"Despierta, escucha con atención..."
—Dimitry ¿puedes llevarme a la cocina?
—Sí, ¿qué necesita ahí dentro señorita?
—Es para el presidente, un té, dice que tiene jaqueca así que le diré a María y yo misma que sé lo preparé.
—Sí está muy cansada puedo decirle yo mismo y llevarla hasta su habitación.
—De ninguna manera, vamos.
Con ello el hombre me lleva por un gran pasillo hasta un ascensor de servicio. Dentro una persona del servicio lleva un par de toallas limpias pulcramente, blancas en las manos.
—Buenas tardes —le digo amablemente.
—Buenas tardes señorita.
—¿Cómo le va el día de hoy?
—Bastante bien ¿y a usted?
—Me siento como un pie más ligera —digo sonriendo.
Él se ríe a carcajadas sordas.
Dimitry incluso suelta una risilla que disfraza de una breve y disimulada tos.
Salimos los dos del ascensor y me despido amablemente del hombre.
—Que tenga un buen día, señor... no sé su nombre lo siento.
—Amadeo.
—Adanary.
—Señorita... —Me da una reverencia y sonrisa plena y se va por el otro lado del pasillo.
—¿Por qué aquí nadie deja de tratarme de usted?
—Usted es nuestra jefa.
—Claro que no, yo no pago sus sueldos, el presidente sí. En todo caso yo soy más bien como un perro aquí.
—¿Un perro? —Dimitry esta riéndose un poco de nuevo. Pero esta vez no lo disimula, estamos moviéndonos ya por el pasillo.
Así puedo notarle riendo.
—Sí, me alimentan, bañan y cuidan que no me lastimé en todo momento. También puedo ser como una hija para todos... —La comparación no me gusta y sacudo un poco la cabeza para demostrarlo.
Entramos en dos puertas dobles de color marfil.
Dentro esta una cocina estilo industrial, equipada con lo mejor de lo mejor. Esto no parece para nada la cocina de una casa, sino la de un restaurante de estrellas Michelin y toda la cosa.
—Hola María —El primero en hablar es Dimitry, que saluda más animadamente a María que de costumbre.
—Hola señor guardaespaldas, señorita... ¿en qué les puedo ayudar?
Dimitry asiente en mi dirección.
—El presidente tiene una jaqueca, ¿crees que puedas hacerle una infusión de manzanilla?
María observa a Dimitry y luego a mí, creo que busca la aprobación de los dos. O quizás solo la de él.
Él asiente para tranquilizarla.
—Por supuesto.
—Bien, nuestro trabajo aquí está hecho —le aviso con un gesto de mi mano para que dé la vuelta y me saque de ahí pero María nos detiene.
—¿Le gusta el pastel de chocolate?
—Por supuesto, ¿a quién no?
—Preparamos un poco para el cumpleaños de una de las chicas de la cocina y quedo de más, ¿quiere una rebanada?
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Gravity "Serie Hermanos Marroquín" I. #PGP2024 #Wattys2024
ChickLitHay tres reglas para las chicas Montes. No están escritas pero son ley en todos lados a dónde ellas van. 1- Sé amable con todos, no importa quiénes sean. 2- Siempre mira a ambos lados antes de cruzar una calle. 3- Nunca te enamores, especialmente de...