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La furia era inmensa de parte de Ria, no podía creer el rechazo que había sufrido por parte de Jungkook, aparte que fue contra su propia hija, cosa que le causaba más dolor.

—¿Que haremos ahora? —habló uno de los miembros de la manada.

—Creo que es hora que tomemos las cosas por nuestras manos.

—¿Cómo supones que haremos eso? No tenemos poder —una sonrisa se dibuja en el rostro de Ría.

—Nosotros no, pero hay muchos que sí y que odian a los licántropos tanto como a nosotros.

—¿¡No estarás hablando de...!?

—Si, estoy hablando de ellos, la venganza es de ese lado.

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—¿No vas a hablarme en el día de hoy? —Jungkook entró a la sala donde las Omegas hacen sanaciones, Danrah había ayudado allí.

—Estoy ayudando, Jungkook, los Alfas te necesitan, deberías ir con ellos —él la tomó de la mano y se la llevó aparte.

—¿¡Qué haces!? —ella intentaba soltarse pero no podía, su agarre era más fuerte.

—¡Tú no pareces entender que necesito hablar contigo! ¡Debemos resolver esto ya, Danrah! —los gritos habían causado que todas las Omegas se congelaran y que el interior de ella se desgarrara más.

Con una fuerte sacudida de mano ella logró soltarse de su agarre, pero no pudo alejarse de su Alfa porque él la siguió.

Salió por detrás dirigiéndose al bosque, mientras él la seguía, no quería que los demás la oyeran o si lloraba de la rabia tampoco quería ser vista de esa forma, no mostraba debilidad a otros, hasta ahora solo Jungkook podía hacer que ella bajara ese muro.

—¿Podrías detenerte? ¡Danrah! ¡Sé que estás molesta! ¡Anda pégame, golpéame!

Con eso Danrah le dió un golpe tan fuerte que lo mandó al árbol cercano, haciendo que este se rompiera en dos y se desplomara en el suelo, su semblante era de furia, poderosa, sus ojos brillaban y su cabello ondeaba en el viento.

Jungkook salió de los escombros y de debajo de los troncos del árbol pero se quedó viendo a su esposa dividido en sentimientos, por una parte la admiración y deseo al ver cómo su esposa es tan poderosa le causaba mucha emoción, pero por otro lado le aterraba pensar en lo que le pasaría si ella llegara a enojarse.

—¿Cuando pensabas decirme? —Jungkook tocó su pecho cuando pudo sentir el dolor de Danrah a través del lazo.

—Perdon, no iba a decirte porque la verdad es que ya lo había olvidado, las borré de mi mente y aunque tal vez esa niña si lleva mi sangre, no es mi hija, los humanos son una desgracia para nosotros nunca debieron haber pisado nuestro mundo.

De la nada un lobo apareció cerca de los dos.

—¿DoHyun? ¿Qué haces aquí? —Danrah preguntó mientras que Jungkook seguía quitándose los escombros.

—Lo siento quería verte, le pedí al Alfa Kim que me dejara venir por un tiempo, quiero estar a tu lado y ayudarte —su sonrisa era muy dulce.

—¿Acaso debo saber algo? ¿Quieres aproximarte a MI esposa? —su voz Alfa estaba saliendo a la luz.

—No soy nada contra tí, eso lo sé, pero si debo pelear por el bienestar de Danrah lo haré. Escuché como la heriste, no te perdonaré que lo hayas hecho —un gruñido dejó sus labios.

Ahora Jungkook estaba más que molesto, su testosterona estaba subiendo llenando el lugar, como si estuviera marcando territorio, ambos habían tomado posición de pelea, hasta que su concentración bajó completamente al escuchar un bufido de parte de la Omega que observaba todo eso.

—No necesito que dos machos se peleen por algo que hizo mi esposo, es su culpa y solo suya, yo decido a dónde quiero ir y en este instante... —comenzó a caminar hacia Jungkook— ...Quiero estar lejos de tí. Déjame pensar.

Con eso se alejó, le tomó toda la fuerza que tenía él, para no romperle la cara al tipo, que también se fue detrás de ella, se quedó porque sintió la rabia a través del lazo y aquello le causó dolor, no podía culparla, seguramente él también se hubiera sentido herido.

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—¿Estás bien? —la voz de DoHyun la saco de sus pensamientos.

—Eso espero, pero ahorita tengo que esperar a que deje de sangrar.

—¿¡Te golpeó!? —la tomó por los hombros mirándola de arriba abajo.

—No, tontito, no me golpeó, déjalo así ya no quiero hablar de eso, háblame de otra cosa —con una sonrisa en la boca, él asintió.

Ya había pasado horas, ellos habían estado acostados en la grama viendo las estrellas.

—¿Sabes que me gustas, cierto? —Danrah lo miró.

—DoHyun...

—Lo sé, lo sé, pero tenía que decirte, ahora me siento mejor, ya saqué lo que tenía guardado en mi pecho. Pero déjame decirte que tu esposo es un idiota.

Ella comenzó a reír bastante fuerte.

—Lo sé —apenas lo pudo decir entre risas.

—¿Lo amas? —hizo una pausa— ¿O solo estás con él porque fue escogido por la diosa Luna?

—¿No me dejarás hasta que te lo diga? —él asintió— Sabes creciendo se me hacía difícil imaginar que este día llegaría, el día dónde diría que me he enamorado, solía decir que eso era solo para estúpidos y que los mates solo se unen por la magia que se crea entre ellos, pero me enamoré de Jungkook y de su personalidad.

—Ya veo... —suspiró volviendo su mirada a las estrellas— Supongo que tendré que rendirme.

—Somos amigos, puedes estar a mi lado cuando quieras pero lo único que no puedo darte es mi corazón. Vamos, volvamos.

*

Del otro lado del portal, el cual estaba cerrado, se encontraba Minho y su hijo Song Kang.

—Hemos llegado —dijo Minho deteniéndose frente a la entrada, miles de hombres detrás de él con armas listos para la batalla.

—¿Cómo entraremos? —preguntó uno de los hombres.

—No te preocupes que he hecho amigos en el otro lado, ellos se encargarán, ustedes estén listos y no ataquen sin mi orden.

—No te preocupes que he hecho amigos en el otro lado, ellos se encargarán, ustedes estén listos y no ataquen sin mi orden

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