Salvatore di un cuore

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Terminando su último trago de whisky, Yoongi caminó directo a la terraza y levantó la mirada hacia la luna. -Cosi irreale-.

Estaba en un lugar alejado, habían pasado 5 meses desde que el Rey Seokjin le había pedido hacer la escultura y no llevaba nada avanzado, cada pieza que tocaba se desmoronaba pareciendo arena. Más que frustrado se sentía abatido, demasiado inútil.

¿Cómo había pasado todo eso? ¿Cómo dejó ir su amor por el arte? ¿Quién era este Min Yoongi? ¿Qué haría?.

El arte, su más grande amor, su pasión, su alegria. Todo, acabado por él, su propio enemigo. Ya no habia necesidad de seguir viviendo sin su talento, sin el arte, sin nada. Los lujos, las mujeres, el alcohol, lo que fuera. No eran nada

Con apenas unas lágrimas brotando de sus ojos, gritó:

-COSA VUOI DA ME?! COSA MI PERDO?! - Escandalosamente resonó por el bosque.

No importaba ya, encontrarían su cadáver al día siguiente, pobres de sus empleados, ellos siempre fueron tan leales con él...

Y antes de que otro pensamiento le impidiera su intento de suicidio una voz llegó a sus oidos.

Con la mirada acuosa intentó divisar la escena que tenía abajo.

Cerca del pequeño pozo estaba un hombre de gran complexión, sus gritos arruinaban el ambiente melancólico que Yoongi mantenia.

Intentó ignorarlo, pero cuando escuchó un grito agudo junto a un disparo fue ahí en donde no pudo más y bajó rápidamente de la terraza, dirigiéndose a la planta baja, mientras espiaba por la ventana el mismo hombre robusto que había visto arriba estaba tirado en el suelo sosteniendo su brazo, al parecer el arma lo apuntó a él. Y junto a una joven llorando estaba un hombre, por su vestimenta podria intuir que no pertenecía a una clase media, en cambio la mujer sí. Rápidamente dedujo que el hombre tumbado habia querido robarle la bolsa a la dama, entonces fue cuando llegó el chico y la ayudó disparando al hombre.

Quizás paso eso.

Quería salir y ver en que podía ayudar, pero seria humillante que lo vieran en ese estado, embriagado y con restos de lágrimas.

El chico se acercó al hombre y detrás de él llegaron dos policias, quiénes se encargaron de tomar al ladrón y llevarselo. Al otro lado una joven con apariencia más humilde se acercó corriendo a la mujer antes asechada, la abrazó y juntas se acercaron al joven, agradeciendo su valiente acto.

Yoongi no lo conocía y quería ver su rostro, pero le estaba dando la espalda y la oscuridad de la noche no ayudaba en nada.

Pero gracias a Hyungwoo y madam Greta pudo verlo con un poco más de claridad, ya que ellos se acercaron con dos candeleros y entablaron una conversación. Parecían llevaste bien con él y para su sorpresa Hyungwoo lo abrazó, quizá lo conocía, quizá era su amigo.

Minutos después el chico miró directo a la ventana. Y fue ahí en donde Yoongi tuvo un deja vú. Mantuvieron la mirada por largos segundos, hasta que de las sombras apareció una niña pequeña y tras de ella una mujer. Ambas con con vestidos llenos de enmendaduras y sosteniendo una canasta. Tal vez eran su esposa e hija. Abrazaron al chico, se despidieron de los empleados y dieron media vuelta, para perderse entre los árboles.

Aún con la espesa oscuridad y los pocos metros que tenian entre sí jamás olvidaría ese cabello café y sedoso, los labios más sensuales y hermosos que haya visto, y ni hablar de los ojos. Ese chico era arte. Aún vistiendo esa ropa se veia encantador, se había quedado maravillado, quería... No, Tenia que verlo de nuevo.

Pero antes de hacer cualquier acción, una mano lo tomó por el hombro, asustandolo y sacándole un grito agudo.

-Oh, disculpe Joven Min, pero solo queria preguntarle si necesitaba el candelero para poder subir a su habitación- ofreció el hombre, tendiendo el objeto frente a él, Yoongi lo tomó apresurado y se despidio.

Entonces, algo en Yoongi... algo muy dentro movió y tomó un significado nuevo.

Corriendo hacia su habitación tomó un pincel, una canasta llena de acuarelas, pinturas y materiales variados con demasiada prisa sin querer que la imagen en su cabeza desapareciera, buscó agresivo un pedazo de papel o tela pero no encontraba ninguno disponible.

-Maldición, todos mis materiales los movieron al estudio- suspiró y antes de rendirse miró el papel tapiz de la pared. A final de cuentas era papel ¿No?

Con ansias tomó la bandeja de plata y vacio su contenido en el piso, comenzó a casi tirar la pintura pero con un último respiro intentando calmarse dió la primera pincelada.

Era mágico, hace tiempo que no lo hacía, y se sentia maravilloso. Las emociones, el éxtasis, la facilidad con la que deslizaba su instrumento por la superficie plana, todo era como tenía que ser.

Sus brazos cansados, su rostro lleno de pintura y sudor, comenzaban a hacerle efecto las últimas semanas que estuvo alimentándose de alcohol y galletas; se estaba desmayando, estaba culminando su pieza. Jadeante y sonriendo se dejó caer al piso, no importaba si se llenaba de pintura, estaba exhausto pero satisfecho y sentía esa sensación de "lleno, completo "

Pero mientras el artista colapsaba, la inspiración decidía.

[...]

-Lo haré, de verdad un dinero extra no nos haria daño- habló

-No lo sientas como una obligación Jimin, yo... - la mujer fue interrumpida y tomada de las manos

-Mi querida Gloria, tú y esa pequeña son todo para mí, por ustedes me dejaré partir en mil pedazos si es necesario - finalizó.

Appare un giovane salvatore

© Minsanitymin

Tocchi D' Arte - YoonMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora