Lotos para la luna

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- Cuando era niño vi una lluvia de estrellas en el desierto, no he vuelto a ver una desde entonces. 


Murmura Cyno, sentado junto a Tighnari, frente una de las cascadas cerca de la Villa Gandharva, es de noche y miran las estrellas, como suelen hacer cuando Cyno está de visita. 

- ¿Enserio? Nunca he visto una, al menos no que recuerde - comenta Tighnari mientras se lleva una mano a la barbilla, en gesto pensativo. Recuerda que Aether una vez le mencionó que una amiga suya de Inazuma quería ver una lluvia de estrellas, pero Nahida les dijo que era casi imposible presenciar una. ¿Realmente fue una lluvia de estrellas lo que vio Cyno? No quiso decir nada, Cyno parecía feliz con su recuerdo y le gustaba verlo sonreír así. 

- Es hermoso - la mirada de Cyno se pierde en el firmamento, Tighnari puede ver el brillo de las estrellas reflejado en sus ojos rubíes - Me gustaría ver una de nuevo, pero contigo a mi lado esta vez 

Cyno se gira para mirar a Tighnari, sonriendo mientras toma la mano del pelinegro, entrelazando sus dedos. Tighnari se sonroja y aprieta más el agarre. 

Llevan un tiempo saliendo, el pelinegro aún no se acostumbra a sentir a Cyno más íntimamente, sentir sus dedos entrelazados o sus brazos rodeando su cintura. Aún no se acostumbra del todo, pero le encanta la sensación de tener a Cyno a su lado, fácilmente se volvería adicto a su compañía. Quizás ya lo había hecho. 

Cyno es su sol, llena sus días con su presencia, con su luz, su calidez, sus sonrisas y bromas malas. Huele a sol, arena tibia, calidez, a hogar, es reconfortante. Estar entre sus brazos se siente como estar en el lugar al que siempre perteneció sin saberlo, al lugar donde debía estar. Donde se sentía protegido, amado. 

Besarlo se ha convertido en una adicción, sus labios su posan sobre los de Cyno mientras se abraza a su cuello. 

La noche continúa, ambos acostados en el césped, abrazados, la cabeza del pelinegro sobre el pecho de Cyno, quién acaricia las orejas y cola de Tighnari. Juega con el aro en la oreja del pelinegro, aquel aro que le había regalado años atrás en un impulso, lo vio en una joyería de Sumeru y pensó lo bien que se vería en Tighnari. 

El pelinegro suspira, mirando las estrellas, en un cómodo silencio, disfrutando la cercanía del otro. 

Tighnari piensa que ver una lluvia de estrellas junto a Cyno sería realmente maravilloso.

Una idea viene a su mente. 

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Cada vez que Cyno viene de visita le trae flores, a veces plantas del desierto. Pero siempre entre ellas trae lotos nilotpala, sin falta. 

Cuando trae algunos que son más pequeños, a Cyno le gusta enredarlos en el cabello de Tighnari. 

El pelinegro siente curiosidad, ¿Porque siempre eran lotos? A Collei le traía rosas de Sumeru, orquídeas padishá y flores dulces, a veces no eran flores sino otro tipo de regalos, pero para él siempre habían lotos nilotpala. 

- ¿Por qué lotos? - preguntó, mientras Cyno colocaba la flor en su cabello. 

- Solo florecen cuando anochece y brillan como la luna - el peliblanco acerca su rostro al del guarda, depositando un beso en su frente, Tighnari se sonroja - Me recuerdan a ti, eres mi luna, brillas de noche y haces brillar mi mundo Nari. Además, tu cabello es negro como la noche y tu piel blanca como la luna. 

- ¿Y de día no brillo? - pregunta el pelinegro cruzándose de brazos, tratando de sonar y verse ofendido; es solo una broma, las palabras de Cyno le han llegado al corazón, siente el amor que transmiten. Son esos detalles los que le hacen amar aún más al juez. 

- ¡Claro que sí! Pero por la noche eres tú, solo tú, no el guarda forestal Tighnari, tan serio, preocupado de su trabajo, sus compañeros y los aventureros imprudentes. De noche brillas más porque dejas de lado todas tus preocupaciones, brillas en todo tu esplendor, eres tú de verdad.
Eres mi Tighnari, mi luna, mi todo. 

Cyno acerca una de sus manos al rostro de Tighnari, acariciando su mejilla, el guarda se apoya en la mano del peliblanco, frotándose contra esta, sintiendo los dedos un poco callosos por los años de sostener su lanza, disfrutando de la calidez de Cyno. 

- Puedes ser tan romántico a veces - Tighnari ríe suavemente, mirando al peliblanco a los ojos, toma la mano que descansaba en su mejilla y besa sus nudillos, se acerca al rostro de Cyno para depositar un beso en la punta de su nariz, haciéndole cosquillas. 

- ¿Qué quieres que haga? Me tienes loco, totalmente enamorado, Nari - el peliblanco toma a Tighnari de la cintura y lo besa en los labios, un beso suave, como una caricia, lleno de calidez y amor. Tighnari rodea el cuello de Cyno con sus brazos, besándolo de vuelta. Juega con sus cabellos, enredando sus dedos en las suaves hebras blancas. 

- Y brillas más cuando estamos en la cama...- susurra Cyno con una sonrisa traviesa, haciendo que Tighnari se sonroje furiosamente y le dé un golpe en las costillas con su codo, dejando a Cyno sin aire por unos momentos. 

- ¡Eres un tonto! - el pelinegro se tapa la cara avergonzado, oyé a Cyno reír suavemente, pidiéndole disculpas. Tighnari no puede enfadarse con él, suspira, toma el rostro del peliblanco entre sus manos y lo besa nuevamente, esta vez un poco más demandante, apasionado. 

La luna brillará más esta noche. 


Lotos para la luna.


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Primer capítulo ~~ el próximo vendrá prontito.

Los comentarios son recibidos con muchoo amorsh.

Lotos para la luna, estrellas para el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora