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En algún lugar de Seúl, un omega rubio amielado, era regañado y echado de su trabajo que consiguió hace solo una semana...

―Le prometo que es un malentendido, eso jamás pasó. ―rogaba Dejun a su jefe. Antiguo jefe más bien.

― ¡Ella dice que es cierto! ¿Cómo quieres que cuestione algo así? ―señaló el hombre.

― ¡No fui yo! Ella intentó sobrepasarse conmigo. ―dijo Dejun.

―N-no es verdad. ―mintió una castaña detrás de su jefe.

―Por favor no lo niegues, si quieres decir que fue un accidente entonces lo dejaré pasar, pero no me culpes de algo así, sabes cuanto necesito este trabajo. ―pidió Dejun con desesperación a la muchacha.

La chica bajó la mirada sujetando con fuerza su delantal.

― ¡Y ahora pides que ella te cubra y admita la culpa de algo como eso! ¡Estás despedido Xiao, quiero tus cosas fuera de mi restaurante!

― ¡No! ¡no por favor! ―Dejun se hinco sujetando las manos del hombre. Jamás se había humillado así pero realmente necesitaba el sueldo y si se iba ahora tenía entendido que no se lo darían― Nayeon, ―miro a la chica, una Beta― te lo ruego.

―Lo siento. ―susurro en respuesta.

― ¡Largo! ―el hombre empujó a Dejun importándole menos y luego se marchó junto a Nayeon mirándole con tristeza.

―Mierda. ―murmuró el omega levantándose y secando sus ojos con lágrimas que amenazaban salir.

Dejun tomo sus cosas, despidiéndose de algunas buenas personas que había conocido allí, sacó su celular marcando a su contacto de emergencia, su contacto de refugio.

Luego de solo el primer tono de llamada, fue respondido, y Dejun siempre había estado agradecido de que su mejor amigo fuese rápido en contestar.

―Seokminnie... ―murmuró con voz entrecortada.

―Mándame tu ubicación, no te muevas. Voy en camino. ―Dejun colgó la llamada y envió lo que su mejor amigo pidió.

Xiao Dejun y Lee Seokmin eran mejores amigos desde que Dejun tenía quince años y Seokmin diecisiete, este era un Delta, iniciaron siendo vecinos y su relación se profundizó gracias a que sus madres eran muy amigas. Un día en un accidente trágico, sus madres, junto a otros vecinos, fallecieron en un incendio, ambos chicos habían llegado de trabajar para poder pagar las rentas de sus casas.

Desde ese entonces ninguno se separó jamás del otro, tuvieron que buscar un nuevo lugar donde quedarse con lo poco que les había sobrado ya que las caseras les ordenaron pagar los daños de los cuales no habían tenido culpa. Ahora vivían juntos en un reducido departamento rentado, si bien Seokmin había tenido trabajos más duraderos que Dejun, pero no era suficiente por los costos de alojamiento y comidas.

Ahora Dejun se encontraba sentado en una banca mientras esperaba por su mejor amigo, una parte de él siempre había estado arrepentido de llamarle cada que eso sucedía ya que el pelinegro dejaba todo para ir a su lado; y eso había sido una de las mayores causas de despido para el mayor.

Dejun suspiro pesado mirando al frente, tal vez juzgando un poco a las personas que se paseaban frente suyo.

Hasta que su nariz percibió un olor a angustia y tristeza, miro a su alrededor y entonces se enfocó en una niña, llorando en medio del paso de la gente. Esta tenía sus cabellos castaños atados a una coleta con un moñito lila decorandole, usaba un vestidito rosa pastel con encajes blancos de seda en los bordes de sus mangas largas y zapatitos color crema. Sus mejillas, nariz y ojitos de un color carmín y un rastro de lágrimas por el llanto.

Heart Sounds || HenXiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora