Epílogo

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    Tres años después, la melodía envolvía el habitáculo del auto mientras Jungkook y Taehyung viajaban temprano por la carretera con un ánimo contagioso. Bam, emocionado, disfrutaba del aire en su hocico desde el asiento trasero. El ambiente rebosaba alegría, principalmente gracias al espíritu jovial de Taehyung, aunque el tatuado lidiaba con las secuelas de una noche de excesos.

    — ¿Estás seguro de que este es el camino, cariño? — Jungkook confiaba en Taehyung, pero su tendencia a distraerse, ya sea por tomar fotos sin mirar el navegador o jugar con Yeontan, era evidente.

    — Claro, abuelo, solo tenemos que girar a la izquierda. Ya puedo escuchar el mar desde aquí; quiero llevar a mis pequeños a la orilla — comentó Taehyung con entusiasmo, mientras acariciaba a los perros.

    El rostro de Jungkook se iluminó al ver a Taehyung tan cariñoso con los cachorros, recordando la primera vez que vio a Bam y cómo no pudo resistirse a llevárselo a casa.

    — No tengo la resistencia de un anciano, solo te lo recuerdo — bromeó Jungkook, sonriendo ante la situación.

    El rubor en las mejillas de Taehyung delataba su vergüenza ante la picardía de Jungkook, quien disfrutaba cada momento de la conversación. A pesar de sus ocasionales atrevimientos, seguía siendo encantador para Taehyung.

    Mientras el sol asomaba tímidamente sobre el horizonte, tiñendo el cielo con tonalidades doradas y rosadas que se reflejaban en el parabrisas del auto, Taehyung continuaba tarareando una canción alegre. Desde el asiento del copiloto, disfrutaba del paisaje en movimiento, mientras Jungkook se deleitaba con el frescor del aire que entraba por la ventana abierta.

    — ¿Estás seguro de que el anciano soy yo? Escuchas música bastante ambigua; prefiero algo más actual.

    — No menosprecies mi gusto musical, soy un anciano atrapado en este atractivo cuerpo. 'Sway' es una obra maestra, incluso tú la tarareas de vez en cuando.
    — Porque la escuchas junto con otras cuando te bañas y mientras cocinamos —añadió Jungkook, recordando los momentos cotidianos compartidos.

    —Hablando de comida, creo que podríamos hacer una parada para desayunar en algún lugar encantador —sugirió Taehyung, señalando un cartel que indicaba un café con vista al mar.

    Jungkook asintió, agradecido por la idea de Taehyung. Mientras buscaban un lugar para detenerse, Jungkook aprovechó un instante de complicidad y, mirando de reojo a Taehyung, dijo con un tono atrevido:

    —Parece que el aire marino te está sentando de maravilla esta mañana, cielo. Estás radiante.

    Taehyung rió suavemente, encantado por el comentario de Jungkook. Después de unos minutos, encontraron el café con vista al mar y disfrutaron de un delicioso desayuno frente a las olas suaves que rompían en la playa. Sus preferencias contrastaban maravillosamente: uno saboreaba jugo de naranja mientras el otro deleitaba su paladar con café negro sin azúcar, complementando así lo dulce con lo salado. El ambiente era relajado, y Jungkook no podía evitar admirar a Taehyung.

    Observando cómo el joven se volvía aún más atractivo con el paso del tiempo, su cuerpo musculoso pero con un rostro aún juvenil y esas pestañas, pero que pestañas que enmarcaban unos ojos profundos y seductores, Jungkook no pudo contener un suspiro enamorado. Taehyung simplemente le sonrió al sentirse observado y se inclinó para darle un beso esquimal al tatuado.

    Aprovechando el momento, Taehyung capturó algunas fotos del paisaje marino y de sus adorables mascotas, así como selfies con Jungkook que luego compartiría en sus redes sociales. Caminaron hacia la que sería su casa temporal durante las vacaciones, disfrutando de la brisa marina y la compañía mutua.

• Bulletproof Love - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora