7: Ensayo de bodas

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La corte de Hydra todavía permanecía en la capital como muestra de su apoyo al compromiso de lord Volant

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La corte de Hydra todavía permanecía en la capital como muestra de su apoyo al compromiso de lord Volant. El príncipe Antares habilitó una bodega en el castillo para que la novia pudiera ocuparse de los preparativos.

—Deberíamos probar algo floreado, que combine con los arreglos que pondremos en la ceremonia —comentó Altair mientras mostraba dos vestidos con tipos de tela distintos a su hermana.

Isamar estaba sentada con indecoro sobre un aparador. Vestía solamente su corsé, ajustado al punto en que sus senos pedían auxilio. Separada como una pieza aparte que permitía un vistazo a su abdomen, usaba la pieza que debería ir debajo de una falda para abultarla. La llevaba recogida a mitad de los muslos, mostrando las medias de micro malla que asfixiaban sus piernas, mientras sus pies reposaban en la mesa de aperitivos como si no tuviera importancia.

Shaula de vez en cuando echaba una mirada hambrienta en esa dirección, aunque no precisamente por las tartaletas.

—A veces no puedo creer lo afortunadas que somos de contar con el apoyo de la familia real para tu boda —añadió Altair inspeccionando los distintos colores de cintas que la preparadora, lady Briane, le mostraba. Le habían asignado escoger las cortinas y manteles.

—No seas ingenua —dijo Shaula sin poder contener su boca un segundo más—, no tienes el apoyo de ninguna familia real. Yo les asisto porque quien se casa fue mi pupila, y Antares lo hace porque es un adulador que quiere ganar puntos con los altos mandos de Hydra. Mi padre, en cambio, tiene asuntos más importantes. No lo esperes en ese circo.

Lo que Shaula no decía era que hacía todo eso por dos únicas razones: asegurarse de mitigar el sufrimiento de Isamar en la medida que fuese posible, y estar cerca de ella. En la medida que fuese posible.

Lady Briane no se quejó por la respuesta de Shaula. Tal vez porque se estaba dirigiendo a una simple doncella, o tal vez por el mismo motivo que la tenía tan silenciosa y casi al margen de los asuntos de la princesa últimamente.

—¿Sabe una cosa? —Altair estampó las cintas de colores contra la mesilla, y encaró a la princesa. En su cuello se leía el temblor de su pulso apenas contenido—. Hay a quienes nos ilusiona este compromiso, alteza, y me parece muy desconsiderado de su parte restarle importancia y amargarlo con su actitud cuando además se trata de su amiga...

—Altair, cierra la boca —cortó Isamar, pese a que hasta entonces siempre se había mostrado respetuosa con su hermana mayor—. La princesa no está obligada a prestar su apoyo, y lo hace. No tienes nada qué exigir, mucho menos qué reprochar. Siempre me pediste ser más prudente, ¿y ahora le hablas así a la princesa?

—Yo también apoyo, y soy en parte una Scorp —dijo Jabbah, como siempre tan oportuna—. Así que yo sí creo que está bien dicho decir que la familia real apoya el compromiso.

Shaula puso los ojos en blanco, pero no discutió con su prima. Había llegado a entender que no tenía caso batallar con su optimismo iluso y su lento entendimiento; era inofensivo, a veces hasta reconfortante, en especial esos días que había tenido que convivir únicamente con ella y la rigidez de Altair.

Monarca [Completa] [Saga Sinergia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora