u n o pt.2

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El trayecto fue agotador, apenas puso un pie frente a la grande puerta del castillo bostezó con notable cansancio, podía sentir como sus ojos se cerraban nuevamente, pues se había dispuesto a dormir durante el viaje.

Hyunjin lo miró de reojo mientras bajaba sus maletas y las soltó tan rápido como pudo cuando vio a Jeongin tambalearse, evitando una dolorosa caída.

—¡Ah!—gritó con miedo el menor de ambos por el impacto, agradeciendo con su mirada el acto de Hyunjin, de no ser por él habría terminado contra el frío piso.

—¿Estas bien? Lamento haberte tomado tan fuerte.—dijo a la par que inspeccionaba su rostro, buscando algún síntoma de dolor.—Te llevaré a nuestra habitación, yo me encargo de las maletas después.—le sonrió un poco y sujetó su mano.

Jeongin asintió, un poco atónito por lo sucedido y un poco más perturbado por sus palabras.

"Nuestra habitación", esas dos palabras resonaron en su cabeza, aquello sonaba tan formal y romántico, algo que hizo que su estómago se contrajera de manera inusual, como si fuera a vomitar.

Un suspiro salió de sus labios resecos, aunque no supo a qué se debía, lo ignoró y observó con detenimiento el camino por donde Hyunjin lo llevaba. Podía reconocer lo bonito que era su castillo, las paredes tenían ese estilo rústico, sin contar los múltiples cuadros pintados a mano que hacían juego con el resto de adornos de madera.

—¿Quien los pintó?—quiso preguntar, pareciendole que era de admirar tal talento.—Podría disfrutar de un retrato mío hecho a mano. Me parece que es hermoso su trabajo.

—Gracias.—dijo, al mismo tiempo que miraba uno de los cuadros muy meticulosamente.—Este lo hice cuando recién cumplí los dieciocho, aunque no es el mejor de todos, pareció gustarle a los demás cuando lo exhibí por primera vez.

Jeongin escuchaba con atención lo que decía, aunque no esperaba escuchar aquello; sonrió en sus adentros, aunque se sentía admirado no lo iba a demostrar.

—Es bueno tu trabajo.—alagó sutilmente.—Deberías abrir un museo y mostrar tu arte.—le animó.—Y tal vez tambien abrir una subasta, yo podría comprar este cuadro sin importar su precio.

—Ahora es tuyo, todo lo que veas en mi reino te pertenece.

Jeongin quedó perplejo por milesima vez en esa noche, sus respuestas lo dejaban paralizado, sin aliento y un poco asqueado.

—Solo porque somos esposos ahora, si hubiera llegado antes como un simple plebeyo, no hubieras accedido a vendermelo.—volvió a retomar el tema del cuadro, evitando contestar sus palabras francas.

—Entonces tienes la suerte de que hayamos coincidido de esta manera, corrimos con la fortuna de conocernos incluso antes de que nacieramos. Desde ese entonces fui todo tuyo y fuiste todo mío.

Jeongin pasó saliva, su corazón le estaba jugando una mala broma y además, ¿En que momento su conversación tomó ese rumbo? Si su principal motivo era ir a dormir, y ahora ni sueño tenía.

Hyunjin sonrió de lado y miró sus manos que aún se mantenían unidas, por otro lado Jeongin observaba con detenimiento cada uno de sus movimientos, pensando y procesando sus palabras, buscando que decir o si solo permanecer así como estaban y esperar a que Hyunjin continuara el camino.

—Te pintaré.—habló nuevamente.—Podríamos comenzar por las noches, puede tardar un poco más pero el resultado te gustara.

Jeongin asintió un poco tímido. Ahora que analizaba la situación prefería evitarlo a toda costa, pues no podía ni imaginar como estaría su corazón descontrolado, pensar en Hyunjin viéndolo fijamente mientras detallaba su figura y rostro en un papel, le ponía los pelos de punta, sobretodo porque aún no se conocían bien.

—¿Podemos continuar el camino?—preguntó en voz baja a lo que Hyunjin aceptó.

Una vez llegaron a la habitación, Hyunjin le mostró lo necesario; como lo era el tocador, su armario por si necesitaba tomar ropa para ducharse, así como también sus cosas de uso personal. Jeongin agradeció y comentó lo bien que le vendría un baño así que accedió a robar algo de su ropa una vez que Hyunjin se fue.

El agua caliente cayó sobre su espalda y cabello, para luego mojar todo su cuerpo y lavarlo. Se quedó unos minutos disfrutando de esa sensación placentera, no duró mucho pero lo apreció.

—¿Dormirás ya o quieres cenar algo primero?—dijo Hyunjin, viéndolo por el espejo mientras terminaba de prepararse para dormir.—Puedo prepararte algo.

Jeongin negó rápidamente, pensando en lo cansado que podía estar además que ya era tarde y no estaba acostumbrado a probar bocado a tales horas.

—Puedes pedirme lo que sea sin pena, soy tu esposo, puedes tenerme confianza.—le sonrió cuando se puso de pie y pudo verlo a la cara. Cortó la distancia y se metió bajo las sábanas donde estaba Jeongin recostado.

—Tal vez pueda tomar un poco de tiempo.

—Esta bien, toma el tiempo que sea necesario pero no te alejes de mi mientras tanto. Si nos mantenemos cerca puede ser mas facil para los dos.—sus manos volvieron a unirse, al menos una de ellas. Su otra mano la dirigió a su cintura, haciendo un recorrido por su espalda con la intención de acercarlo más junto a él.—Hace frío.

—Hace frío.—Jeongin repitió, intentando hacerse a la idea de que por eso sus cuerpos debían estar así de unidos, debia ser considerado con él luego de todo lo que ya había hecho y dicho.

Sobretodo porque sus vidas ya estaban unidas.

La mano que se mantenía unida a él la llevó a su cabello húmedo, despejando su mirada para poderle ver mejor. La yema de sus dedos recorrió su nariz con suavidad y cuidado para después bajarla un poco más hasta sus mejillas sonrojadas y por último a sus labios brillantes.

Jeongin cerró los ojos por inercia y relamio sus labios después de que fueron acariciados, no iba a negar que había disfrutado de su tacto, podía dormir así sin dudarlo, aunque seguía pareciendole extraño y le causaba náuseas.

Por otra parte, Hyunjin sonrió cuando sus respiraciones se mezclaron, podía escuchar desde donde estaba los latidos del corazón ajeno así que sin pensarlo más y con la expectativa de que algo saliera mal, decidió tomar el riesgo.

Tomó entre sus dedos la barbilla de su esposo y la alzó apenas un poco, se acercó lentamente hasta que sus bocas se unieron y permaneció así por unos segundos, buscando una negativa de su parte, no obstante y por fortuna nunca llegó.

Su mano que aun permanecía en su espalda lo sostuvo, evitando que retrocediera por si lo intentaba, y se permitió bailotear sus labios con los contrarios en un beso suave y lento, simplemente ellos disfrutando el nuevo sabor y el nuevo sentimiento que pronto comenzaría a florecer.

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¡ G r a c i a s P o r L e e r !

Lord Hyunjin | hyunin ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora