01 - bienvenido

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Una nueva ciudad no me puede hacer daño —Liam hablaba por teléfono, mientras dejaba las últimas cajas dentro de su departamento. Su mamá, desde Londres estaba en la otra línea, preocupada de que tal vez su hijo no pudiera encontrar un buen futuro en Estados Unidos— ¡Nueva York es genial! Tengo un par de semanas viviendo en casa de Harry y no podía esperar un segundo más para llegar a mi lugar.

Y sí, un espacio propio siempre es la mejor opción, especialmente cuando estás empezando desde cero en un lugar nuevo. La unidad número cincuenta y cinco en el quinto piso del edificio sería su nuevo hogar. Quedaba cara a cara con otra unidad, la número cincuenta y cuatro. Caminó con la caja que llevaba su amada parrilla eléctrica, que le había sacado de apuros a cocinar cosas en casa de Harry.

¿Comida? No será problema. Tengo una parrilla eléctrica que creo me puede sacar de apuros mientras compro una est- —se le cayó por la ventana— creo que puedo comprar una estufa en un par de días.

Para Liam, vivir solo había sido una obligación desde que terminó la preparatoria. Con su padrastro siendo un bravucón atosigándole en todo momento y su madre hipocondriaca, contó los segundos desde que fue aceptado en la universidad para poder estar en otro lugar. Trabajar en cualquier cosa que le pudiera dar algunos centavos para alejarse de esos espacios.

Muchas veces estar lejos de los que quieres es el acto de amor más grande.

A pesar de ser pequeño, el departamento tenía lo necesario. Una habitación, un baño. Espacio para el comedor, una pequeña sala, televisión. Era más de lo que podía pagar pero podía sacrificar su salario con tal de vivir bien. Después vería qué parte del cuerpo tendría que vender.¡Pero no podía mudarse sin colocar un letrero de 'Residencia Payne' en su puerta! Tomó el martillo más viejo de su antigua caja de herramientas y con su short más corto, su playera más liviana (te odiamos calor de la ciudad) y un sueño salió a clavarlo.

De un solo martillazo colocó el clavo. Se sostuvo de él impresionado sobre el sostén que tenía en la puerta pero .... ¡POOM! El clavo salió del lugar y este se fue hacia atrás. No solo cayó sino que hizo toda una maniobra con la cual no supo como, pero terminó en el departamento del frente.

Creo que tu puerta necesita un seguro más fuerte —comentó chistando en el piso, en casa ajena. Muy linda, moderna y hogareña. La televisión estaba encendida y había un olor de especias que inundaba el lugar, estaba cocinando algo rico. Se colocó de rodillas para observar unas sandalias rosadas en unos pies bronceados.

Alzó su vista y cruzó la mirada con aquellos ojos miel que le dieron una descarga eléctrica que recorrió todo su cuerpo. Tragó saliva mientras sonreía e intentaba ponerse de pie, el masculino le ayudó.— ¿Estás bien, vecino? No pensé que nos conoceríamos de esta forma. Puedo ver tus pezones —se le había roto la playera a Liam— mi nombre es Zayn.

vecinos - ziamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora