Sigo escribiendo en una libreta los puntos claves del caso, logro ver como en ocasiones el señor Beckmann me observa por unos segundos antes de seguir con lo que sea que haga.Llevo dos horas sentada en esta mesa, Y al parecer va a ser más tiempo pues cada que pienso que ha terminado de trabajar saca otro papel más de no sé dónde.
Levanto un poco la vista y logro ver cómo comienza a firmar unos papeles, Sus mangas de la camisa arremangadas hacen que resalten un poco más las venas de sus brazos.
- ¿No te han dicho que mirar tanto a una persona es de mala educación? - Su voz divertida hace que caiga en cuenta de lo que estaba haciendo y solo le dirijo una mirada seria
- Lo mismo podría preguntarle - Digo recargándome totalmente en la mesa.
Despega su vista de los papeleos y se acomoda en su silla para verme directamente, Me observa dudando en si decir lo que está pensando.
- ¿No estás cansada? - Observa el reloj lujoso que está en su muñeca - Llevas dos horas esperándome, casi son las 2:00 AM
- No, Se sorprendería con cuánta frecuencia me desvelo en estos casos - Suspira y se levanta por fin de ese escritorio.
Ahora si puedo ver lo alto y atlético que es, Sus piernas largas y fuertes hacen que el pantalón de su traje le siente a la perfección.
Sus hombros anchos hacen el match perfecto con su torso delgado y fuerte a la vez.
- Señorita Judith - Sus labios parecen acariciar mi nombre en cuanto lo pronuncia. - Dígame, ¿Qué necesita exactamente de mí?
En tan solo tres pasos llega hacia donde estoy y se apoya en la mesa con sus largas y fuertes manos haciendo que su olor me envuelva en un segundo.
- Tiempo - Susurro a lo que el sonríe y se acerca más a mi, puedo verlo perfectamente y noto que hay un poco de barba crecida en su rostro, como si las 24 horas del día no sean suficientes para todas sus actividades.
Sus pestañas un poco largas y sus labios dudosamente humectados.
- Puedo darte todo el tiempo que necesites - Se separa y con una sonrisa arrogante acerca una silla y se sienta - Estoy listo, Puedes preguntarme - Se cruza de brazos y me observa divertido.
Después de seis horas de arduo trabajo por mi parte logro obtener las bases necesarias para defender a mi cliente.
Lamentablemente solo tenemos cinco horas para ir a negociar con la otra parte demandante, tomando en cuenta que ninguno de los dos a descansado lo único que nos queda es esperar para que todo salga bien.
- Son las seis, Puedes ir a descansar - Se levanta de la mesa en lo que guardo todo el expediente
- Tenemos una reunión con su esposa en cinco horas, Tiene que estar a tiempo - Lo miro mientras el camina de espaldas hacia una puerta que está escondida en la pared
- No te preocupes, Judith, Suelo ser puntual - Abre la puerta y me observa sonriente - La mayoría de las veces.
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- Mi cliente está de acuerdo con alguna cláusulas de la demanda - Pongo mi carpeta negra enfrente de los hombres trajeados quienes me miran como si quisieran intimidarme. - Pero hemos cambiado algunas, para el beneficio de ambos.
La mujer rubia enfrente de mi, me sonríe egocéntrica, algo en lo que se parecen ella y el señor Beckmann.
- ¿Beneficio de ambos? - Su rostro gira hacia Beckmann quien está aún lado de mi, Intacto como si no se hubiera desvelado toda la noche - Acepta lo mierda que fuiste y dame lo que quiero - Se retira los lentes de sol y puedo observar un hematoma en su ojo izquierdo.
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Abogando por el amor
Novela Juvenil¿Haz encontrado al amor de tu vida? ¿Como sabes que lo es? O mejor aún ¿Qué es el amor? Un simple pregunta, puede cambiar todo, absolutamente Todo. *Capítulos nuevos cada miércoles y sábado*