Capítulo 2. Presentación de la "Tragedia".

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     Lee Felix era un hombre exitoso, que vivía su día a día concentrado en su trabajo. Sus amigos más cercanos lo describían como un total amargado, pues a pesar de ser popular con las chicas, ninguna lograba capturar la atención de su heterosexual y atractivo amigo. Ciertamente, nunca se sintió alterado o embriagado en amor por alguna. Había conocido a las chicas más hermosas, más sensuales, las más tiernas. Su repertorio de citas es extenso y muy variado. Anteriormente, sus amigos preocupados por su actitud desinteresada concertaban citas con mujeres interesadas en su amigo o en la fortuna de este para que él saliera con ellas y saber si había alguna que lograra hacer que Lee Felix cayera ante sus encantos, alguna que lograra derretir el frío corazón de Felix.

     La cuestión era que, no era que Felix fuese un insensible de mierda desinteresado. No. Felix admiraba a las mujeres en su totalidad y apreciaba el gesto de algunas cuando él rechazaba seguir viéndolas. Felix admiraba y adoraba la delicadeza de las mujeres y le gustaba, pero no lograba encontrar en alguna que le hiciera sentir aquello que su padre le describió; sintió cuando vio por primera vez a su madre y que él lograba apreciar aún ahora después de muchos años de casados. Él quería sentir una colmena golpear su vientre, sentirse embobado de solo ver a esa persona, no poder despegar la vista de ella, y con solo verla saber que es ella. Tal vez pecaba de romántico al querer esperar a que alguien así se presentara en su vida. Con el paso de los años, aunque no han sido muchos, ya que, a sus treinta años, aún se siente joven y con ganas de vivir muchos años más para quizás esperar a ese alguien especial. Felix, secretamente en su deseo más íntimo, no pierde la fe de que algún día suceda. Aunque era temperamental y solía ponerse nervioso y agresivo cuando algo no le salía como quería, rápido se arrepentía y salía a flote su personalidad torpe y tímida queriendo solucionar lo que había arruinado.

     Mientras conducía al trabajo, listo para un largo día de trabajo y juntas estresantes, decidió que la mejor manera de empezar su día era con un café bien cargado y porque no, tal vez una dona de chocolate, amaba los postres dulces. Aparco cerca de una cafetería, camino a pasos lentos observando el local, y viendo que no había mucha gente, a pesar de que a estas horas la gente adicta al café suele atiborrarse en las cafeterías. Entro distraído en el menú, pero por alguna razón desvió la mirada a una persona que parecía apurada y tratando de que los cafés que llevaba en la mano no se derramaran. No logro verlo bien y sintió curiosidad, pero el barista llamando su atención para pedir su orden lo hizo desviar su atención de esa persona. Para cuando quiso voltear a ver, esa persona ya había desaparecido. Por alguna razón se sintió desanimado y tal vez algo triste. Aunque por lo último no sabía explicarse bien, ¿por qué?

     Cuando obtuvo su pedido salió de la cafetería, totalmente perdido en sus pensamientos hacia esa persona que no conocía y ni siquiera había podido ver bien. Cuando llegó a su empresa fue directo a su oficina, empezando su jornada de trabajo intensivo. Su secretaria al verlo llegar suspiro enamorada, pero espabilo cuando su jefe le pidió el itinerario para ese día. Cuando estuvo al tanto de las actividades de ese día, suspiro frustrado, las juntas con los inversionistas le causaban terrible dolor de cabeza. Los malditos viejos solo querían hacerle perder capital con sus intentos de ideas absurdas que él no quería revisar. Dejó de quejarse mentalmente y dio inicio al complejo día laboral que tendría hoy.

     Para el cuarto para las ocho decidió que ya tenía suficiente de papeleo. Dejo los documentos que leía ordenadolos en un sobre y los guardo en el cajón de su escritorio. Tomo su teléfono y salió a paso calmado de su oficina. Mandando mensajes a su grupo de amigos desde la preparatoria, para decirles que salieran a tomar algunos tragos. Quería relajarse esta noche, después llegar a casa y dormir como si no hubiese un mañana.

     Cuando llegó al club, sus amigos ya estaban instalados en su mesa en la sala Vip, donde siempre se quedaban cuando iban ahí. Tomo asiento junto a ellos, después de saludarlos a todos y tomar unos tragos poso su vista en la pista de baile. Desde su posición podía ver a toda esa gente amontonada bailando y a uno que otro borracho desubicado. Se rio porque le parecia algo gracioso. Él ya no se emborrachaba tanto desde que las resacas le pasaban una factura mayor en dolor de cabeza y al día siguiente solo quería morir o matar a todo aquel que hiciera ruido. Esta noche solo quería relajarse y quizás bailar un poco con alguna chica, aunque de esto último no estaba muy seguro.

     Unas horas después, sus amigos ya estaban borrachos y uno que otro ocupado en flirtear con alguno de los chicos o chicas que se habían encontrado en la pista de baile. Él seguía ahí sentado, viendo como la gente se movía. De pronto en la pista pudo ver los movimientos de un ser tan angelical, ¿acaso tenía aura propia que la diferenciaba de los demás?, ¿o solo eran las luces? Se levantó, sin despegar la vista de ese ángel, de delicada figura y movimientos sensuales y atrayentes. Bajo las escaleras y se dirigió entre la multitud hasta llegar a ella. Una vez que estaba a unos pasos de ese ser tan divino, pudo apreciarlo mejor, su cuerpo era delgado y delicado, esbelto, esas piernas y esas caderas moviéndose lo tenían mal. Se fijó en su rostro y Dios lo libre de morir de un infarto ahí mismo, sin antes conocer a ese ángel. El delicado y precioso rostro de esa chica era tan bonito, tan sublime, sentía que las palabras más bellas del mundo no alcanzaban para describir la belleza de ese ser tan fuera de este mundo, por su belleza.

     Se sintió embobado y entonces se dio cuenta. Ese ángel lo tenía así. ¡Era ella! Al fin una chica lo atrapo. Quizás no era el lugar más romántico para conocerla, pero ya era algo haberla encontrado, coincidir en ese lugar con tan bello ser. Respiro profundo y decidido a no dejarla ir nunca y hacer que sus caminos siguieran cruzándose. Termino de romper la distancia entre ellos. La bonita chica al parecer bailaba ¿con uno de sus amigos? Espera que sí. Porque si fuese su novio moriría ahí mismo.

     Nervioso hasta la última fibra y medula de su ser, toco con una mano su hombro mientras ella aún bailaba. Ella dejó de bailar y volteo a verlo. Y cuando lo miro a los ojos, ¡Dios! Su corazón estaba dando una revolución dentro de él, de lo rápido que palpitaba. Se sintió incapaz de decir algo. Ver su rostro fue el deleite más grande que ha tenido en la vida. Ni mil orgasmos se compararían a lo que sintió cuando la vio y carajo el bendito lunar bajo su ojito. La llevaría casa con mamá, estaba seguro, ella es la indicada. Su ser estaba temblando internamente y se sentía renacido.

     Observo que aquel precioso ángel lo miraba con duda, pues, llevaba rato sin hablar. Se aclaró la garganta y con toda la confianza que tiene por su atractivo ser. Se acercó aún más a ella, tomo su mano, dejando un suave beso sobre sus nudillos.

     ¡Dios que manos tan suaves!

     El cuerpo de Felix tembló y sonrió con coquetería. —Hola, amor. 

I'm not a she, I'm a him. - LixjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora