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Tomás pasó toda la noche abrazando la cintura de Yadael, cuando de repente el príncipe se levantó y fue a la cocina.

Tomás — Sigo pensando, ¿Era necesario qué mi padre rompiera mi celular?
— Dice mientras agarra una taza y le pone el café que tenía el envase —
Y para variar no queda más.

Este puso el agua a hervir y fue al cuarto de su padre.

Sorpresivamente Alastor no estaba allí.

"¿Papá?"

Dijo el príncipe preocupado.

Prendió la luz de la habitación y efectivamente, su padre no estaba.

"¡PAPÁ!"

Gritó y buscó por todo el castillo pero este no estaba.

Sonó el celular de Alastor en su cama.

"¿Hola?"

Dijo el príncipe.

Rosie — ¡Tomás!

Tomás — Tía, ¿Mi papá está contigo?

Rosie — Sí, llamé porque Al dejó su teléfono allá y tú no me contestabas.

Tomás — ¿Cómo está...?

Rosie — Bastante mal, pero no te preocupes lo calmaré, ¿Necesitas algo?

Tomás — No no, gracias.

Rosie — Probablemente se quede unos días aquí, recuerda si necesitas algo puedes llamarme o venir.

Tomás — Claro tía, no te preocupes.

Rosie — ¿Y Yadael?

Justo su amigo se levantó tallándose los ojos mientras caminaba hasta Tom.

Tomás — Está conmigo, pero no le digas a mi padre.
— dijo mientras mira a Yad —

Rosie — Está bien cariño, mándale saludos y cuídense, bye bye.

Tom se despidió y colgó.

Yadael — Te escuché gritar, ¿Qué pasó?

Tomás — Mi papá se fue con la tía Rosie.

Yadael — ¿A esta hora?

Tomás — Ah, ella te manda saludos.
— dijo mientras iba a su cuarto —

Yadael — ¿A dónde vas ahora?

Tomás subió y sacó su bastón, el cual estaba guardado en una caja.

Yad se acercó y se sentó en la cama.

Tomás — Duérmete.

La venganza contra el cielo. (APPLERADIO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora