Capítulo 3: Nuevos Descubrimientos en la Mansión Black

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Iban en un cómodo silencio, escuchando la voz del parlante del auto. Hadrian miró el enorme letrero que decía 'Bienvenidos a Forks' desde la ventana del auto. Desde ese momento supo que era un nuevo comienzo para él y su familia. Tenía a sus padres y todo lo que había soñado. Sonrió con nostalgia cuando las gotas de lluvia tocaron la ventana del auto y su mente voló, recordando los momentos del Expreso de Hogwarts. Extrañaría a sus amigos, pero sabía que en este momento ellos ni siquiera lo conocerían. Miró hacia abajo cuando su mini-yo tomó uno de sus dedos tratando de llamar su atención.

"Hey", susurró, tomando al bebé de los brazos de Remus, quien le sonrió.

El pequeño Harry se acurrucó en su pecho cuando lo tuvo cerca y sonrió al ver la sonrisa de su madre en el espejo del auto.

"Lils, estamos llegando, justo allí", murmuró Sirius señalando con su dedo.

El grupo se puso rígido cuando pasaron las protecciones de la Mansión Black. Se sintieron juzgados por ellas, pero hubo un susurro de aceptación cuando Sirius sacó su varita y les dio permiso.

Cuando su madre aparcó el auto junto al de su tío Liam, esperó a que su padre le abriera la puerta y salió con el pequeño Harry dormido en sus brazos.

"Nada mal para los Black", dijo burlonamente Tom.

"De hecho", estuvo de acuerdo James, quien estaba levitando las compras que habían hecho en el camino.

"Tenemos que hacer funcionar la magia con la tecnología muggle", suspiró Lily, caminando hacia la mansión con el grupo de hombres detrás de ella.

"Tienes razón, mamá", dijo Hadrian mientras recibía una sonrisa de su madre y varios resoplidos a su lado. Con el ceño fruncido, se giró hacia el grupo. "Cállense la boca", agregó con la mirada dura y caminó más rápido.

"Ya veo por qué Jaime se aleja de Hadrian cuando está enojado", susurró Sirius y se retorció cuando un escalofrío recorrió su cuerpo. "Es jodidamente Lily en su cuerpo, te lo juro", dijo Sirius mirando a su esposo con ojos grandes.

"Definitivamente", estuvieron de acuerdo los hombres, y sorprendentemente, Tom.

Caminaron en silencio hasta la entrada de la mansión y Sirius se acercó a paso rápido hacia la puerta y la abrió. Un silencio sombrío los recibió, al igual que una oscuridad total.

"Lumos", dijo el grupo al mismo tiempo. La luz de sus varitas fue de hecho algo bueno ya que iluminaron el enorme pasillo de la entrada. En medio del pasillo había una enorme mesa redonda adornada por un bello mantel color verde claro y una estatua mediana de una serpiente. Después de allí, a cada lado, había escaleras que daban entrada al segundo piso, pero lo que más les llamó la atención fue que más allá de la enorme mesa, el pasillo seguía y a cada lado de las paredes había cuadros mágicos que, como debía ser, estaban dormidos.

"Para ser una casa Black, no se ve tan sombría", susurró Hadrian mientras pasaba al pequeño Harry a su madre.

"Tengo que estar de acuerdo contigo, cachorro", dijo Remus, que estaba al lado de él con su varita en alto.

Hadrian asintió de acuerdo. Se apoyó en una de las paredes del pasillo y saltó cuando las protecciones hondearon su magia y la mansión cobró vida. Los retratos empezaron a despertarse y la mansión volvió a tener luz. Las lámparas se encendieron y se escucharon cuatro 'Pop' y delante de ellos aparecieron cuatro elfos domésticos.

"Uh oh", fue todo lo que dijo Sirius mirando a su ¿ahijado? con asombro.

"No hice nada", dijo Hadrian levantando las manos en señal de inocencia.

VANISHED - Edward Cullen. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora