-“Estas son casi demasiado bonitas para romperlas.”-dije, agarrando una tira en cada mano. -“Casi.”-Con un rápido tirón se rompieron con facilidad, permitiéndome deslizar la tela rosa entre sus piernas con lentitud y guardarlas en mi bolsillo.
Una sensación de urgencia me invadió. Liberé unas de sus piernas y la coloqué sobre mi hombro. Mientras mis labios se encontraban con su sensible piel, sus dedos tiraron ligeramente de mi pelo y movió sus caderas contra mi boca. Me di cuenta de que ella estaba tan desamparada en esto como yo, y la intensidad de ese pensamiento casi me abruma. La sentía cálida y húmeda contra mis labios, y saboreé cada momento, el sabor, y el sonido de mi lengua provocando su piel caliente. Quería memorizar cada gemido y cada súplica que se escapara de su boca, y sabía que yo era el causante. La sensación era tan vívida que gemí contra ella, haciendo que gritara y se retorciera.
-“Oh, dios, Cavill.”-susurró casi sin aliento mientras sus manos se movían hacia su cabeza para presionar contra la puerta. Deslicé mis dedos en su interior, e inmediatamente se tensó a mí alrededor, mientras llegaba al clímax. Me apartó ligeramente y rápidamente se arregló la ropa, mirando hacia abajo, donde estaba arrodillado. La vuelta a la realidad me cogió desprevenido en cuanto escuché el ruido de la gente cenando al otro lado de la puerta, mezclado con el sonido de nuestras respiraciones, pesadas-“No estás perdonado.”-dijo mientras recogía su bolso, dejando el baño sin decir nada más.
Me puse de pie, despacio, observando como cerraba la puerta, tratando de poner en orden lo que acababa de pasar. Debería estar furioso. Debería ir detrás de ella y hacer que terminara lo que había empezado. Pero una sonrisa apareció en la comisura de mis labios y casi me rio por lo absurdo de mis pensamientos. Maldita sea, lo había vuelto a hacer. Una vez más, demostró que era igual que yo al haberme derrotado en mi propio juego. Solo un pensamiento pasó por mi mente: El juego sigue, señorita Hart. Mi noche había sido como el infierno. Apenas pude dormir o comer, y estaba sufriendo un constante empalme desde que me fui del restaurante. Sabía que iba a estar así mientras me dirigía al trabajo. Ella iba a hacer todo lo que pudiera para torturarme y castigarme por haberle mentido; lo enfermizo de todo eso era que… lo estaba buscando. Ella era tan zorra, y de alguna manera, eso hacía que la deseara aún más.
Me sorprendió encontrar el hall de la oficina vacío en cuanto llegué. Era extraño, pensé, ella nunca llegaba tarde. Continué mi camino hacia la oficina y comencé a poner en orden mis tareas para ese día. Quince minutos más tarde, el sonido de un portazo me distrajo de mi llamada telefónica. Bueno, ciertamente no estaba defraudada; pude escuchar como tiraba carpetas y documentos más fuerte de lo necesario, y sabía que eso iba a hacer el día muy interesante.
A las 10:15, fui interrumpido por el interfono. -“Señor Cavill.”-Su fría voz lleno el silencio de mi despacho y a pesar de su evidente enfado, no pude evitar sonreír mientras presionaba el botón para responder.
-“Sí, señorita Hart?”-respondí sarcástico.
-“Tenemos que estar en la sala de conferencias en quince minutos. Tiene la comida con el presidente de Industrias Kelly a las 12:30.”-respondió con un tono enteramente profesional.
-“Va a acompañarme?”-pregunté confuso: era una ocurrencia bastante rara. Una parte de mí se preguntaba si estaba evitando estar conmigo a solas otra vez. No estaba seguro de como sentirme por eso.
-“No, señor. Solamente dirección.”-respondió a regañadientes, y escuché como pasaba papeles mientras continuaba hablando-“Además, tengo que arreglar los preparativos para Seattle.”
Bueno, eso tenía sentido… supongo.
-“De acuerdo, estaré fuera en un momento.”-contesté y aparté el dedo del botón, poniéndome de pie y arreglándome la corbata.