1. ¡Bienvenido a Sunnybrook Falls!

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Desde mil novecientos ochenta y cinco, la vida de JiMin había experimentado un gran cambio, iluminada por la correspondencia que recibía desde Sunnybrook Falls hasta Milstone

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Desde mil novecientos ochenta y cinco, la vida de JiMin había experimentado un gran cambio, iluminada por la correspondencia que recibía desde Sunnybrook Falls hasta Milstone. Su vida en el pueblo, aunque no era exactamente como él la había soñado, aún tenía su valor.

Sus padres, quienes lo habían criado con una mentalidad abierta, le permitieron al joven rubio explorar una variedad de temas usualmente prohibidos o mal vistos en la sociedad. Desde su infancia, le dejaron en claro que ser adoptado era algo completamente natural y positivo. Al ser criado entre dos culturas, JiMin se benefició de una riqueza de tradiciones e idiomas, fomentando así su curiosidad y entusiasmo por descubrir lo desconocido.

La otra parte de su vida que deseaba cambiar era el acoso constante que sufría en la escuela debido a su origen. Aunque su padre era coreano, al igual que él, su madre era una hermosa francesa pelirroja. Hacía unos años, cuando ella aún lo recogía en la escuela, sus compañeros de clase y quienes decían ser sus amigos notaron la diferencia en sus rasgos físicos, llevándolos a descubrir la verdad sobre su origen, comenzando a excluirlo de sus círculos y relegándolo al grupo de los marginados.

En Millstone, las cosas eran muy distintas a Sunnybrook Falls; allí, si no eras del agrado de alguien, te lo hacían saber sin disimulo. La comunidad no era tan liberal y las miradas de desaprobación siempre rodeaban a JiMin. Además, no había muchas personas con las que el joven rubio pudiera sentirse identificado o con las que pudiera conectar fácilmente.

Al principio, ser un niño rechazado fue difícil, pero con la ayuda de sus padres, JiMin logró adaptarse y crecer en un entorno acogedor, al menos dentro de su hogar. Aprendió a discernir qué situaciones enfrentar y cuáles ignorar. Después de la escuela, su madre le enseñaba a cocinar; cada plato que preparaban juntos, cada textura, olor y sabor despertaban en el joven nuevas sensaciones y pasiones, surgiendo así su amor por la culinaria.

Por otro lado, su padre lo introdujo al mundo de la música, explicándole sobre la diversidad de instrumentos existentes y sus técnicas de ejecución. Aunque no tenía expectativas específicas sobre qué instrumento debería elegir su hijo —como la guitarra o la batería—, quería que JiMin descubriera por sí mismo cuál resonaba más con su corazón.

Finalmente, se decantó por el violín.

En los últimos dos años, sus padres pensaron que sería beneficioso para su adorable hijo tener un perro, ofreciéndole más compañía y un receptor afectuoso del cariño que JiMin estaba ansioso por compartir.

Y así fue, en una colorida Navidad llegó un pequeño Golden retriever, una bola de pelos rubia, casi blanca, adornada con un listón rojo alrededor de su cuello, esperando a que su dueño, igual de tierno que él, lo recibiera en sus brazos. A este compañero lo nombró Maurice. Este momento marcó el inicio de un vínculo irrompible que se convertiría en una fuente constante de alegría y consuelo en la vida de JiMin, llenando sus días con la amistad incondicional y el amor puro que solo un compañero de cuatro patas podía ofrecer.

I want to know what love is © YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora