"El amor se compone de una sola alma que habita en dos
cuerpos."- ARISTÓTELES
Varios días después, varios eventos más tardes, varios encuentros causales después, Dione le dio, no su número de teléfono, pero sí su número postal. Y después de varios días, se animó a escribirle a una carta.
Carta de Atlas
>Queridísima Princesa Dione,
>Tengo el honor de poder escribirle unas cuantas letras. Me encuentro demasiado encantado por su presencia y no puedo dejar de pensar en usted sin sentirme como un idiota. No sé cómo escribir mucho, y tampoco sé cómo expresarme, pero de algo estoy seguro y ello es que usted... Me ha hipnotizado con su... Todo.
>Espero poder volver a ver usted, y que me deje tener un poco de su tiempo para así poder tener el honor de poder... conocerle mucho más.
>Atentamente Atlas Bradott
Carta de Dione
>Estimado Señor Bradott
>Es un honor para mí recibir tan bellas palabras. Sus palabras han hecho que mi corazón se alegre. Yo nunca he sido tan buena para escribir, pero créame haré un esfuerzo en el futuro. Yo también espero conocerle más.
>Lamento que mi carta deje tanto que desear.
>Firma: Dione Wonnet
Carta de Atlas
>Señorita Wonnet, gracias por tomarse el tiempo en responder. Me siento complacido de haber recibido una respuesta, y siento que ya puedo morir en paz. No se preocupe por la carta. Su amabilidad se muestra muy bien en las palabras, mi corazón está... Saltando de alegría.
>Señorita... ¿Es posible que me otorgue un momento de su tiempo? Puede darme el placer de pasar esta tarde con usted?.
>Atentamente: Atlas J. Bradott
Carta de Dione
>Señor Bradott
>Seria muy grato para mí poder conversar con usted, y compartir aunque sea un pequeño momento.
>Que le parecería, el día viernes a las 15 horas.
>Si le parece bien, por el lago de las rosas, hay un palacio señorial perfectamente a mi persona.
>Lo espero ahí Señor
>Atentamente: Dione Roxanne Veliné Wonnet
Carta de Dione
>Señorita Wonnet, es un honor para mi recibir tan precioso correo. Me sentiré extremadamente encantado al poder compartir un momento de mi vida en su compañía, de verdad espero no haberle incomodado mucho con mi petición, pero le prometo que haré que valga la pena.
>Me aseguraré de estar allí justo a tiempo para nuestro encuentro, la veré en ese palacio el viernes a las 3 de la tarde.
>Esperando con ansias por verla, Atlas Bradott.
Días después
El corazón de Atlas se aceleraba con fuerza mientras bajaba del auto. Estaba emocionado por ver a la princesa, pero también nervioso. Se acomodó el cabello antes de salir del auto. Después de cerrar la puerta, él caminó con toda la calma posible hasta llegar a la entrada donde ella lo esperaba.
- Buenas tardes, princesa. - El hombre hizo una reverencia mientras mantenía una sonrisa suave en su rostro.
- Buenas tardes... dígame Dione por favor - dijo con una sonrisa.
Atlas sonrió mientras levantaba la cabeza y la miraba a los ojos.
- De acuerdo... Dione. - Susurró suavemente antes de volver a inclinarse un poco.
- Por favor entra -
El asintió su cabeza antes de seguir a la princesa a la casa, sentía como su corazón latía fuertemente, estaba nervioso, pero aun así podía sentir como las mariposas revoloteaban en su interior.
- Espero que no le haya dicho a nadie de esto... no me malinterpretes pero, la vida personal de los miembros de la realeza debe ser privada completamente - dijo ella.
Cuando estaban en el pasillo, Atlas tomó un par de segundos para responder. Tenía un aspecto tranquilo pero interiormente era un caos. La princesa estaba justo frente a él, demasiado cerca.
—No voy a decir nada, la tranquilidad es sumamente importante. —Le respondió gentilmente mientras la miraba con una pequeña sonrisa en el rostro.
- Gracias -
El siguió a la princesa hasta llegar a la salita de té, era una pieza con el piso de madera oscura y las paredes de un delicado color amarillento. Había algunos dibujos de flores colgando en las paredes y unas cuantas lámparas encendidas que daba un ambiente cálido. El único lugar donde se podían sentar era un sofá y una silla que estaba justo en frente. Atlas se quedó quieto al frente de la puerta mientras la miraba, esperando instrucciones para tomar asiento.
- Ven, siéntate...
Atlas se sentó, ese día hablaron de muchas cosas banales y tomaron el té.
Al pasar de muchos meses de verse en secreto y tener una relación amena sin ningún título real, se hicieron muy unidos, Tras los meses de una relación secreta y agradable, Dione se dio cuenta de que necesitaba dedicar mayor tiempo a sus actividades reales. Esto había provocado una cierta complicación y falta de tiempo en su relación con Atlas. Las citas y comunicaciones se hicieron más esporádicas, pero su amor y cariño el uno por el otro aún permanecía intacto. Era un vínculo único y lleno de emoción.
Un día en la casa de campo, Atlas hace galletas y Dione corta fruta. Atlas estaba muy concentrado mientras amasaba la masa mientras tarareaba una canción relajante. Una sonrisa suave se formaba en sus labios, su interior estaba tranquilo y en paz, era un lugar seguro donde podía dejar de pensar en todo y dedicarse solo a los pequeños detalles.
Dione estaba cerca, cortando algunas frutas con esmero y cuidado, disfrutando del ambiente tranquilo y ameno que brindaba la casa.
El teléfono sonó, indicando una llamada entrante. Dione fue a contestar, todo estaba bien hasta que escucho un estruendo, Dione estaba descompensada.
El corazón de Atlas se apretó con fuerza y su vista se perdió cuando ella recibió la llamada. Mientras la princesa escuchaba atentamente, el mundo pareció detenerse. En ese momento, un golpe seco resonó en el ambiente, rompiendo la paz. Atlas se quedó helado, su cuerpo se llenó de un peso agobiante. En cuestión de segundos corrió a su lado y dejó la masa olvidada sobre la mesa.
- Dione... ¿Estás bien? ¿Dione? -
- Debo irme - dijo y se fue sin explicación alguna.
El silencio llenó la habitación mientras Atlas permaneció en su lugar, con su mirada perdida, sintiendo como una presión helada se asentaba en su pecho. Un millón de emociones inundaban su interior, y estaba desorientado. Sus ojos se fijaron en la masa olvidada sobre la mesa, y un sentimiento amargo cubrió su corazón. Quería saber qué había ocurrido, pero la falta de explicaciones había creado una distancia imposible de cruzar.
"El amor es la máxima expresión de la voluntad de vivir"
- Tom Wolfe
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From the Love to the Hate
Romance"tenía las manos y la ropa ensangrentadas. Se había perdido en su furia, en su ira, en su cólera. Y ahora, la situación en la que se encontraba era difícil de controlar, tanto para él como para ella"