Capítulo 10: Día Blanco

49 1 14
                                    

Nota de Autor: siento mucho mi ausencia. Han sido meses complicados, he vuelto a mi país y la adaptación de vuelta, además de mis circunstancias personales, está siendo complicada. Tenía muchas ganas de escribir este capítulo desde hacía tiempo así que... aquí está, espero que os guste.


************

Aquel 14 de marzo Kidou había ido a trabajar a la oficina, estaba medio de su descanso de media mañana tomándose un café bien cargado cuando se le acercaron varias compañeras con interés.

Una pidió un capuchino en la máquina expendedora y se giró hacia él con una sonrisa coqueta. "Buenos días, Kidou. ¿Ya diste tus regalos del Día Blanco?"

El hombre que estaba leyendo las noticias en su móvil sin prestar atención a su enterno alzó las cejas extrañado. "¿El qué?"

"Los regalos del Día Blanco. Ya sabes, los regalos de agradecimiento por los chocolates de San Valentín."

Él se pasó la lengua por los labios, carraspeando incómodo pues ni siquiera conocía aquel día. "¿Cuándo es ese White Day?"

Ellas abrieron la boca estupefactas por su pregunta. Una de ellas se llevó la mano a la cintura. "Es hoy."

El hombre asintió sintiéndose torpe de repente, ¿por qué nadie le había dicho que tenía que dar un regalo de vuelta en agradecimiento por los chocolates? Por supuesto no le importaba hacer dichos regalos, lo que le importaba era no haberlo sabido con anterioridad. "Ah, ya veo."

"Deberías comprarle un regalo a tu novia, Kidou," dijo una de ellas con ojillos brillantes.

"Hm," respondió él frotándose el cuello sin saber qué más decir en aquella situación, pues no tenía novia.

Kidou había rechazado los chocolates de San Valentín que sus compañeras de trabajo habían querido darle unos días después, pues él no había ido a la oficina ese día, alegando que no podía corresponder sus sentimientos. Razón por la cual había empezado a circular el rumor de que él tenía novia.

Se frotó los ojos con agotamiento, imaginaba que en un lugar tan pequeño era inevitable que ese tipo de rumores comenzaran a surgir en algún momento, y eso solo le hacía pensar en lo valiente que era Fudou de no dejarse afectar por los muchos rumores, mucho más horribles, que caían sobre él.

En realidad, para San Valentín solo había aceptado chocolates de cuatro personas, todas ellas muy especiales para él.


Kaeru le había despertado aquel día muy emocionada con una pequeña caja de chocolates que había hecho para él con ayuda de la señora Takanashi. Kidou que nunca había prestado atención a San Valentín se emocionó mucho con aquel detalle. La niña también había hecho para Fudou y para Kouga, y Kidou aprovechó la excusa para comprar en una chocolatería de Ozu los mejores chocolates que pudo encontrar.

Además de la niña, dos mujeres le habían dado chocolates: Takanashi, en la escuela, y la madre de Fudou. Ambas guiñándole un ojo con un comentario misterioso sobre que seguramente no le haría tanta ilusión recibirlo de ellas como de alguien más importante.

Kidou no comprendió bien a qué se referían hasta que en la noche Fudou llamó a su casa, con las mejillas ruborizadas. Le hicieron pasar aunque él accedió a regañadientes y una vez en el salón sacó dos cajitas de chocolates bastante más grandes que cualquiera de las que hubieran visto antes.

"Hice chocolate para mi familia y para Kaeru así que... pensé en darte unos a ti también, Kidou."

La niña tomó su caja con los ojos desorbitados. "¡Tienen forma de rana! ¡Muchas gracias, Akio! Eres el mejor."

La rana en el pozo no sabe nada del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora