Capítulo 3: El Coliseo Romano

70 8 1
                                    

"Fuimos al coliseo romano después de comer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Fuimos al coliseo romano después de comer. Aunque nos pillaba cerca del hotel, tardamos más de una hora porque Max quiso hacernos fotos todo el rato. Vi las fotos después del viaje, es increíble como, aún no queriendo salir en ellas, ella se viera tan resplandeciente"


— ¿Estás segura de que no nos hemos perdido? — Pregunto a Marta, aunque ya se la respuesta —. Todavía no sé porque no podemos utilizar el móvil.

— Porque cuando utilizamos el Google Maps siempre vamos directos, con prisa y no pasan imprevistos. Y eso es todo lo contrario para lo que estamos aquí — Se queja mirando todavía la pantalla de su teléfono móvil —. Seguro que estamos cerca.

— ¡Chicas! — Grita Max por ¿décima vez? Puede ser —. Juntaos.

Pongo los ojos en blanco mientras Marta se pone a mi lado y Alexia posa su codo sobre mi hombro. Ambas sonríen a la cámara.

No me gusta mucho hacerme fotos o por lo menos no me gusta hacerme fotos cuando no me apetece. No me gusta fingir una sonrisa que no es verdadera, aunque lamentablemente en eso creo que soy la número uno.

— ¡Elara!

Me veo obligada a sonreír. Odio tener que aguantar la sonrisa cuando un montón de personas pasan por enfrente de nosotros y no lo dejan hacer la foto. Yo siempre intentó no pasar por medio de las fotos, más que nada por cortesía.

— Creo que deberíamos ir hacia allá — Señala Max después de hacer la foto.

Si, efectivamente se puede ver el Coliseo Romano desde la calle en la que estamos. No hay que ser muy listo para darse cuenta del enorme edificio casi en ruinas. Es hermoso y mucho más grande de lo que me imaginaba.

Busqué información sobre el Coliseo justo cuando me enteré que íbamos a venir a Roma. Es una especie de pecado visitar Roma y no entrar en el Coliseo Romano. Eso es lo que decía la página web, viéndolo desde una distancia considerable estoy totalmente de acuerdo.

— Por fin.

No espero a que me sigan y por supuesto Max y Marta se toman su tiempo en hacer más fotos, pero Alexia consigue llegar sin ningún problema hasta donde estoy yo en un santiamén. Supongo que tener las piernas largas ayuda a dar menos pasos.

— ¿Por qué ha dicho eso de los imprevistos? — Pregunta después de unos segundos en silencio.

Otro grupo de turistas pasa por nuestro lado, haciendo que Alexia tenga que colocar ambas manos en mis hombros para indicarme por donde caminar. No me molesta, además se lo agradezco cuando me mueve de repente hacia la izquierda para no chocarme con un hombre ¿Desde cuando la gente es tan alta?

Aunque no me quejo de mi altura, no muchas veces, en ocasiones como esta desearía ser igual o casi igual de alta que Alexia.

— Me gusta planificar todo.

SEMPITERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora