uno

1.5K 120 42
                                    

te tomo como una droga,
te saboreo en mi lengua.

iván se encuentra de nuevo fuera de la casa de juan, hace media hora que está esperando, recargado en su auto, mientras se entretiene con un juego de dragones en su celular al que recientemente se ha hecho adicto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

iván se encuentra de nuevo fuera de la casa de juan, hace media hora que está esperando, recargado en su auto, mientras se entretiene con un juego de dragones en su celular al que recientemente se ha hecho adicto.

los gritos se escuchan, a pesar de que son algunos cuantos metros de distancia. de nuevo es el padre de juan que ha llegado ebrio a casa y que insulta a su hijo por ser homosexual.

spreen rueda los ojos mientras escucha los insultos del padre de su amigo, siempre son los mismos y el ojinegro está tentado a darle un diccionario de insultos al viejo porque su cátedra es horrible.

juan le ha prohibido entrar a su hogar cuando las peleas son muy intensas, porque la última vez que iván interfirió, su padre terminó en el hospital con el rostro casi destruido y una muela afuera; juan ni siquiera sabe cómo es que le logró tumbar una muela al viejo.

spreen le echa una rápida mirada a xena, quién se encarga de regar las plantas del jardín y tiene unos audífonos en sus orejas. el ojinegro bufa en su lugar, queriéndose pegar una y otra vez contra alguna pared, porque los guarnizo son muy tontos.

tanto juan como para no huir lo más rápido posible de su casa, tanto como la señora xena que no se ha divorciado de su esposo.

siempre ha sido lo mismo, desde que juan empezó a tener las famosas "tendencias" que tanto desprecia su padre. desde que comenzó a vestir prendas rosadas, a pintar sus uñas y dejar su cabello crecer.

la puerta de la casa es azotada de manera estruendosa y es cuando spreen decide quitar su mirada de su celular, para ver a su amigo, quién se encuentra soltando pequeños gruñidos que intentan camuflar los sollozos que pretenden escaparse.

spreen sabe muy bien qué es lo que juan está sintiendo, sucede al menos dos veces por semana y él ya está muy dispuesto a cederle un espacio de su cama por casi todas las noches.

está enamorado del chico, y mentiría si dijera que no disfruta de los problemas paternales de juan, porque sin estos, prácticamente su amistad nunca hubiese empezado y sin estos, iván nunca lo abrazaría mientras este llora y se aprieta a su cuerpo.

spreen cree que es demasiado egoísta, siempre lo ha pensado, porque qué amigo desearía que su mejor amigo pelease con su padre.

ninguno.

pero spreen no quiere ser el mejor amigo de juan, quiere más, pero no es como que el maldito novio, rubius, ayude mucho en el asunto.

y ni siquiera sabe cómo es que han durado tanto tiempo, cuando el chico lleva al menos dos años estudiando en españa y viendo a juan unas tres veces al año.

pero qué más dá.

juan llega hacia donde iván y talla su cara, tratando de quitar las lágrimas que llenan su rostro. conforme los años, spreen aprendió que las lágrimas del castaño no son producto de alguna tristeza, sino que son por mera rabia. a juan no le importa que su padre lo insulte, no le importa que le diga miles de cosas referentes a su sexualidad, sino que le da tanta rabia que en el mundo pueda existir una persona como su padre.

spreen le ha dicho cientos, he incluso puede decir que miles de veces al chico que se vaya de su casa, pero siendo apenas un adolescente de diecisiete y que aún su custodia la tienen sus padres, le es imposible. sólo espera que juan cumpla la mayoría de edad para llevárselo a vivir con él y alejarlo de las garras de su padre.

iván guarda su celular en su pantalón y toma el mentón del menor con una de sus manos. los gritos del viejo aún se escuchan en el ambiente, pero spreen se encarga de sólo prestarle atención al chico que tiene delante.

a su chico.

aunque juan no lo sepa.

spreen piensa que en el mundo no puede existir un ser tan maravilloso como lo es juan.

él siempre le busca el lado bueno a las cosas y tiene una actitud tan ligera y preciosa que, iván siempre siente que está al borde de la locura cuando juan está presente.

no entiende cómo es que alguien osa en hacerle la vida imposible a semejante chico, si es una dulzura.

los ojos de juan aún lagrimean y su boca está curvada en una mueca. spreen lo toma entre sus brazos y lo aprieta hacia sí, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo cuando el contrario entierra la cabeza en su cuello. cierra los ojos, invadido por la sensación del roce de la nariz de juan en su piel.

iván debería dejar de ser demasiado egoísta por esperar a que ese día de la semana llegue pero, no puede evitarlo.

no cuando está tan enamorado de juan.

-¿quieres que compre el helado de galleta que tanto te gusta?-

spreen siente al chico asentir, para luego pasar a sorber su nariz.

-sí. ahora vámonos- murmura, aún contra su cuello, enviando millones de descargas al cuerpo de spreen.

vé cómo es que el padre de juan sale de la casa y se les queda viendo a ambos. el castaño entra en el auto y se amarra el cinturón. iván le dedica una mirada matadora al viejo y le muestra ambos dedos medios, en señal de una clara burla.

porque spreen sabe que él cuidaría mejor a juan, de lo que lo hacen sus padres...y su tonto novio.

problemas paternales ★ spruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora