🔥❤️💜30 DÍAS OTP [SPARTOR] 💜❤️🔥 [TERMINADA]

🔥❤️🥵Con rasguños y arañazos 🥵❤️🔥

Una semana había pasado, la relación entre los dos se iba haciendo algo... ¿débil?
El alfa parecía mantener algo de distancia con el omega.
Cada que estaba cerca se ponía sumamente nervioso, ya no lo tocaba o acariciaba muy seguido. Pero aún se mantenía amable y amoroso.

La hora de la cena había llegado.
Ambos comían con gran tranquilidad y paz en abundancia.

O eso es lo que Sparta pensaba.

Dejó de estar fijo en su plato y alzó la mirada para ver al reptil degustando la comida.
Lo raro, es que este movía su cuchara en círculos en el plato, algo desanimado. Miró su comida y notó que solo había dado unos cuantos bocados.

–Raptor.–. Llamó al pelirrojo.–¿No te gusta la comida?

Solo recibió una mirada sumamente rara, nunca lo había visto así.

–¿No me piensas decir lo que te pasa?–. Nuevamente no contestó.

El mayor dejó la cuchara a un lado y tomó la bebida que acompañaba la comida, sin dejar de mirarlo.
El castaño comenzó a mirarse a si mismo, buscando lo que el otro veía tanto. No encontró nada, ninguna mancha o algo que lo hiciera ver mal.

–¿Puedo irme?–. Preguntó de la nada.

–¿A qué te refieres con eso?

El alfa se levantó rápidamente e intentó salir del comedor, pero mediante un fuerte jalón en su brazo lo hizo darse la vuelta de inmediato.

–Suéltame.–. Dijo en un tono suave, nunca se atrevería a hablarle más fuerte.

–Solo dime que te pasa y ya, ¿es algo muy malo?–. Comenzó a preocuparse por el cambio radical en el otro.

–E-es que...–. Algo incómodo, se rascó la nuca.–N-no es el momento para hablar de eso...

–¡Dime maldita sea!–. La impaciencia y el miedo por la distancia del otro lo estaba atormentado.
El reptil se encogió y mantuvo gacha su cabeza.–¿Ya no me quieres acaso?–. Comenzó a derramar pocas lágrimas.

–¡No, no, no!–. Rápidamente se apresuró a limpiar las lágrimas.–Mi vida, no pienses eso.–. Besó miles de veces la frente ajena.–Yo siempre te voy a amar, y si no lo hago, pues no soy Raptor.

El menor sorbó su nariz.–¿Entonces qué?–. Un poco aliviado.

–Estoy en celo.–. Contestó apenado.–Y no estás en las condiciones para poder volver a hacerlo.–. Notó la mirada ofendida del omega.– ¡No quiero decir que estas gordo! Solo que supongo que duele hacerlo estando embarazado.–. El pequeño miró su estómago.–No te estoy obligando, y para evitar que algo malo suceda, iré a tomar supresores.

–¡Alto ahí!–. Volvió a tirarlo del brazo.–Tomar supresores es malo, ¿lo haces muy a menudo?

–Mmmh... un par de veces.–. Respondió.–Como cuando te besé por primera vez.–. Se acercó peligrosamente al rostro del pequeño.–Tu delicioso aroma a lavanda me cautivo por completo~

No lo podía evitar.
Sonrió torpemente al ver como nuevamente, aquel alfa se avergonzaba de si mismo de inmediato, estaba a punto de alejarse de nuevo.
No dudó en detenerlo, abrazándolo por el cuello. Manteniendo algo confundido al más grande.

–¿Era por eso que estabas lejos?–. Pegó su mejilla con la del otro.–Me vas a dar un infarto.

–No pienses en eso, ¿que voy a hacer contigo?–. Correspondió el abrazo.

–Alimentarme, amarme, y no dejarme.–. Respondió meloso, subiéndose en el otro.–Pero ya no tengo ganas de comer más. ¿Podemos irnos a dormir?–. Acarició suavemente la nuca del pelirrojo.