10 - horas extra

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Alguien tiene que reparar eso. Nota mental —comentó Liam mientras caminaba por el pasillo de sus oficinas con Harry a un costado. Después de un par de días de trabajo continuo, se había ofrecido como voluntario para repasar por la noche una documentación necesaria para un proyecto de su compañía. Le sugirieron llevar a un amigo para no quedarse solo y aceptó. Solo serían los guardias de la entrada en el primer piso, él y Styles—. Gracias por acompañarme, después de todo lo que pasó con Zayn yo solo... necesito mantenerme ocupado en algo.

¿No intentó ponerse en contacto contigo? —cuestionó su acompañante, quien llevaba comida china en los brazos. Recorrieron un corto corredor de cristal que desvelaba en el fondo las luces nocturnas de la ciudad. Bellísimas. Se perdieron un instante en aquel panorama antes de volver a la conversación—. ¿Mandarte un mensaje, llamarte por teléfono?

Todos los días tengo por lo menos diez llamadas perdidas de él. Mi teléfono vibra tanto que ya perdí la noción de lo que es importante y lo que no... simplemente necesito pensarlo. Saber que tiene un compromiso con alguien más y que... y todas las formas en las que se comportó... me confunden.

Llegaron al escritorio de Liam, una reseña de su vida: dos computadoras abiertas, una con música melancólica y la otra con toda la información que necesitaba para llevar a cabo el trabajo de esa noche. Suspiró cuando se sentó y Harry inmediatamente se recostó en el piso, improvisando una cama con cartones y su mochila como almohada. Claro que le acompañaría, pero bajo sus condiciones.

Ayer me encontró en el elevador. Cuando estaba llegando a casa. Casi me quiebro pero... mi orgullo me puede más... joder, olvidé una papeleta en el primer piso. ¿Puedes ir por ella?

Ya me quité mis zapatos, Liam —bufó molesto, pero poniéndose de pie. Claro que ayudaría a su amigo, más en esas condiciones. Nadie con el corazón roto merece caminar tanto. Inmediatamente se puso en camino, salió del pasillo, bajó por el elevador y se encontró con los guardias de la entrada mientras cuestionaba sobre la papeleta que hacía falta.

Liam tecleaba en el computador del trabajo cuando un bajón de luz le tomó por sorpresa. Las luces de emergencia de la oficina se encendieron de inmediato. Parecía ser el único edificio de la ciudad que se veía afectado. Un reluciente destello naranja a lo lejos del pasillo le tomó por sorpresa, seguido de una columna de humo que comenzó a llenar el espacio.

La gotera de la que se había hecho una nota mental se había convertido en una fuga, llegando hacia un panel eléctrico en un piso inferior y ocasionando un cortocircuito que provocó un incendio inmediato. Asustado, se acurrucó en el fondo del inmenso salón, observando cómo las butacas del frente se encendían.

¡Liam! ¡Liam! —Harry gritaba desde la calle, observando cómo se incendiaba el lugar. Los guardias le tomaban de los brazos, pues no podían permitir que se pusiera en riesgo—. ¡Mierda, Liam!

El tiempo corría.

Y se estaba haciendo tarde.

vecinos - ziamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora