En práctica

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     Los labios de Belén se volvieron una necesidad para los suyos, con sus dientes comenzó a jalarlos y chuparlos para saborearlos como un delicioso postre.

     Sus manos exploraban sus curvas, ahora con la necesidad de apartar cualquier barrera que lo separaba de su piel, le subió el vestido y se hizo nudo en su cintura, ella lo atrapó con sus piernas alrededor de su cuerpo, ese sillón no lo dejaba moverse libremente, así que la tomó de la cintura y la levantó, siguió besándola y acariciando su cuerpo, mientras la llevaba a la habitación.

Belén: a dónde vamos?

Rey: a mí cama, quiero que cuando ésto se termine, que se quede el aroma de tí y seguirlo oliendo cuando no estés.

     Belén se le quedó mirando con ternura, sin embargo después le tomo la cara y le dió un beso que los hizo tropezar por las escaleras... Entre risas y toqueteos, llegaron a la habitación de Rey, él la jaló hacia adentro y le tomó el rostro, besándola de nuevo.

Reynaldo: bienvenida a mi guarida... 

         El la toma de la cintura, mientras la besa la va empujando lentamente hacia su cama, cuando Belén siente el colchón en sus piernas, los voltea para que Rey se siente, ahora queda a una altura más cómoda para que ella pueda maniobrar; se coloca entre sus piernas y comienza a quitarle la camisa, desabrochando cada uno de los botones.

      Reynaldo siente que su cuerpo necesita de ella, tocarla más.... llegar a esos lugares que no se había atrevido a imaginar antes, pero que ahora estaban más que presentes en su pensamiento, sus manos comenzaron a ser más atrevidas, Belén podía sentirlas subir y bajar por las curvas de su cuerpo, así que tomó sus manos en las de ella y las posó sobre sus muslos, subiendo y llevándose la tela de por medio, cuando subió el vestido hasta su cintura ella le sonrió y asintió con la cabeza.

Belén: Está bien, explora... siente, es parte de todo esto, a mi me encanta sentir tus manos en mi piel.

     Reynaldo se sintió más excitado cada vez que tocaba piel nueva en ella, territorio inexplorado para él, siempre la había visto con admiración, una mujer tan hermosa y amorosa con él. Cuando él la tocaba ella sentía cosquilleo en su piel, ella misma tocando sus hombros, pasando sus dedos por su cabello, besándolo en los labios, en la cara, los hombros.... hasta que sintió que su cuerpo necesitaba subir de nivel todo aquello, necesitaba más contacto.

     Las manos de ella se fueron hacia sus pantalones, los abrió con experiencia y los jaló junto con su ropa interior, él se sintió expuesto, sin embargo, cuando ella tomó su miembro y comenzó a acariciarlo, todo sentimiento de pena desapareció, nunca nadie lo había tocado de esa manera, Belén parecía tierna, pero determinada, ella lo empujó para que su espalda tocara la cama, cuando él sintió el cuerpo de ella encima, no pudo más y la jaló hacia él por el cuello, besándola con pasión, saboreando sus labios, sus manos no pudieron más, se fueron sobre su vestido, buscando cómo quitárselo de encima.

     Escuchó que ella soltó una carcajada y le dijo -No comas ansias- ella misma abrió la cremallera de su vestido y lo aflojó de su cuerpo, él aprovechó para que, con sus manos, pudiera quitárselo de encima; como si fuera un regalo que tenía que abrir, descubriendo sus senos, sus ojos abiertos y curiosos, tocando esa piel que se tenía negada... tomó uno de los pechos en sus manos, cabían perfectamente, los apretó y Belén emitió un gemido, a él le encantó aquello, así que le quitó el vestido por completo, dejándola sólo con sus pantaletas, volteó la posición, para que ella quedara debajo de él, con ambas manos cubriendo sus senos, masajeándolos  y jugando con ellos.

     Mirando la cara de ella, con sus ojos cerrados, su boca abierta, disfrutando de lo que hacían sus manos, él destapó uno de sus senos y observó como su pezón se levantaba bajo su mirada, la miró de nuevo y sin dejar de hacerlo, movió su boca para atrapar aquel pedacito de carne dentro de su boca, Belén levantó su cuerpo hacia él... y supo que estaba por buen camino, siguió explorando, con sus manos, con su boca, su lengua, hasta que llegó a su ropa interior, la tomó por ambos lados y comenzó a bajarla.

      Belén era hermosa en todos los aspectos, la miró ahí, desnuda en su cama, expuesta ante él... ella abrió los ojos y se levantó sobre sus codos, levantó sus piernas y las abrió de par en par, como si fuera visita con el ginecólogo, con aquella sonrisa que él nunca había visto en ella, pero que podría acostumbrarse a observar, le hizo señas con uno de esos delicados dedos.... indicándole que se acercara - es hora de hacerse hombre Rey-.

La madrastraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora