c i n c o

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Estiró su cuerpo y escuchó sus huesos crujir, pareciendole extrañamente satisfactorio.

Miró a su alrededor y frunció el ceño al notar que la ventana estaba completamente cerrada, pues había recordado dejarla entreabierta porque así le gustaba, así que se puso de pie, no sin antes cubrir su cuerpo con una bata.

Sonrió cuando el sol chocó en su rostro, los últimos días la temperatura había bajado de manera impresionante por lo tanto recibió con gusto aquel sol mañanero.

Sus manos envolvieron su propio cuerpo y decidió quedarse unos minutos a observar las afueras del castillo, desde donde se encontraba lograba ver algunos puestos ya abiertos, no sabía que hora era pero suponía que lo suficientemente tarde para seguir en pijama.

Enfocó su vista al jardín, pues desde su habitación se podía ver con claridad esa zona, pensó en el ingenio de la familia Hwang a la hora de construir el castillo, pues la habitación daba justo al frente de la entrada de Vincennes.

De pronto un escalofrío recorrió su cuerpo al imaginar estar durmiendo en el mismo lugar que los ancestros de Hyunjin.

Que aterrador.

Sus frías manos fueron a parar sobre sus labios, brindandose un poco de calor, sin embargo no deseaba irse tan pronto, quizá era un poco masoquita.

—¡Príncipe Jeongin!—gritaron desde abajo.

Jeongin se sobresaltó y buscó de donde provenía la voz, encontrándose con un Felix sonriente que le saludaba euforicamente con su mano.

—Buenos días.—alzó la voz para que le escuchara.—Desde aqui puedo cerciorarme de que estes haciendo bien tu trabajo.—dijo con diversión.

—Yo siempre lo hago bien.—contestó con desdén, juguetonamente.—Por algo llevo más de diez años aquí.—le guiñó.

Jeongin se sorprendió.—Eso es mucho, ahora quiero saber la historia de como llegaste a Vincennes.

—¿Y si viene a ayudarme? Puedo comenzar a contarle.—sonrió.

—Uhm...—pensó.—De acuerdo, dame unos minutos.

—Los estaré contando.—bromeó y Jeongin lo retó con la mirada, a lo que Felix negó de inmediato con una sonrisa.

—¡Ya vuelvo!

Corrió hacia el armario y tomó lo primero que encontró. Ya abrigado salió de la habitación, sin esperar ni imaginar que Hyunjin estuviera subiendo los escalones con el desayuno en sus manos.

—Buenos días.—canturreó Hyunjin con una sonrisa, mostrando su dentadura.—¿Ibas a algun lado? Te quería dar una sorpresa, creí que seguías durmiendo.—dijo con suavidad.

—Oh, bueno, no llevo mucho tiempo despierto...—pasó saliva.—Me abrigué porque tenía frío.—miró su ropa y le sonrió con nerviosismo.

Luego de su platica con Esme y llegar a la conclusión de que Hyunjin estaba celoso de Felix, lo que menos deseaba en ese momento era repetir la historia, además de que Felix no tenía la culpa de nada.

—Pero dejé la ventana cerrada...—frunció el ceño.—Aunque la temperatura ha bajado hoy más de lo normal.

—Eso es.—asintió.—¿Has traído chocolate caliente o que es? Porque huele delicioso.—cambió el tema al ver la bandeja con comida, y la humeante taza.

—Acertaste.—sonrió.—Vayamos a la habitación, muero de hambre.

Jeongin asintió con una timida sonrisa y rápidamente le ayudó a pasar, buscando con su mirada que la ventana estuviera bien cerrada, para su suerte así lo fue.

Lord Hyunjin | hyunin ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora