( ⚘ ) ; 𝗦𝗶𝗻𝗼𝗽𝘀𝗶𝘀.
Cuenta una antigua leyenda, que el Sol ese enamoró perdidamente de la Luna, por lo que pasó milenios juntando el valor para declararse y finalmente proponerle matrimonio.
La Luna en aquel instante sabía que no podía dec...
Esta historia tocará algunos temas sensibles como el maltrato psicólogo, verbal y algunas escenas con violencia explícita, por lo que tengan presente en todo momento que esta es una obra de ficción, que no busca promocionar el hate en contra de ningún streamer involucrado y que, en caso de ser sensible a alguno de estos temas, siempre se puede suspender la lectura.¡Sean respetuosos!
¡Advierto específicamente que este capítulo también traerá escenas con alusión a la ansiedad, la depresión, el suicidio y las autolesiones, por lo que sean cautelosos con ello!
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29 | 08 | 2024.
― No puedes seguir así, hijo mío, te harás más daño si sigues pensando en eso...
Rubius susurra con sutil tristeza, acariciando lenta y preocupadamente los cabellos azabaches del mayor de su hijos, quien ahora se encontraba recostado en sus piernas y en medio de un inminente silencio, ya que, si bien aún tenía las mejillas empapadas, este se parecía haberse secado por completo, luego de haber llorado una buena parte de la madrugada hasta darse el amanecer.
― ¿Qué te parece si hoy salimos y me ayudas con los animales? De pequeño te encantaba alimentar a las ovejas, ¿lo recuerdas? Eras el príncipe de las ovejas.
El castaño propone, sonriendo débilmente, al tratar de sacarlo de su melancolía. Sin embargo, la nostalgia del recuerdo, lejos de traerle alegría a Missa, lo sumerge aún más abrupto en la tristeza de añorar una versión de sí mismo que ya no existía, haciéndolo sentir aún más hueco por dentro. Aún así, el sentimiento de culpa y compromiso que aún guardaba por su padre hacía mucha más presencia que la tristeza, por lo que si bien no tenía ganas, ni energías suficientes para salir de su habitación, no podría negarle dicha petición de ninguna forma.
Rubius observa a Missa afirmando silenciosamente con la cabeza, notando con pesar que desde hace mucho su hijo evitaba comunicarse con él mediante palabras. Probablemente, esto como fruto de lo destrozada que tenía la garganta, a causa de sus constantes lamentos durante las noches y de los llantos tras despertar de pesadillas en las madrugadas.
Padre e hijo abandonaron la habitación, encontrándose casualmente con Quackity en el pasillo, quien se acerca a ellos con una mezcla de emoción y preocupación hacia el mayor de los pelinegros, pues se había vuelto cosa rara ver a este último saliendo de su habitación desde que se mudó a su base, hace aproximadamente un mes.
― ¡Missa! ―clama con una sonrisa de oreja a oreja, la cual, pasó a borrarse en tan solo unos segundos, al ver como el nombrado se cubría los oídos por el ruído y se encogía con escalofríos en su lugar.
