2: Distancia Silenciosa

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Los días pasaban, y a pesar del encuentro en el examen y el intercambio de miradas ocasionales en los pasillos de la universidad, Paula parecía haber adoptado una actitud de indiferencia hacia el trato con Martín. Aunque compartían clases y se encontraban regularmente en el campus, Paula parecía haberse resignado a aceptar la distancia entre ellos.

Para Paula, la situación era desconcertante. Aunque había sentido una conexión instantánea con Martín desde su primer encuentro en el buffet de la facultad, ahora se encontraba retraída y poco dispuesta a intentar una relación más cercana. Había decidido que era mejor mantener las cosas profesionales y evitar cualquier posible complicación emocional.

Sin embargo, a pesar de su actitud reservada hacia Martín, Paula seguía siendo parte de un círculo social que incluía amigos en común. A menudo, estos amigos proponían salidas y actividades en grupo, tratando de mantener el espíritu de camaradería y amistad que los unía.

Martín, consciente de esta dinámica, a veces se unía a estas salidas y actividades en un esfuerzo por acercarse a Paula de una manera más informal y relajada. Aunque Paula trataba de mantener su distancia, no podía evitar notar la presencia de Martín en estos encuentros sociales. A medida que compartían risas y conversaciones con sus amigos en común, Paula se encontraba luchando contra una mezcla de emociones contradictorias, preguntándose si debería abrirse a la posibilidad de una amistad con Martín o mantenerse firme en su decisión de mantenerlo a distancia.

Mientras tanto, Martín también se esforzaba por encontrar una manera de romper la barrera que había surgido entre ellos. Aunque disfrutaba de la compañía de Paula y de sus amigos en común, no podía evitar sentirse frustrado por la falta de comunicación entre ellos. Se preguntaba si alguna vez encontrarían una manera de superar la distancia que los separaba y construir una conexión más profunda y significativa.

En medio de la incertidumbre y la confusión, tanto Paula como Martín se aferraban a la esperanza de que algún día encontrarían una manera de volver a conectarse y descubrir lo que el futuro les deparaba.



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Paula se encontraba en el buffet de la facultad junto a sus nuevas amigas, un grupo con el que había creado una conexión sorprendentemente rápida. Aunque apenas se conocían desde hacía poco tiempo, se sentían cercanas y cómodas entre ellas, compartiendo risas y confidencias como si se conocieran desde hace años.

Mientras charlaban animadamente sobre sus clases y proyectos, Paula notó la presencia de Martín en el buffet. Había llegado con un grupo de amigos y parecía estar disfrutando de la compañía, riendo y bromeando con entusiasmo. Aunque Paula intentó mantenerse concentrada en la conversación con sus amigas, no pudo evitar sentirse un poco inquieta por la presencia de Martín cerca de ella.

De repente, uno de los amigos de Martín se acercó al grupo de Paula y sus amigas, saludándolas con entusiasmo y preguntando si podían unirse a ellos en su mesa. Antes de que Paula pudiera responder, Martín apareció junto a su amigo, ofreciendo una sonrisa amistosa y extendiendo una invitación para que se unieran a su grupo.

Paula se sintió momentáneamente sorprendida por el gesto de Martín, pero antes de que pudiera responder, sus amigas aceptaron la invitación con entusiasmo. Se levantaron de la mesa y se dirigieron hacia donde estaba Martín y su grupo de amigos, uniéndose a ellos con una mezcla de emoción y nerviosismo.

A medida que se sentaban juntos en la mesa, Paula se encontró en una posición incómoda, atrapada entre la familiaridad de sus nuevas amigas y la presencia inesperada de Martín. Intentó mantener una actitud amigable y conversadora, pero no pudo evitar sentirse un poco ansiosa por la situación.

Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Paula comenzó a relajarse y a disfrutar de la compañía de Martín y sus amigos. Descubrió que tenían mucho en común y que compartían intereses similares, lo que la hizo sentirse más cómoda y segura en su presencia.

Vieron que ya estaba empezando las clases, se despidieron y se separaron para ir a sus clases, Paula se encontró sonriendo ante la experiencia inesperada. A pesar de sus reservas iniciales, había disfrutado de la compañía de Martín y sus amigos, y se preguntaba si esta podría ser la oportunidad de construir una amistad genuina y duradera entre ellos.

Durante el receso, Martín y Paula se encontraron conversando en un rincón del patio de la facultad.

Martín: ¡Che, Paula! ¿Sabías que soy fanático de Los Piojos? ¡Me vuelven loco!

Paula: ¡En serio! ¡Qué coincidencia! Yo también los adoro. Su música tiene algo especial, ¿no te parece?

Martín: ¡Totalmente de acuerdo! ¿Cuál es tu canción favorita?

Paula: Bueno, me encanta "Civilización" y la versión acústica de "El Farolito", ¡son increíbles!

Martín: ¡No puedo creerlo! Esas son dos de mis favoritas también. La versión acústica de "El Farolito" es simplemente mágica, ¿verdad?

Paula: ¡Exacto! Tiene ese algo especial que te llega al corazón. Y "Civilización", bueno, la letra es tan poderosa...

Martín: (Asiente emocionado) ¡Totalmente! Me identifico mucho con esa canción. "Y si viene un río gris que separe el mundo en dos, quisiera quedar del mismo lado nena que vos..." ¡Es una joya!

Paula: (Sonríe) ¡Es genial encontrar a alguien que comparta mi gusto musical!

Martín: ¡Por supuesto! ¡Me encanta descubrir que tenemos tanto en común!

La charla continuó entre risas y complicidad, mientras Martín y Paula compartían su pasión por la música de Los Piojos. Ambos se daban cuenta de que tenían gustos muy similares, lo que fortalecía el vínculo que estaba creciendo entre ellos.

Martín: ¿Vos también sos de los que viven y mueren por el fútbol?

Paula: ¡Claro que sí! ¡Soy de Boca de toda la vida! ¿Y vos?

Martín: (Riendo) ¡Uh, qué lástima! Soy de Racing, así que acá hay un poco de rivalidad.

Paula: (Sonriendo) ¡Ja! Ya veo que somos enemigos en el campo entonces. (Muestra su cadenita de Boca)

Martín: (Molesto, pero en broma) ¡Ah, mirá vos! Trajiste hasta la cadenita para recordarme quién ganó más veces la Copa Libertadores, ¿no?

Paula: (Riendo) ¡Por supuesto! Hay que recordarle a los amigos cuál es el mejor equipo, ¿no te parece?

Martín: (Bromeando) Bueno, bueno, dejemos el fútbol de lado antes de que esto termine en una pelea campal.

Paula: (Sonriendo) ¡si! Cambiemos de tema entonces.

Después de la charla animada en el receso, Martín y Paula regresaron a su clase, cada uno con una sonrisa en el rostro. La clase transcurrió con normalidad, pero Paula no podía dejar de pensar en la agradable conversación que había tenido con Martín.

Una vez que terminó la clase, Paula se despidió de sus amigos y se dirigió hacia la parada del autobús para volver a casa. Mientras esperaba, revisó su teléfono y notó que había recibido algunas notificaciones. Entre ellas, había una que la sorprendió gratamente: Martín le había dado like a dos de sus historias en Instagram.

Una de las fotos era una vista panorámica de la facultad que Paula había tomado durante el receso, mostrando el bullicio de los estudiantes entre las aulas y los pasillos. La otra imagen era un primer plano de ella misma, resaltando su delineado de ojos que había lucido ese día.

Paula sonrió ante el gesto de Martín y sintió un cosquilleo de emoción en el estómago. Parecía que la conexión que habían sentido durante la conversación se extendía más allá de las paredes de la facultad. Guardó su teléfono en el bolsillo y subió al autobús, con la mente llena de pensamientos sobre Martín y la posibilidad de una amistad que estaba empezando a florecer.

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Entre recuerdos y melodiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora