- Luna.

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21/04/1997

Nami siempre busco pareja, no quería terminar sola, loca y con seis gatos como una de sus tías, ella quería vivir feliz, tener hijos, ver crecer a sus hijos y estar con ellos cuando se cayeran, darles ánimos de seguir y todo lo que cualquier mujer con ya 25 años querría y otra que ya lo tienen. Una mujer le hablo de la Luna y los deseos que esta misma podía conceder, ella decidio confiar en esa mujer y comenzó todo.

Anthon solo buscaba una chica linda que le diera hijos lindos, que fuera mayor a su edad, que no fuera mayor de treinta y dos años. No podía ponerse exigente, ya había pasado por un par de chicas y ninguna fue de su gusto, tenía que encontrar una, no podía morir solo y sin hijos, tenía que encontrar a alguien.

Nami comenzó a hablarle a las Luna por meses, deseando ser escuchada.

— por favor señora Luna, quiero vivir feliz, quiero tener hijos y verlos crecer, tener un hombre en casa que vea con orgullo a nuestros retoños, te lo he pedido noche tras noche, escúchame.

Con esas últimas palabras decidio dejar su ventana abierta como todas las noches, se sentó a la orilla de su cama y junto sus manos, cerró sus ojos y siguió pidiéndole a la Luna que su deseo se cumpliera, se sentía débil, se sentía cansada. Cayó dormida en su cama, con la luz de la Luna iluminando su rostro.

Blanco

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Blanco.

Luz.

¿Noche?

¿Una mujer vestida de blanco?

Una hermosa mujer vestida con un vestido blanco, no se miraba vieja, se veía joven y linda, siendo resaltada por un hermoso resplandor dorado.

Un hijo, un hombre. El llegará hija mía, llegará en este año montando un hermoso caballo negro, a cambio quiero tu primogénito, quiero a tu primer hijo. ¿Estas dispuesta a darme al rimero de tus hijos a cambio de cumplir tus plegarias?

La chica quedo aturdida, ella era la Luna.
Todo a su alrededor se volvió oscuro como la noche, ese brillo en esa mujer desapareció, ella desapareció. Escucho un eco, agua cayendo y despertó.

Estaba agitada, se sentía cansada de pronto, miro a la ventana, la Luna ya estaba escondiéndose, ya estaba por amanecer. Sonrió y miro hacia el pequeño detalle de Luna que aún quedaba, se acercó a la ventana y pronunció:

—Acepto tus condiciones, señora mía.

Los meses pasaron, estaba por entrar diciembre y ese caballero no ha llegado y siguió pidiendo a la Luna que el día llegará al fin.

Un día, un 28 de diciembre llegaron varios hombres al pueblo, ella bajó desde la colina y fue a comprar varios suplementos que le hacían falta. Ahí fue donde lo miro, un hombre de piel Morena, alto y lindo para su gusto, conectaron miradas y el caballero se acercó a hablarle.

Se presentó como Anthon, ella como Nami, y así empezó su historia. En menos de un año ellos ya se habían casado, el se fue a vivir a la colina con Nami.

En  15 Noviembre 1998 ella volvió a soñar con la Luna, la vió como aquella noche, igual de joven, igual de linda. Ella le menciono que estaba embarazada, que tendría un hijo y a la mañana siguiente fue a confirmar esto, le dijeron que estaba esperando un hijo y tanto ella como Anthon no pudieron ser más felices.

Su embarazo iba bien, estaba sana y su panza ya estaba enorme, empezó a sentir Dolores, y sintió como rompió fuente, su esposo Anthon la llevo lo más pronto al pueblo. Ya era hora de tener al bebé.
 

A inicios de Julio ella estaba teniendo dolores de parto, trayendo al mundo a su bebé el día 10 de Julio De 1999

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A inicios de Julio ella estaba teniendo dolores de parto, trayendo al mundo a su bebé el día 10 de Julio De 1999.

Todos estaban asombrados, de un hombre de tez morena y cabello negro y una mujer de piel bronceada y pelo café claro había nacido un bebé blanco, con ligeros cabellos del mismo color, sus ojos eran cafe, ambos padres dice fueron a su respectiva casa, el hombre llegó peleando con su mujer, el afirmaba que ella lo había engañado.

— No lo niegues mujer, ¿Has visto a ese niño?, es blanco, blanco!!

Gritos.

Golpes.

Sangre.

Y una mujer hermosa con un cuchillo en su pecho.

El había matado a su mujer. No sintió remordimiento ni culpa, no iba a perdonarle jamás esto.

Ella trato de proteger a su hijo, miro al cielo, miro la Luna y le pidió que cuidara de su hijo, que jamás lo abandonará y lo guiará por el camino del bien, miro su brillo antes de cerrar sus ojos y que su alma abandonará su cuerpo humano pasando al siguiente destino.

La Luna brillo aún más.

Un hombre saliendo con un bebé en brazos, cabalgando colina arriba. Dejó al bebé entre unas rocas, cerca de una pequeña granja y se fue.

La Luna en su punto máximo, iluminó al bebé y lo arrullo con sus rayos haciéndole dormir.

Nadie supo que pasó después con ese niño, todo lo que el pueblo supo es que ese caballero mato a su esposa e hizo desaparecer la bebé, a su propio hijo y después el huyó.

Hijo de la Luna.  (WooSan) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora