Capitulo 2

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- Entonces, ¿Perderás tu empleo?

- ¡Mamá! - La risa alegre de mi madre suena a través de la bocina del celular recargado en una caja de galletas

- Era broma, yo sé que tú puedes, cariño - Sonrió mientras revuelvo un poco de la pasta que está en el caldo rojo

- Gracias, aún así - Apagó la estufa y suspiró viendo hacia la pantalla donde mi madre me observa con sus anteojos sobre su nariz, su nuca se posa sobre un cómodo sofá - Creo que tendré que ser más astuta, al parecer - Me acerco hacia el teléfono y tomo los papeles que están aún lado de este. - "Se considera sumamente difícil llegar a una conclusión con el pues está a la defensiva siempre"

Escucho como mi madre se ríe - Así lo describieron sus anteriores abogados y créeme eran unos idiotas

- No juzgues un libro por su portada - El tono regañadiente de mi madre hace que me detenga un segundo.

- No lo hago, Simplemente me preparo para los posibles defectos que pueda tener - Mi madre me fulmina con la mirada desde la pantalla

- Estás juzgándolo sin conocerlo, que tal que es un hombre divertido, atractivo - Ruedo los ojos divertida ante el cambio repentino en su tono de voz

- Mamá, es un cliente - Digo recargando mi cadera en la barra de cocina y ella sonríe

- Yo nunca dije nada, tú lo pensaste - Ambas nos reímos - Yo solo digo que, quizás y se llevan bien.

- Si mami, Lo haremos - Digo sarcásticamente - Y aunque nos lleváramos bien, Su padre es mi jefe y sería poco ético.

- Ey, yo no dije que se acostarían - Agrandó los ojos tras el comentario de mi madre y ella ríe divertida tras ver mi rostro - Ves, tu mal piensas todo.

- Mamá, te conozco se que quieres tener otro yerno, pero ¿Qué crees? - Me acerco al teléfono como si le fuera a susurrar algo y ella hace lo mismo - Solo tendrás dos - Le sonrió al recordarle los esposos de mis dos hermanas mayores. - Ahora, tengo que dormir porque mañana tengo que reunirme con el hijo del señor Beckmann, Descansa.

- Descansa cielo - Nos mandamos un beso y cuelgo la llamada, observo la comida que acabo de preparar.

Aún sigue caliente pero de nuevo mi apetito me falla, Así que opto por taparla e irme a descansar.

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Me muevo incómoda en la silla, que hace que la tela de mi pantalón se pegue cada que intento moverme.

Observo mi reloj, y lleva retraso de diez minutos.

Con lo que me encanta esperar, Meneo un poco mi cuello masajeando por el dolor de tanto estrés.

- ¿Está lista para ordenar? - La mesera se acerca por segunda vez a mi mesa y con una sonrisa niego

- Lo siento, pero estoy esperando a alguien - La chica agranda los ojos como si algo la hubiera iluminado

- ¿Espera al señor Beckmann? - Asiento algo incomoda, en primero porque el restaurante está totalmente vacío pues lo han rentado solo para esta reunión y en segundo pareciera que todo el personal me conoce - Pensé que ya le habían comentado en la entrada, pero el señor Beckmann marcó en la mañana para comentar que no podría llegar a la reunión pero que ordenará lo que quisiera, El lo pagaría.

- No, nadie me lo mencionó - Me levanto de la silla molesta por el escaso compromiso por parte de él - No es necesario, no tengo hambre - Me retiro del restaurante y me subo a mi carro.

Maldiciéndome por aceptar un caso, que fácil podría terminar en una semana a su favor pero el cliente no tiene nada de compromiso.

¿En qué momento esto fue una buena idea?

Abogando por el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora