Comienzo

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El sonido rítmico de la lluvia golpeando los cristales de las ventanas resonaba en el pequeño departamento de Dalila. A través del vidrio empañado, se vislumbraba un panorama gris y melancólico: Lima envuelta en un manto de nubes grises, los charcos de agua salpicando la acera, y los autos rugiendo mientras pasaban velozmente, dispersando el agua estancada.

Sin embargo, para Dalila, todo eso era un mero telón de fondo para su urgencia. Su mente estaba abrumada por un único propósito: llegar a su nuevo empleo. No era solo otro trabajo, era una misión, una misión que la había consumido desde que fue iniciada en los misterios de la secta a la que pertenecía desde su más tierna infancia.

Esa mañana, con su corazón latiendo al ritmo de la lluvia, Dalila se preparó para lo que sería su primera incursión en el colegio religioso "Santina Margara". Una institución que, a los ojos del mundo, parecía un simple centro educativo, pero que para ella y su secta representaba mucho más: la clave para desvelar una antigua profecía, un pergamino oculto que hablaba del regreso de Jesús con una ira implacable.

Dalila, envuelta en su capa de lealtad y determinación, se puso un disfraz. Se transformó en una bibliotecaria ordinaria, con gafas de montura gruesa y un moño recogido. Era su armadura, su medio de infiltración en un lugar que se consideraba sagrado, pero que ella debía profanar en nombre de una causa más elevada.

Con paso firme, Dalila planeaba infiltrarse, ocultando su verdadera identidad detrás de una sonrisa y gestos amables. Su mente estaba enfocada en una sola cosa: encontrar ese pergamino, esa pieza de papel antiguo que contenía secretos que podrían desatar un caos indescriptible.

El destino de Dalila estaba entrelazado con el destino del mundo. En sus manos yacía la responsabilidad de desentrañar los misterios que la secta veneraba. Y aunque el camino estaba plagado de peligros y desafíos, ella estaba dispuesta a enfrentarlos todos. Porque su lealtad no tenía límites, y su determinación era inquebrantable.

-Maldición, voy tarde, no creo llegar - dijo susurrando para si misma, pues su estrés provocaba que hablara sola la mayor parte del tiempo.

Los pasos de Dalila resonaban en las calles, no iba corriendo, por miedo a que se despeine, pero tampoco caminando, por la ansiedad que sentía, era un paso acelerado pero disimulado; Sin embargo, su angustia aumentó, pues había llegado a su destino, el colegio religioso "Santina Margara". Se acercó a las grandes puertas que daban a la capilla y tocó la puerta con tres golpes desesperados, pero aun cuando su situación era compleja, respiró profundamente y volvió a tocar, esta vez con tres golpes lentos, para demostrar que era capaz de mantener la calma.

Fue entonces cuando, desde una distancia de 10 metros, se abre una puerta pequeña, de la cual sale una monja.

-¡Hija, ven, la entrada es por aca! - Gritó la monja para hacer pasar a Dalila.

- Buenos días, perdone la demora, tuve inconvenientes en casa y - decía Dalila, hasta que fue interrumpida.

- Tranquila hija, el hecho de que hayas podido llegar dice mucho de tu interés en el trabajo, no te preocupes. Soy la hermana Mercedes, y me dejaron a tu cargo, ya sabes, por eso de ser nueva. dijo la monja - Ven, acompáñame para enseñarte tu espacio de trabajo. - Agregó.

Dalila fue llevada a la biblioteca, donde le enseñaron su escritorio y los espacios, para luego ser guiada por la hermana en un tour breve para conocer el colegio.

- Esta es la cocina, la de allá es la sala común, este cuarto de la derecha es la sala de profesores...- decía la hermana Mercedes, enseñándole con brevedad los lugares. - Y por último, este es el despacho de la directora, por nada del mundo entres sin su permiso, es muy amable pero estricta, solo deberás ir cuando la directora te llame, solo para ello, entiendes?

-Si, si, no se preocupe. «Seguro aquí tienen el pergamino, pero, ¿Cómo entro?»

-Acompáñame a presentarte a la maestra Seraphina, ella es la que más usa la biblioteca-comentó la hermana Mercedes.

Caminaron un par de metros de regreso a la biblioteca, y fue entonces cuando la vió; Una encantadora combinación de características que resaltan su belleza natural. Su cabello marrón claro ondulado cae en cascadas suaves alrededor de su rostro, añadiendo un toque de dulzura y movimiento a su apariencia. Sus ojos café claro brillan con una chispa de curiosidad y calidez, reflejando la profundidad de su alma y su inteligencia. Su piel, de tono medio moreno, irradia una salud vibrante y una luminosidad natural que le confiere un aspecto radiante y juvenil. Aunque su altura es promedio, su porte es elegante y grácil, con una postura que denota confianza y autoestima. A pesar de llevar lentes, estos no ocultan su belleza, sino que añaden un toque de sofisticación intelectual a su apariencia.

«Dios, es muy linda, y se ve tan inteligente, tan amable, tan, manipulable...» Buenos días señorita Seraphina, soy Dalila Montenegro, la nueva bibliotecaria, es un placer conocerte -Dijo Dalila presentándose, y cerrando la presentación con un beso en la mano de Seraphina. «Pero, ¡¿Qué demonios fue eso?! yo no soy así, supongo que son los nervios».

-Ohh, que linda, - mencionó la maestra - el placer es mío.

-Bueno, es momento de que Dalila vaya a su espacio de trabajo~

-Tiene razón, espero te acostumbres rápido al trabajo Dalila, bienvenida, Dios te acompañe - Agregó Seraphina con una sonrisa en la cara. 


Renuncio por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora