i. ❛freeling me❜

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01. liberándome (de mi madre)

 liberándome (de mi madre)

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♪ — 18 | anarbor

(So if you wanna to piss off your parents, date me to scare them. Show them you're all grown up)





Ariadna paseaba por el callejón Diagon, junto a Eros Malfoy.

—debería comprar una túnica.— dijo Eros mientras masticaba una gragea Bertie Bott y hacía una mueca al sentir el desagradable sabor de aquella golosina.

—Vayamos a Madame Malkin.— sugirió la chica.

Los dos amigos caminaban hacia la tienda de túnicas por el lado norte del callejón Diagon, mientras compartían golosinas y estallaban en risas.

—Este año seré capitán del equipo de Slytherin.

—¡Me encanta! Seremos los mejores cazadores en la historia de Hogwarts, da igual que no estemos mismos equipos.— contestó Ariadna animadamente mientras se metía una gragea a la boca, y una sonrisa de satisfacción salía de sus labios al sentir el sabor de la golosina.

—¡No vale! ¡A ti te tocan las que saben bien!— se quejó Eros arrebatando los caramelos de la mano de su amiga y metiendo uno a su boca —¡Mierda!— se quejó al sentir el agrio sabor en su boca, para luego escupir la gragea y sacar algo de bebida para aliviar el sabor.

Ariadna reía por la mala suerte de su amigo, mientras entraba a la tienda de Madame Malkin, sujetando la puerta para que Eros pasara.

La mujer sonrió a ver a los adolescentes, mientras rápidamente buscaba túnicas de Slytherin para Eros y una de Hufflepuff para Ariadna.

La señora Malkin era una mujer rechoncha vestida de color malva. Una mujer dulce y agradable excepto cuando alguien se mostraba agresivo en su tienda, cuando eso pasaba se desconocía.

—la señorita Ariadna Holmes y el joven Eros Malfoy.— hablaba la mujer mientras empaquetaba dos túnicas en una bolsa para cada uno —Me alegro de verlos, muchachos. Están muy grandes.

La mujer le entregó el uniforme a cada uno, mientras los dos amigos sonreían alegremente mientras veían a la señora.

Mañana empezarían las clases en Hogwarts y ninguno de los adolescentes estaban preparados ni físicamente ni mentalmente.
El dúo salió de la tienda sin antes despedirse de la señora Malkin con una alegre sonrisa.

Mientras caminaban por el callejón encontraron a un viejo amigo, quien los saludó con gusto. —¡Hola, chicos!— saludó Hagrid con una sonrisa. Los dos adolescentes miraban hacia arriba, sintiendo que el cuello se les dislocaba para lograr ver al gigante a los ojos.

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⏰ Última actualización: Jul 19 ⏰

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EYES DON'T LIE, Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora