran grandes como los de un ciervo y brillantes como el Sol. Sus labios no eran finos, eran carnosos y muy rosados. Su cuerpo era delgado, demasiado, no como su cuerpo fornido. Parecía un adolescente, pero en su adolescencia no era tan delicado. Shoyo se miró con asco. ¿Cómo un tipo tan deportista como el podía tener ese cuerpo?

—¡Shoyo! ¡Levantate! ¡Debes ir a la escuela!— gritó una voz femenina, pero no era la de su madre. Sonaba más chillona de lo usual.

Shoyo de inmediato se acercó a la puerta y la abrió para ver a la mujer.

—¿Qué? ¿Mamá...?— su madre parecía joven, casi no había cambiado, pero tenía sus mismos ojos de ciervo asustadizos.

—¡¿Quién más va a ser, mocoso idiota?!— bueno, no tan asustadizos. —¡Ahora largate que tienes escuela!

—¡Bueno, cálmate!— Shoyo se fue de la habitación, pasando al lado de la furiosa mujer. Aprovechó su camino hasta la puerta para observar el lugar, había varios cuadros familiares, pero en ninguno estaba su padre. Era raro, en su familia siempre habían tenido un padre presente. Natsu, su hermana, estaba comiendo el desayuno muy lentamente, como si odiara comer. Shoyo la veía tan deprimida que quería animarla, pero su madre lo empujó hacia afuera de la casa.

—¡Vete a estudiar, vago!

Y de repente, cerró la puerta con fuerza.












投胎 -𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐀𝐂𝐈ó𝐍 𝐇𝐈𝐍𝐀𝐓𝐀 𝐗 𝐀𝐋𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora