Capítulo 4: La preparación

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"El primer día ya salimos de fiesta. Nos preparamos en la habitación mientras sonaba Young Miko y Bad Bunny. Ambas utilizamos la misma paleta de colores en la ropa; algo inesperado que acabó por gustarme. Fue la primera vez que le conté un dato curioso, no le importó tener que escuchar mis chorradas. Cometí el error de mirarla a los labios, después de eso nunca he podido dejar de mirarlos"


~¡Hola! Da la casualidad de que yo también estoy en Roma~

~¡Qué casualidad!~

¿Se puede ser más seca en esta vida? No puedo creer que le haya contestado eso esta tarde. Me he puesto nerviosa.

Joder. ¿Qué quería que le contestara? ¿Qué me encanta la idea de que estemos en la misma ciudad? ¿Qué existe la remota oportunidad de encontrarnos? ¿De conocernos al fin? Ni siquiera sé cómo se llama en la vida real y definitivamente me encantaría la idea de que nos conozcamos.

Hemos estado hablando desde que comentó en una publicación que subí en Instagram desde mi cuenta secundaria. La verdad que no sé ni cómo me encontró, apenas tengo cien seguidores. No hay mucha gente a la que le interese un intento de cafetería.

"Me comería miles de esos si los tuviera enfrente".

Ese fue el primer comentario de muchos. Después pasó a comentarme las historias. Bueno, las pocas que subo. Meses más tarde, cuando Sandra cortó conmigo, me preguntó si me había pasado algo por no subir mis tres publicaciones semanales. Y la verdad que no tuve ningún problema en contárselo, obviando algunas cosas claro.

Me dio por seguir su cuenta; su perfil es la mar de interesante está lleno de curiosidades, la mayoría de medicina.

Y ahora me dice que estamos en la misma ciudad. Ni siquiera sé de dónde es. Bueno, no sé ni su nombre. Aunque, la verdad, tampoco sabe el mío.

¿Quién eres NurseWhite?

- No puedo creer que vayamos a ir a ese sitio - Me quejo, tumbándome en la cama mientras Max se desplaza de un lugar a otro sin parar. Dejo el móvil en la mesita de noche, he tenido demasiado tiempo la cabeza metida en esa conversación -. Ni siquiera han pasado 24 horas desde la última vez que estuve en una discoteca.

- No puedo creer que vayamos a ir a ese sitio - Me quejo, tumbándome en la cama mientras Max se desplaza de un lugar a otro sin parar -. Ni siquiera han pasado 24 horas desde la última vez que estuve en una discoteca.

Trabajo en una discoteca por las noches mientras intento sacar adelante mi proyecto. No, mamá, no me voy a quedar estancada como la prima Laura por haber estudiado cocina. Además, pagan bien, el horario es relativamente bueno y la gente deja buenas propinas cuando quiere.

SEMPITERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora