Atrapados

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Se cambió su incómodo traje de trabajo por unos pantalones cortos y una camiseta antes de salir afanado de su oficina.

– Estaré fuera por el resto del día. – Le indicó al albino.

– Descubres que tú novio escribe pornografía y no puedes llegar a él lo suficientemente rápido. – Resopló Atsushi.

Novio.

Estaba seguro de que Chuuya frunciría el ceño al escuchar esa palabra.

Pero encajaba perfectamente con lo que sea que tenían en esos momentos. Podría llamarlo así en su mente.

– Me aseguraré de darle mis saludos a los Gogol y decirles que les mandas saludos. – Atsushi se estremeció en su puesto. – Que tengas un buen día Sushi.

– Seguro, seguro. – Murmuró mientras Osamu salía del edificio.

Más temprano en la mañana, cuando fue a dejar a los niños con Chuuya, tuvo la oportunidad de conocer al famoso Hanako.

Cuando Chuuya llamo al perro bestia, solo estaba exagerando un poco. El perro era más grande que Yosano pero eso no lo había una bestia enorme como el cobrizo lo describía.

Pasó la mayor parte de la mañana diseñando y haciendo bocetos de la casa para Hanako, después tomo prestada la Jeep de Ranpo y compañía para ir a una ferretería antes de pasar a la casa de Chuuya.

Tocó el timbre pero como era usual nadie contestó, igual no le importaba porque tenía su propia llave.

No escuchó ruido alguno, por lo que supuso que estarían en la parte de atrás , no esperaba encontrarse con Chuuya a la mitad de su camino y mucho menos esperaba verlo arrastrandose por el suelo junto a una pistola de agua.

Tenía un par de rayas negras pintadas sobre sus mejillas, cosa que lo hacía lucir rudo, como si fuera a una batalla o estuviera listo para jugar un partido de fútbol.

Dazai aclaró su garganta con fuerza provocando un sobresalto en Chuuya, quien le dió una mirada furiosa.

– ¡Dazai! ¡Me diste un susto de muerte! – Se quejó.

– ¿Qué diablos estás haciendo? – Dijo viéndolo con una gran sonrisa.

El cobrizo hizo una mueca antes de responder.

– Está es mi casa, no puedes juzgarme. – Sus ojos se dilataron al escuchar pisadas. – ¡Abajo! – Susurró antes de jalar al más alto hasta el piso y haciéndolo gemir de la sorpresa. – Lo siento.

– ¿Qué diablos, Nakahara? – Gruñó.

Golpear el piso repentinamente no era algo exactamente placentero.

– Quédate callado. – Siseó. – Te escucharán.

Ambos se agacharon mientras los niños los buscaban por la casa.

– Chuuya-san, sal, sal, de donde quiera que estés. – Llamó Fumiya.

– ¡Hanako! – Dijo Kenji. – Encuentra a papi, chico.

– Esos pequeños tramposos. – Maldijo en voz baja.

Antes de que pudieran escapar, Hanako llegó corriendo al cuarto. Kenji, Fumiya y Yosano venían corriendo detrás del perro, cada uno armado con su pistola de agua. Chuuya trato de pelear de vuelta pero ellos lo superaban en número y como era de esperarse, Dazai al estar junto al cobrizo termino empapado por el ataque de sus niños.

– Aw. – Dijo triste Yosano. – Está vacía.

Ella continuo jalando el gatillo pero ya no salía nada.

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⏰ Última actualización: Sep 05 ⏰

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kidnapper: Nakahara Chuuya - Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora