Capítulo 05: Truco o Trato

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Nota de Autor: bueno, hoy toca martes de ranitas, de paso aquí está lloviendo super fuerte así que es muy apropiado. Es el último capítulo que tengo en limpio, tengo que seguir pasando, pero últimamente me ha dado super fuerte con otro AU y estoy preparando el borrador de la historia :,) 

Os dejo unas referencias feas que hice de Kouga y Kaeru en sus disfraces de Halloween jajajaja Estaba segura de que tenía una versión a color pero no la encuentro así que bueno XD quizá solo ocurrió en mi cabeza.

 Es el último capítulo que tengo en limpio, tengo que seguir pasando, pero últimamente me ha dado super fuerte con otro AU y estoy preparando el borrador de la historia :,) Os dejo unas referencias feas que hice de Kouga y Kaeru en sus disfraces d...

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"Muchas gracias por ofrecerte a llevar a Kouga a pedir dulces este Halloween, Akio."

Era una fría tarde de finales de octubre de cielo plomizo y ligeramente desapacible, el viento soplaba fuertemente y agitaba los árboles cercanos arrancando algunos lamentos lúgubres típicos de aquella estación más escalofriante, las escasas hojas que les quedaban eran de colores terrosos y cálidos que contrastaban con el cielo gris sobre la ciudad.

El apelado alzó la mirada de la mesa en la que ayudaba a su sobrino Kouga con los deberes de matemáticas. Movió la cabeza de una forma vaga y poco comprometida sin darle mayor importancia, viendo a su prima y a su madre al lado de la nevera en la que miraban si tenían todos los ingredientes para hacer la merienda o si era necesario ir a comprar.
"También quiero ir con mi papá," dijo el niño con un mohín de irritación. "¿Por qué sigue durmiendo? ¿Cuándo va a despertar? Se está perdiendo muchas cosas, el otro día encontré una araña peluda y no pude enseñarsela porque es un dormilón."

Los tres adultos miraron con tristeza al niño y su madre se acercó arrodillándose a su lado y abrazándolo. "Kouga, cielo, ninguno de nosotros sabe cuándo despertará papá. Pero cuando lo haga le vamos a dar una paliza por haber dormido tanto y haberse perdido tantas cosas importantes, ¿verdad?"

"Sí," respondió él con la misma voz afligida y la mujer se mordió el labio inferior con consternación. Cada vez costaba más animar a su hijo respecto al estado de su padre, porque cada vez las esperanzas de que este despertara se difuminaban más y el niño lo notaba. Un año o dos años podía no ser tanto para ella que ya era adulta, pero no para él en la que un año era gran parte de su vida. "Pero no es justo, echo de menos a papá."

La mujer frunció las cejas, incapaz de consolar a su hijo en algo que la afectaba tanto a ella también.

"¿Sabes lo que no es justo, Kouga?" dijo Fudou apretando los labios, interviniendo al notar el estado cada vez peor de su prima y su sobrino e ignorando lo mejor que pudo su propia punzada de desesperación. "Que yo tenga que ir a pedir dulces sin mi mejor amigo. ¿Sabes cuántos años llevábamos tu padre y yo yendo a pedir dulces?" Kouga negó con la cabeza mirando con ojos agrandados a su tío que estiró los labios en una mueca maliciosa. "¡Desde que teníamos doce! ¡Eso hace como tropecientos mil años! Ah, pero el señorito tiene que estar echándose la tremenda siesta, por lo que este año es el primero que no iremos juntos desde que nos conocimos..."

La rana en el pozo no sabe nada del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora