Extraños conocidos.

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Había un buen sitio de comida, vendían pizzas, empanadas, entre otros platillos familiares que alentaban a quedarse para compartir un buen rato. El olor era tan placentero que las personas que pasaban por la calle no podían evitar gastar un minuto de su tiempo en ver a través del ventanal los platillos servidos.

Incluso los animales no se salvaban de regocijarse con el vistoso aroma, principalmente los  callejeros que muchas veces se quedarían en la puerta del local intentando ganar alguna caridad de los humanos que entraban y salían.

Aunque es verdad que uno de ellos no seguía la regla, un gato adulto de pelaje negro y blanco con elegantes bigotes ya tenia por experiencia que pedir limosna solo servía si eras un cachorrito. Sin pensarlo rodearía el lugar para ir al callejón de la parte trasera del lugar en búsqueda de alguna sobra de comida.

Era un día agitado con mucha gente, por lo que pensó que tendría mas suerte para llenar su estomago, con cuidado reviso los dos basureros que se encontraban en la parte trasera, sin mucho éxito se fijo en una ventana hacia la cocina del lugar, esperando que no haya muchos humanos para poder colarse y tomar algo.


"OYE que haces ahí gato feo!? lárgate!"


Podía ser un gato, pero ciertamente le costo reaccionar ante el escobazo que le dio el humano haciendo que caiga de la ventana directo al piso del callejón. Con un ligero dolor en la cabeza el gato miro de mala gana hacia el lugar antes de sentir como una pequeña brisa hacia temblar su cuerpo.

Mirando hacia el cielo noto como un pequeño copo de nieve toco su rostro enviando un escalofrió general a todo su cuerpo, la muestra de que el invierno y su etapa mas fría había comenzado.

Aun con el estomago vacío y la noche cayendo, el gato pensó que era mejor refugiarse, podía tener buena pelaje, pero aun no seria suficiente para abordar el frio y posible nevada.

Se movió entre los edificios, buscando algún callejón todavía no ocupado, aunque las caras de otros gatos callejeros le hicieron seguir buscando otras opciones. Era complicado, sin una manada o grupo, compartir un callejón con otros gatos se podía volver una lucha inmediata.

Luego de cruzar unas calles mas, se encontró con la zona residencial de la ciudad, pequeñas, medianas y algunas grandes casas estaban alineadas mientras pasaba. Pasar la noche en una de estas podía ser igual de peligroso si había algún perro, no podría hacer mucho por defenderse.

Tenia malos recuerdos con respecto a los perros, en especial con uno que le impidió siempre que podía, poder comer algo.. o alguien mas bien.. No podía culparlo, aun así las mordidas de perro eran un recuerdo muy feo. Dejando la memoria atrás el gato se planto a los limites de una mediana casa, se veía bien decorada con algunas macetas y una cerca blanca que bordeaba el terreno.

El gato no tenia muchas opciones, el viento y la nevada estaban aumentando, no había podido comer nada, por lo que moverse mas no era muy recomendable. Apostando su suerte el gato se escabullo por el terreno semi acolchado de nieve llegando a una ventana frontal de la casa.

En un instante se maravillo viendo que daba hacia la cocina, una humilde pero bien amueblada sala con un refrigerador lleno de tesoros, aunque ahora con como estaba su estomago se conformaría con vaciar el bol de frutas. Intentando abrir la ventana rápidamente se dio cuenta que estaba cerrada, imposible de abrir con fuerza bruta, pensó en hacer un agujero en el cristal pero rápidamente descarto la idea no queriendo hacer ruido ante los posibles humanos dentro.

Mas que un lindo gatito.. /Español/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora