¿Qué sucede?

2 2 0
                                    


Con el rostro completamente ruborizado, Miss Seraphina reaccionó rápidamente y se apartó de encima de Dalila, sintiéndose avergonzada por la situación. Sus mejillas ardían con intensidad mientras se apartaba, y una expresión de disculpa afloró en sus ojos.

"Oh, Dios mío, lo siento muchísimo", balbuceó, tratando de encontrar las palabras adecuadas para disculparse por su torpeza. "No sé cómo pudo pasar esto, realmente lo siento".

Dalila, aunque sorprendida por la reacción de Miss Seraphina, rápidamente trató de calmarla. "No te preocupes, fue un accidente", dijo con voz suave, intentando tranquilizar a la profesora. "Estamos bien, ¿verdad?"

Miss Seraphina asintió con timidez, todavía visiblemente mortificada por lo ocurrido. "Sí, sí, estamos bien", murmuró, intentando recuperar la compostura. Se levantó del suelo con cuidado y ofreció una mano a Dalila para ayudarla a ponerse de pie.

Dalila aceptó la ayuda con una sonrisa reconfortante. A pesar del momento incómodo, algo en la situación había creado una conexión inesperada entre ambas. Con una ligera sonrisa, Dalila decidió dejar de lado el incidente y continuar con su misión de buscar el pergamino en la oficina de la directora. Sin embargo, en lo más profundo de su mente, la imagen de la profesora Seraphina y la sensación de cercanía compartida seguían resonando, dejando una impresión duradera en su corazón.

Dalila corrió hacia la biblioteca y se encerró en una de las salas de estudio, tratando de encontrar paz en medio del torbellino de emociones que la embargaba. Se sentó en una silla, con las manos temblando ligeramente, y se preguntó qué diablos había pasado en la oficina con la profesora Seraphina. ¿Por qué había sentido la necesidad de acariciarle la mejilla y acomodarle el cabello?

La mente de Dalila se llenó de pensamientos tumultuosos. Sabía que cualquier muestra de debilidad emocional como esa ponía en riesgo su meticuloso plan de obtener el pergamino con la profecía. Se reprochó por haber perdido el control y desviarse de su objetivo.

Sin embargo, en medio de su confusión, una idea malévola comenzó a formarse en la mente de Dalila. ¿Y si usara a la profesora Seraphina para conseguir el pergamino? Una sonrisa fría se dibujó en sus labios mientras maquinaba un plan retorcido. Si lograba enamorar a la profesora, podría manipularla para que le ayudara a acceder al pergamino guardado en la oficina de la directora. Después, una vez que obtuviera lo que buscaba, simplemente la abandonaría.

Aunque Dalila era consciente de que esta idea era moralmente cuestionable y cruel, justificó sus acciones con la convicción de que todo era por el bien de su gente. La profecía contenida en el pergamino podría tener información crucial para proteger a su comunidad, y cualquier medio, por oscuro que fuera, era justificable en aras de ese objetivo.

Con determinación renovada y una chispa de malicia en sus ojos, Dalila comenzó a trazar su nuevo plan. Decidió que necesitaba acercarse más a la profesora Seraphina, ganarse su confianza y afecto. Usaría sus habilidades de seducción y manipulación para lograrlo, con la firme convicción de que este sacrificio personal valdría la pena por el bienestar de los suyos.

Con la mente decidida y el corazón endurecido, Dalila se sumergió en la ejecución de su nueva estrategia, dispuesta a utilizar cualquier recurso necesario para alcanzar su objetivo final: asegurar el pergamino con la profecía, sin importar las consecuencias personales o éticas que pudieran surgir en el camino.

Renuncio por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora