PARTE IV: ALGO NUEVO Y ALGO VIEJO

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La mediocridad del mundo ha afectado a una gran mayoría desde que el ser humano se dividió en dos bandos: los liberales y los conservadores.

 "Están conscientes de que existe la remota posibilidad de que el estado no les dé ningún papel, ¿verdad?"  

"No necesitamos ningún papel" dijo Louis quien me ofrecía una toalla fría poniéndola sobre mi cuello.

"Entonces, ¿Para qué hacer tanto escándalo?"  

"Quiero casarme" Intervino Harry 

"Será como jugar al té ingles con Margaret Tatcher." le dije intentando hacer una broma. 

"Margaret Tatcher no va a tener un bebé en menos de seis meses" 

"No me vengas con esa mierda. Quien va a sacar un mini-humano por la única vagina presente, soy yo" Dije a sabiendas de que no me haría cargo yo, si no ellos, quienes habían solicitado el enorme favor de rentar mi útero para poder tener un hijo. Favor al que no me pude negar. 

"Voy a casarme, así sea con un anillo de alambre, voy a casarme" dijo Harry con orgullo "Ese bebé va a poder decir que sus padres son felizmente casados y que su madre incubadora fue la madrina."  Y era cierto, Harry siempre había dicho que quería casarse, tener aquella enorme ceremonia en un jardín al lado del amor de su vida, siempre fantaseó con algo así. 

"¿Vas a querer que te preste algo azul?" Pregunté con un poco de humor 

"No, ya me has hecho suficiente por nosotros" me sonrió 

"¿El qué?"  

"Algo nuevo..." Puso una mano en mi vientre y miró a su prometido. 

"Te falta algo viejo" comenté sin poder evitar una sonrisa. "Creo que tengo un sombrero que puede irte muy bien"   

"Ya me haré cargo de eso" dijo Louis poniendo su mano sobre mi vientre igual que Harry. 



 Dos meses más tarde de aquella charla, estaba parada al lado izquierdo de Harry mientras esté firmaba un papel de Unión Libre en el Ayuntamiento de Nueva York al lado de la firma que Louis había escrito en el papel primero. 

El ojiazul me había dejado escoger sus anillos y me había pedido que le diera al rizado una despedida de soltero digna de un futuro padre. Dejándome llevarlo a un pequeño bar karaoke donde no bajó del escenario hasta las tres de la mañana, cuando la criatura que crecía dentro de mi llamó nuestra atención con un par de patada. 

Louis había pedido prestada una corbata vieja y azul a uno de sus colegas, quienes estaban presentes en la boda. Con la cual se organizó una pequeña cena en la terraza de su apartamento al salir del Ayuntamiento donde pasaron, después me enteré, uno de los mejores momentos de su vida juntos siendo aquello uno de muchos acontecimientos que compartirían como Maridos, rodeados de sus amigos y lo que sentían el uno por el otro. Todo el que estaba ahí notaba que entre ellos había algo especial, y es que inclusive un ciego podría saber cuanto se amaban. 

Después me dejaron con su bebé unas tres semanas por su luna de miel. Temían irse por que para entonces el bebé podría llegar en un mínimo de un mes y no querían perderse la oportunidad de la experiencia. Pero les convencí con que no le permitiría salir de mi cuerpo antes de que regresaran. 

 Y ahí, al dejarlos en el anden del aeropuerto, viéndolos marcharse a su luna de miel regocijando en felicidad, me di cuenta de que le debía una disculpa a Harry. 

 Nunca había visto a nadie amar a otra persona de la forma en que ese par se amaba, de manera dulce, suave y apasionada. No se ponía límites, destruían cada obstáculo. Ellos eran el vivo ejemplo de lo que debería ser la cara amable del romance. 

Susurros de un PianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora