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Ir a Karasuno le trajo muchos recuerdos, pero lo malo era que en ese universo la preparatoria lucía destruida. Hinata tragó en seco al ver lo destruido del lugar. Ingresó caminando lentamente, tomando su tiempo para ver más detenidamente el lugar, y cada vez que miraba más fijo, más decepcionado que sentía. En un cierto momento, sintió que chocó contra otro cuerpo con tanta fuerza que acabó en el suelo.

La otra persona iba corriendo, por esa razón semejante impacto. Cuando levantó sus párpados y la vio, quedó paralizado. Era la rubia que había capturado su corazón.
Sus ojos parecían inocentes, pero de repente se oscurecieron al mirarlo a sus ojos.

—¿Hinata? ¿Qué haces aquí?— Preguntó Yachi con una voz áspera, tan llena de remordimiento que Hinata se sobresaltó en su lugar. Nunca había escuchado la voz de Yachi ser tan amarga.

Hinata sintió su corazón estrujarse. ¿Qué había hecho?

—¿Qué? Yo... sólo vengo a estudiar.

—¿Estudiar? Ja, claro.— emitió Yachi en un claro tono de burla mientras se levantaba sin aceptar la mano extendida de Hinata.—Mejor ni se te ocurra volver al club, Kageyama no se siente bien luego de lo que le hiciste, idiota.

—¿Qué?

<En este universo, te peleaste a golpes con Kageyama y le dejaste un ojo morado.>una voz omnipresente habló en su oído.

—Ah... qué incómodo volver a verlo.— susurró mientras veía como Yachi se iba a su salón de clases, ignorandolo por completo.

<Mejor que vayas a clases, has faltado por más de una semana.>

—¡¿QUÉ?!— De inmediato, se fue corriendo hasta su supuesto salón. No le gustaba faltar a clases, ni siquiera cuando estaba enfermo. No era como si tuviera las mejores notas, sólo le gustaba ir por su club.

Cuando abrió la puerta, hasta el profesor lo miró con mala cara. Lo regañó por llegar tarde y luego fue a sentarse. Su banco estaba lleno de maldiciones e insultó dirigidos hacia él. Hinata allí comenzó a preguntarse hasta qué nivel de maldad tuvieron que llegar todos.

Jugando con su lapicero, esperó a que sonara el timbre que anunciaba el fin de las clases.

Cuando por fin sonó, salió corriendo derramando energía por todas las direcciones. Sus compañeros lo observaron con rareza.

—¡Chi-! Cof...—tosió con nervios, recordando que no era como su adolescencia, todo era distinto, no podía entrar gritando. Preparó su garganta y entró mirando con curiosidad el gimnasio.

—¿Qué haces aquí?— Preguntó el entrenador Ukai mirándolo con desprecio. Takeda se apresuró y se puso en frente suyo para detener un posible asalto.

—¡Solo vine a disculparme!


投胎 -𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐀𝐂𝐈ó𝐍 𝐇𝐈𝐍𝐀𝐓𝐀 𝐗 𝐀𝐋𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora