Capítulo 3: Cicatrices

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Después de que Tenten me dejó en mi apartamento, la soledad volvió a abofetearme en la cara.

Yo no tenía mascotas, tampoco tenía compañeros de vivienda, ni tenía algún familiar intenso que viniera a visitarme constantemente.

Solo tenía a mis amigas, Ino, Hinata, Tenten y Temari. Ellas habían estado conmigo siempre. Cuando era estudiante ellas eran mi lugar seguro, pero últimamente todas teníamos nuestras propias ocupaciones, y siempre que volvía a casa todo era silencioso y solitario.

Extrañaba mucho esos momentos en los que estábamos en esa delgada frontera entre la adolescencia y la adultez, cuando éramos muy grandes para despreocuparnos por la vida, pero muy pequeñas para tomarnos en serio nuestro nuevo rol en la sociedad.

Dejé que el trabajo me absorbiera, por eso siempre que volvía a casa estaba sola. En un inútil intento de preocuparme por algo más que no fuera el polvo del abandono al volver a casa, compré una planta, pero apenas dejé mi bolsa en un pequeño mueble junto a mi puerta, noté que ella ya estaba al borde de la muerte.

—Es inútil pretender que puedo mantener con vida a algo más que no sea yo misma— dije con un tono bajo y triste.

Mis amigas sabían dónde vivía, pero desde que compré el apartamento no había amueblado demasiado.

Cualquiera que me visitara pensaría que me gusta el minimalismo, pero en realidad, no tenía motivos para ver aquel lugar como algo más que un lugar seguro para pasar la noche.

En mi habitación solo tenía mi cama y mi closet, mi baño apenas y tenía mis productos de aseo personal, la cocina ni siquiera tenía un refrigerador o microondas, y la sala solo tenía un sillón rosa que miraba hacia el gran ventanal. Lo único en lo que sí había gastado era una lavadora de tamaño pequeño, me facilitaba lavar mi ropa cuando volvía de algún viaje.

Para mí no había algo como un "hogar", desde pequeña odiaba mi casa, nunca me sentí feliz ahí, suponía que por eso me costaba ver cualquier lugar donde viviera como algo que me hiciera feliz al volver.

Era usual que no tuviera emociones de felicidad o nostalgia al volver, pero desde niña no me había sentido triste, en ese instante, al ver aquel lugar vacío y frío, sentí como si mi corazón de repente se estrujara, y de la nada unas lágrimas salieron por mis ojos.

—Carajo— me enojé tan rápido como lloré, odiaba sentirme débil, pero ya no solamente era físicamente, también mis emociones comenzaban a hacerme sentir inútil.

Justo en ese momento Sasuke me llamó, yo había estado ignorando la vibración de mi teléfono por las notificaciones de los mensajes, supuse que por eso me llamó.

No pensaba responderle, pero cuando casi cayó mi teléfono por accidente respondí al detenerlo.

—Sakura, ¿estás ahí?— preguntó mientras yo acomodaba mi teléfono para poner la llamada en altavoz mientras iba a mi cuarto para cambiarme.

—¿Qué quieres?— mi tono era distinto al habitual, de hecho nunca había tenido una llamada molesta con él.

—Mañana descansas, ¿no es así?

—Así es, y eso significa que no puedo verte para tener sexo contigo, tendrás que ayudarte tú solo.

—Quiero verte, pero no para eso. ¿Dónde vives?

—¿Después de lo de hoy realmente crees que te lo diría?— me senté en mi cama y luego me dejé caer para mirar el techo —. Aunque aún estuviéramos en buenos términos, no estoy obligada a decirte dónde vivo.

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⏰ Última actualización: May 05 ⏰

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