Jannie Ruby Jane Shostakovich, última heredera de su clan y portadora de sangre vampírica, busca empezar de cero en una remota ciudad llamada Haunting Valley. Allí su inesperado encuentro con una camarera del Néctar, llamada Lalisa Manobal, determin...
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Punto de vista de Lisa Manobal.
Mi nana siempre me decía que no debía fiarme de los desconocidos. Según ella, el mundo exterior es muy peligroso, cada gota de sangre derramada cuenta. Los hombres pueden aprovecharse de jovencitas tan fácilmente, que resulta cómico la abrumadora la cantidad de datos y reportes de mujeres asesinadas cada mes. Por supuesto, estos datos aumentan cada año, las ciudades han dejado de ser seguras por culpa de los ataques recurrentes. Los datos que más destacan son en pueblos lejanos del centro de Míchigan. Es como si los asesinos se hubieran puesto de acuerdo con emigrar a pequeños pueblos con tal de escabullirse de la policía. Y adivinen que. Uno de esos pueblos con alto riesgo de violencia es justo dónde vivo. De por sí, las mujeres nunca han estado a salvo en la sociedad. Sin embargo, en los dos últimos meses, los casos de homicidio han aumentado considerablemente. Bueno, o eso es lo que yo creo, puesto que el periódico del pueblo reporta estos casos como ataques de osos por lo macabros que llegan a ser. Cuerpos desfigurados con miembros mutilados, vísceras desparramadas por el asfalto y ni una gota de sangre. Es imposible que un ser humano pueda hacer algo tan loco. Pero si son animales salvajes, ¿por qué solo atacan a mujeres?
De igual forma, no era detective, tan solo una camarera que intentaba llegar a fin de mes y ahorraba para cumplir su sueño de ser fotógrafa. Desde que terminé el instituto, tuve que abandonar la ilusión de poder estudiar la carrera, todo y por qué no tenía suficiente dinero para marcharme lejos de este dichoso pueblo y poder pagarme un alquiler en Nueva York. Desde hace cinco años llevo trabajando en la taberna del Néctar. Un bar que olía a sudor de camionero las veinticuatro horas del día cada semana. Llevaba ahorrando desde entonces y tan solo me quedaba un año para poder marcharme de este lugar al que yo llamo el infierno.
Bien, ahora, dejemos de hablar de mi patética existencia y volvamos a la parte en la que me desmayo y despierto en la parte de atrás de una camioneta.
Mi cabeza dolía y todo mi cuerpo parecía estar entumecido. Llevé una de mis manos a mi cabeza, intentando apaciguar el dolor, sentía mucha presión en mis sienes, como si mis ojos fueran a explotar en cualquier momento. ¿Qué había pasado?
Pestañee despertando de mi inconsciencia y me incorporé. ¿Qué diablos?
Me encontraba en una furgoneta, era de noche y estaba muy oscuro, la velocidad a la que iba el vehículo solo dejaba distinguir la carretera y algunos destellos de las farolas de la calle. Me incorporé con dificultad y observé a la persona que conducía. Observé su rostro por el retrovisor interior. Una chica que juraba haber visto antes sostenía el volante. Es muy atractiva, había que reconocerlo, de ojos felinos y labios rojos. Creo que la e visto en algún lugar, créanme cuando les digo que una cara así no se olvida en la vida. Su lunar bajo de su ceja me llamó la atención. De repente, su mirada intimidante conectó con mis ojos. Al instante un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, como si de una corriente eléctrica se tratase.