cuatro

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sé que tienes problemas paternales...
adoro que tengas problemas paternales.

adoro que tengas problemas paternales

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spreen se va a volver loco.

aunque puede que ya lo esté un poco, juan se mueve de aquí para allá en su departamento, llevando sólo consigo una pequeña falda que apenas tapa su trasero, usa una de las camisetas de spreen por lo que le queda corta.

no sabe lo que juan está planeando tras mover sus caderas al compás de una canción mientras lava los platos.
el movimiento es ligero, dulce y lento, tan lento que hace que quiera morir y vivir al mismo tiempo, sólo para seguir apreciando este momento.

juan lleva un mes viviendo con spreen en su apartamento, para sorpresa de ambos, el padre del menor no presentó ninguna demanda y eso está bien porque el padre de spreen le dijo que no volvería a sacarlo de prisión si el padre de juan volvía a denunciarlo.

la misma canción ha estado sonando en bucle por al menos diez minutos, la voz de juan se escucha por lo bajo cuando no está mordiendo sus labios y sus malditas caderas no se detienen por nada.

spreen sólo puede quedarse en el marco de la puerta de la cocina porque no está seguro de si sus manos podrán controlarse si da un paso más en la habitación.

¿acaso juan estará consciente de todas las sensaciones que provoca en su compañero y es un pequeño jueguito para hacerlo perder la conciencia?

no, se dice en su mente. juan es lo suficientemente inocente para siquiera saber que es el protagonista de los sueños húmedos de spreen desde hace al menos unos cinco años. Y está jodido, demasiado jodido para no apartar su mirada del pequeño trasero redondo en esa pequeña falda que deja ver las pequeñas bragas blancas del chico cuando se mueve.

spreen tiene que contenerse, dejar de pensar todas esas atrocidades por una buena vez.

es su mejor amigo.

y tiene novio.

¿pero eso a spreen cuándo le ha importado en su mente?

y se quiere golpear contra la pared, contra el piso, arrancarse los ojos para dejar de ver las caderas del contrario moverse mientras trata de lavar el sartén donde se les quemó el pollo.

pero no lo hace, no quita su mirada o al menos hasta que juan dirige su mirada hacia donde se encuentra.

entonces finge estar buscando algo en el piso (cosa que es para nada creíble) pero ignora aquello, sintiendo sus mejillas calentarse y una característica opresión en sus pantalones.

juan sonríe, hoyuelos posándose en sus mejillas, ojos brillando en su dirección, mechones cafés despeinados, sus caderas aún moviéndose al compás del bajo de la canción.

spreen está perdido, lo ha aceptado, sus ojos parecen estar al borde del colapso y sus manos queman por tocar al chico.

cierra los ojos y suspira hondo, la música aún no para y no cree que lo haga. juan ha estado un poco obsesionado con ese cantante desde hace unos cuantos meses.

-hola- murmura juan, aún tratando de quitar la suciedad del sartén.

spreen sabe que el chico ha usado una gran cantidad de jabón para hacerlo, a pesar de que el mayor le ha repetido decenas de veces que sólo debe dejar remojando el sartén para no gastar tanto jabón.

pero no se encuentra en una situación razonable como para pensar de manera coherente y advertirle a juan que deje de desperdiciar el jabón para los trastes.

-hola, pequeño- le devuelve el saludo, sintiendo su garganta demasiado seca.

y quiere morir, por estar pensando en cómo se sentiría amasar el trasero de juan por sobre sus bragas, por imaginar cómo se movería la pequeña falda cuando dé sentones sobre sí, tal vez se movería de la misma manera que cuando mueve sus caderas al compás de la canción.

¿a qué sabrán los labios de juan? ¿al bálsamo de cacao que siempre suele usar? ¿Su piel sabrá a la crema corporal de avellanas que el chico siempre usa?

está perdido, demasiado perdido y se siente desfallecer cuando juan coloca el sartén en el estiladero y seca sus manos, para después pasar a acercarse a pasos lentos hacia él.

su caminar es demasiado hipnotizante, podría pasar horas viendo cómo es que sus pies se mueven con tanta ligereza por doquier, el movimiento atrapante de sus caderas y la inocencia pura que emana su cuerpo completo.

es un bastardo, nunca lo ha negado y tampoco es un momento apto para pretender que no lo es.

es el mayor bastardo del mundo, porque ama que juan tenga problemas con su padre y que él sea la primer persona a la que el chico acude.

aunque odia malditamente que juan tenga novio.

spreen tararea cuando siente el perfume dulce de juan entrar por su nariz. nunca se va a cansar de él, de eso está muy seguro.

entonces juan pasa sus manos detrás del cuello de spreen y sonríe al acercarse.

¿por qué es que juan había crecido tanto los últimos meses? spreen amaba tener que inclinarse para verle los ojos; miel, electrizantes.

-¿te fue bien en la universidad?

pero spreen ya ha perdido toda razón aparente, han sido demasiados años de desear el toque de juan, sus labios, su todo.

y no pierde más tiempo y en un acto furtivo, allana los labios del contrario.

problemas paternales ★ spruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora