-Ya es hora de irnos- Me encontraba admirando la bella vista de lo que sería una fría mañana en Inglaterra, el cielo gris y nublado, no sería raro si lloviera. Desde que falleció mi madre en el accidente mi tía se ha estado encargando de mi, realizando el papeleo necesario y organizando todo lo que se debía para mi mudanza a Francia, y es ella la que ahora está de pie en la puerta de lo que será en unos minutos mi antigua habitación.-En un momento bajo- Al decir esto recoge una de mis maletas y desaparece por el pasillo. Mientras tanto yo no dejo de pensar en mi vida en Inglaterra, no dejo de pensar en lo bueno y en lo malo.
Aunque sueñe con una nueva vida llena de nuevas oportunidades, un comienzo de cero, sin que nadie me conozca y que no tenga porqué acosarme o recordarme el desastre que soy, aún así recuerdo los buenos momentos que compartí con mi madre aquí. Eramos solo las dos, siempre lo fuimos, bueno, desde que mi padre se fue un día cuando tenía cinco años y nunca más volvió. Desde entonces fue mi madre la que hizo el papel de padre y madre, trabajando turnos extras y haciendo hasta lo imposible por darme todo lo que necesitaba, todo para que nada nunca me falte, y si bien no vivimos una vida extraordinaria, en verdad logró que pudiéramos vivir con lo justo. Siempre la admiré por eso, por como lograba hacer de todo, siempre quise ser como ella, tan segura de sí misma como ella lo fue, con una confianza en sí misma increíble y tener ese super poder de hacer que todo parezca estar bien.
Quiero una nueva vida, nadie puede entender cuanto la quiero porque solo ella me trató bien estando aquí, y ahora que no está, no sé como podré ser capaz de afrontar la maldad de la vida sola. Espero que una vez esté en Francia pueda yo tratarme tan bien como ella lo hizo, y si es que las cosas no van bien, tendré que recomponerme como ella pudo cuando quedamos solo las dos.
Al mismo tiempo me da un miedo terrible volver a ver a mi padre, no lo he visto desde que desapareció de nuestras vidas hace doce años. Sé que ahora tiene una nueva familia y me da miedo no poder encajar o ser tan perfecta como lo debe ser su familia. ¿Tendrá una hija a la que sí quiere lo suficiente como para saludarla en su cumpleaños? ¿O a la que sí llama con frecuencia? No sé que pensar de mi padre, nunca supe que sucedió para que nos dejara, mi madre nunca quizo hablar de ello, y menos de él. Lo único que sí sé claramente es que nunca intentó contactarse conmigo, y no sé por qué, espero conseguir respuestas una vez viva allá.
¿Cómo será mi padre? ¿Se parecerá a mi? No sé nada de él y me emociona pero al mismo tiempo me aterra, siempre hubo algo dentro de mi que me hacía pensar que quizás él también creía que era un completo desastre, así como el resto de personas que estaban en mi escuela, y quizás por eso me dejó. Tengo tantas dudas, pero tanta emoción, ojalá sea algo bueno, ojalá.
-¿Lista?- Buena pregunta.
-Sí- fingí una sonrisa, no creo que tenga ni la menor idea de la mezcla de emociones que siento en el momento, ni yo sé con certeza que son todas las cosas que siento.
Mi tía salió por la puerta principal y contemplé mi ya vacía casa, suspiré y, por más tonto que suene, me despedí. Esta fue mi casa de toda la vida, aquí vivimos mi madre y yo tantas cosas, no puedo creer que tenga que dejarla, si pudiera haber decido quien estuviera en el accidente hubiera preferido ser yo, hubiera preferido que ella siga viviendo su vida donde quizás no habría tenido que preocuparse por deudas o más, pues solo se encargaría de ella, quizás hubiera tenido tiempo de salir y encontrar su amor verdadero. Al mismo tiempo prefiero ser yo la que tenga que lidiar con el dolor de la perdida y no ella, porque si bien ella era tan fuerte, me era increíble lo capaz que era para salir adelante, hubiera odiado dejarla sola. No podría ser yo quien la dejara, no hubiera podido soportar ser yo otra de las personas que no regresara por esa puerta.
Subimos al auto y nos dirigimos a la estación de trenes. En el camino me limité a mirar por la ventana y despedirme de cada auto, pista, letrero, casa y más, que me encontraba.
Voy a extrañar todo esto, lo sé.
Llegamos a la estación y junto a mi tía, sacamos mis cosas y esperamos en silencio a escuchar por los parlantes el llamado a al trayecto que me esperaba, y luego de lo que pareció una eternidad, finalmente llegó la hora de mi partida.
-Ya debes irte, cariño- dice mi tía alcanzándome mi bolso de mano.
-Lo sé, gracias por todo. Adiós tía- me abrazó un momento y depositó un beso en mi mejilla.
-Adiós Juliet- me despido por última vez de mi tía quien ya está echa un mar de lágrimas.
Al subir al tren sigo despidiéndome de todo lo que pasamos, hasta luego Inglaterra. Me dispuse a mirar por la ventana y solo podía pensar en mi madre y si en si estaría feliz de que empezara una vida nueva o si estaría triste porque no estará conmigo. Madre, ¿Qué va a ser de mi?
No sé si podré seguir fingiendo que estoy bien, nunca lo estuve.
Desperté con una voz que provenía de unos parlantes como los de la estación, solo que esta vez nos indicaba que habíamos llegado a nuestro destino, ya estoy en Francia.
Con todas mis cosas me dirige a la salida de la estación, mi tía me había dicho que mi padre estaría esperándome, sin embargo no veo a nadie que parezca estar buscándome también, además no sé a quien específicamente estoy buscando o si está aquí, no tengo idea de cómo se ve y empiezo a desesperarme porque no sé que hacer.
-¿Juliet?
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I'M A MESS ©
Teen FictionJuliet Smith es una chica de 17 años de Inglaterra, ella debe mudarse a Francia con su padre y su nueva "familia" ya que su madre falleció. Una vez llega a Francia las cosas no resultan como ella esperaba, ella buscaba un cambio, sin embargo su vid...