G I R A S O L

[ Taquicardia ]

-Tus latidos aceleran, estas teniendo una pesadilla Nat?

Dijo roier con sarcasmo, era obvio que ya sabía que no estaba dormido, se quedó en el marco de la puerta, seguía mirando a Natalan como si fuera su presa, suyo, su más preciada posesión

-Lo siento cariño... pero, Dios! Tienes todo de mi, el amor debe ser recíproco, ¿no? Es hora de que me des lo que necesito, y que mejor que estar juntos a todas horas ¿no crees?

Ante cada palabra que Roier decía, Natalan no pudo evitar que el miedo llenará sus pensamientos causandole qué sus latidos aumentarán cada vez más por cada minuto que pasaba

160 lpm... 167 lpm... y contando

Cuando Roier empezó a acercarse los latidos subieron en picada

167 lpm... 170 lpm... 200 latidos por minuto

En cuanto el monitor iba a sonar avisando un previo ataque cardíaco Roier lo desconecto; un largo y aturdidor pitido inundó la habitación derivado del monitor el cual ahora marcaba 0 signos vitales... Signos vitales qué ahora Natalan deseaba por no tenerlos en realidad...

Ansiedad... Algo que Natalan pocas veces experimentó en toda su vida, el corazón no paraba de latir, pronto el ataque de ansiedad comenzó, Natalan seguía rogando por morir

Roier se sentó en el sofá al lado de la camilla de Natalan, podía verlo como temblaba, como lloriqueaba

-Supongo que si seguimos todas las reglas evitaremos esos moretones, ¿Verdad Nat?

Frío... su cuerpo estaba congelado, temía voltear, temía verlo a los ojos, ver su cuerpo y rostro, pero ahora ya no tenía más opciones...

-Hasta el doctor nos pudo ver casados... pero tu no, será mejor cumplir lo dicho...

Roier se reincorporo, Natalan podía ver esa sombra en la pared a la que estaba viendo para no gritar. De un momento a otro Roier sentó a Natalan, este seguía temblando...

Ojos llorosos, manos sudadas, y la vista perdida, adrenalina corriendo por todo su cuerpo, la taquicardia se había hecho presente

Natalan miro con temor a Roier quien tenía una mirada sádica y posesiva, parecía un Gato acorralando a un Ratón, tomo la mano de Natalan, la acaricio y después la levanto hasta tenerla frente a su cara

-Se ve más bonita con esto... -saco el anillo con el cual había sido rechazado varias veces y lo coloco en el dedo anular, Natalan intento resistirse pero Roier sostuvo con fuerza la mano, Natalan sentía que su mano estaba a nada de romperse...

-Lindo... te ves lindo... -Dijo algo molesto ante la resistencia de Natalan al anillo -Nos vemos luego, Descansa -Paso su mano por la mejilla de Natalan y después salió de la habitación dejando a un Natalan perdido en si y con un estrés infernal, sin dejar de lagrimear, sentía enojo, pero gracias a la taquicardia tambien se sentia extremadamente débil... no podía hacer más que dejar que sus lagrimas escurran hasta su mentón

Se quedo así durante unas horas más, durante la madrugada no paraba de ver el anillo, molesto, se lo quito y lo lanzó al otro lado de la habitación, perdiéndose entre los muebles junto con su brillo

Una vez con el anillo fuera dejo la cama, se dirigió al baño aun con la intravenosa entre su piel, se miró al espejo, un rostro cansado y demacrado por falta de horas de sueño, de su lado derecho, esa mitad de cráneo poco a poco se fisuraba, dejando ver un brillo azul, el mismo que el de su ojo, se dio cuenta de las consecuencias al no ocuparse pronto de Roier, decidido se sacó la intravenosa, dejando escurrir sangre en el lavamanos, una vez dejando de estar atado por la intravenosa se dirigió de nuevo a la camilla, tomo sus cosas y en una pequeña bolsa que siempre llevaba a todos lados metió todas sus pertenencias, pero tardo demasiado... Pronto darían las 6am horario en el que todos los encargados empezaban a atender a los pacientes, su plan de escape no había resultado

-Natalan, buenos días ho— la enfermeras se vio interrumpida al ver que su paciente se encontraba empacando— ¿Natalan? Todavía no te dan de baja, es hasta mañana, se que puede ser frustrante pero mira el lado bueno, vino Roier de nuevo, ya me enteré que pronto se casan, se ven tan lindos juntos

Hablaba sin prestar atención, seguía viendo los antecedentes médicos de Natalan sin prestarle atención

-R-roier? Está aquí?

-Si! ay... que suerte tienes, no muchos vienen diario

-No... no... -Susurró

–Nat! — Antes de decir algo más pudo observar como el pelinegro ya guardaba sus cosas con apuro, enfoco las manos y no vio la sortija qué en la madrugada le había colocado, solo observo lasanchas de sangre en su mano,  miro el piso en busca del anillo hasta que lo topo en la esquina, solo se podía ver gracias a la luz que entraba —Perdiste tu anillo... No te preocupes, conseguiremos otro

Para la mala suerte de Natalan la enfermera pudo adelantar su dada de baja, ahora se encontraba en el elevador junto con Roier

–¿Por qué lo lanzaste, no te basta con rechazarme una 5 vez?

–¡¿Y a ti no te basta un quinto rechazo?! Estas enfermo Roier, ¡entiéndelo de una vez; no me voy a casar contigo!

–Lo harás, se que lo harás, a menos que quieras seguir visitando el hospital

De nuevo la sangre de Natalan se heló, quería dar pelea pero odiaba el dolor, el cansancio del ataque de ansiedad qué llegó a taquicardia aún lo tenía sin ganas

–Prefiero morirme a seguir con toda esta mierda tuya

–¿Seguro?