Capítulo 2: El hotel

123 13 1
                                    

"Cogimos un taxi desde el aeropuerto, el taxista no paró de poner caras largas por el olor a fresas que desprendía la bolsa de plástico que contenía su camiseta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Cogimos un taxi desde el aeropuerto, el taxista no paró de poner caras largas por el olor a fresas que desprendía la bolsa de plástico que contenía su camiseta. Yo estaba sentada de copiloto y le pedí que me diera la bolsa para que no aguantara las miradas del taxista por el retrovisor.

Fue la primera vez que me sonrió de verdad"

— En serio, Elara. Creo que le estoy cogiendo hasta asco a las fresas — Se queja Max cuando nos bajamos del taxi —. Y seguro que el taxista también. ¿Has visto cómo nos miraba?

— ¿Y qué quieres que haga? ¿Qué la tire? — Asiente caminando hacia Marta y Alexia quienes nos esperan en la puerta del hotel —. Ni de coña.

— Perdón, perdón.

No es normal que Max se disculpe, igual es por estar de vacaciones, pero estoy demasiado ocupada viendo la fachada del hotel como para hacerle caso.

— ¿Dónde demonios estamos?

Max posa un brazo sobre mis hombros y me acerca a él. Lo miro insegura, pero él tan solo es capaz de darme una sonrisa demasiado grande.

— No pienses en la fachada — Señala a nuestro alrededor como un actor de teatro —. Tu siempre dices que lo mejor está en el interior.

Me obliga a seguir caminando hacia la entrada del hotel ya que hemos estado apunto de ser atropellados por una moto y un par de coches. ¿Conducen así de mal?

— Si, refiriéndome a las personas y los libros.

— Tranquila — Deja un casto y sonoro beso en mi mejilla cuando llegamos a la seguridad de la acera —. El interior, por lo que me ha enseñado Marta, es genial. ¿No?

El tono que utiliza no me gusta ni un pelo, y menos cuando Marta se rasca la nuca y mira hacia Alexia buscando apoyo. Pobre de ella, le ha tocado venir a un viaje que no tiene ni pies ni cabeza.

— Seguro que está bien — Asiente con la cabeza y termina por guiñarme un ojo.

¿Cómo es que esta inocente persona ha acabado con nosotros tres? Porque es muy poco creíble la historia que nos contó Marta a Max y a mí cuando nos pidió meter a una cuarta persona en el viaje.

Max y yo ya sabíamos de su existencia cuando Marta nos hablaba de ella en la universidad. Según Marta, la conoció cuando Alexia estaba en último curso de enfermería y ella solo estaba empezando Marketing.

¿En una fiesta de Halloween? No me acuerdo. Solo sé que Marta estuvo una semana hablando del disfraz de Alexia... que ahora mismo no recuerdo muy bien que digamos.

Ni siquiera sé cómo se conocieron en un principio, no comparten ni campus universitario.

— Vamos, necesito tumbarme un rato — Se queja Max, haciéndome caminar.

SEMPITERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora