Severus lee la mente Harry

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Habían vuelto de Privet Drive, y el ambiente permanecía tan tenso como al inicio. Los señores Malfoy ni hablaban, eso lo hacía más incómodo, sobre todo a Harry, que estaba acostumbrado a los ruidos y peleas, el silencio le descolocaba. Una vez entraron a la mansión y fueron sentados frente al fuego, Narcissa hizo algo que Harry nunca olvidaría. Pedir chocolate caliente para todos.

No había notado lo rojos que estaban sus dedos por la adrenalina de la situación, luego de que Petunia fuera llevada por la policía a presentar testimonio y Duddley a una sala de niños para ser entretenido mientras surgía la declaración, habían pedido los policías que Harry se quedara. Ya que había mostrado solo las heridas superiores, entonces ningún adulto le escucho y temiendo que ambos niños sufrieran de abuso, encerraron a Petunia en el calabozo mientras se investigaba más, Duddley paso a manos de su tía, y a Harry se lo llevarían al orfanato. 

Eso hasta que llegaron los Malfoy y lo impidieron.

No dudaba que la señora squib ya le hubiera contado a Dumbledore, deberían estarlo buscando.

- Entonces... ¿Qué pasó?-la suave voz de la mujer, le dio la extraña confianza para hablar. Después de todo ella no era tan mala mujer. No era tan loca como su hermana Bellatrix.

- B- bueno... aparecí en la mansión, entre las cortinas, yo no se como, solo recuerdo aparecer... y Draco me encontró, me bajo la fiebre que no sabía que tenía y me dio sopa... -miro al chico viendo que tanto más contar, y al recibir un tímido asentimiento prosiguió- pero quería ver si podía tomar mis cosas de ese lugar muggle e irme, Dobby me llevo, pero me pillaron mis tíos muggles y Dobby se fue, no sabía como llamarlo o como enviarle información a Draco... pero por una extraña razón pasaron cosas y todo acabo así.

- Bien... hum... ¿Siempre has vivido con tus tíos?

- Sí, desde que tengo un año -era muy probable que ellos no supieran que Harry ya había vivido y sabido todo eso así que jugaría con los adultos, hasta el punto que se pudiera, esperaba mejorar su oclumancia lo suficiente antes de encontrarse con Snape o Dumbledore, era eso o no mirarlos, y si los evitaba sería muy sospechoso- mis padres murieron por un accidente de auto, por eso me cuidan mis tíos -ambos Malfoy se miraron confundidos- me dijeron que mi padre era un borracho... y que mi mamá era una bruja, un fenómeno, pero ahora hay un elfo, hay una varita e hicimos eso que me mareo... ¿Esto es un sueño?

- Ah... Potter, ujm, ¿Conoces la magia? -pregunto el hombre.

- Sí, aparece en las películas.

- La magia existe, somos magos y tú también...

- ¡Luciuus! -chilló Narcissa.

- ¡No se tantear el terreno! -Draco sonrío con sorna mientras bebía su chocolate caliente- y aparte tus padres también eran magos... supongo que no somos los más adecuados para contártelo, pero tus padres fueron asesinados por un mago oscuro -Narcissa se puso pálida, Lucius estaba siendo demasiado poco cuidadoso, traumaría al chico- ya sabes... magos buenos, magos malos... pelea de varitas con magia... y tus padres eran magos buenos, y ese mago malo y poderoso los mato, y como te envió una maldición asesina y sobreviviste, lo cual es imposible, eres mundialmente famoso en el mundo mágico. 

- Ah, tiene sentido.

- ¿No tienes preguntas?

- Eso explica muchas cosas, además, eso explica por qué a veces cosas se rompen o hablo con serpientes -fingió decirlo de lo más casual, como si todos los días alguien saludara una serpiente o le preguntara donde quedaba tal calle. Los tres albinos contuvieron un grito y se miraron, no supo como a Draco no se le calló la taza de las manos.

- Lo primero es magia accidental común en niños... pero lo de las serpientes, Riddle supongo.

- Si, deben compartir algún rasgo o familiar.

- Debemos llamar a Severus... 

- Me temo que si -también susurro, en un tono más elevado Lucius se dirigió a Harry- no es malo, pero llamaremos a un amigo de la familia, denos un momento chicos, una vez se lo acaben prepárense para almorzar. Luego veremos que hacer.

- ¿Tienes un basurero cerca? -Harry se quitó los lentes rotos, estaban llenos de cinta y deseo no verlos cerca, si su profesor lo veía con ellos puestos pensaría antes en su padre que en su madre, y deseaba causar una buena impresión, además no tenía como arreglar esos lentes. No se veía tan cómodo como para pedirles que le hicieran un occulo reparo.

Algunos minutos después la chimenea crepito y se hicieron más grandes las llamas, de ahí salió aquel hombre: Severus Snape.

Y pensar que para él habían sido unos días desde que despertó allí y lo había visto morir en la casa de los gritos, algo en su pecho se apretaba con fuerza y amenazaba con hacerle llorar y abrazarlo.

Pero debía contenerse, él no lo conocía.

No debía presentar sospechas.

Poco le iba a durar, ya que cuando el profesor de pociones lo observo, capto su mirada en su momento más inestable, dejando las barreras a un lado; el hombre no solo casi se fue al piso por sus ojos verdes de su ex amiga mirándolos, sino por lo que vio por unos segundos.

 Un Harry herido observándolo mientras con una mano, le tomaba el cuello donde había sido mordido por nagini, haciendo intentos de contener la estrepitosa salida de sangre.

>>¿Nos conocemos?<<

>>En otra vida, tal vez, profesor<< -le respondió en su mente.

Momento. ¡¿PODÍA HABLAR CON EL A TRAVÉS DE SU MENTEEEEEEEEE?!

POR LOS CALZONES DE MERLIN.

Ahora era Harry el sorprendido.

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