Todo comenzó como un juego en el que ellos eran los participantes.
Bakugou y Kirishima habían comenzado a escuchar sobre los Sugar Daddy y los Sugar Baby. Guiados por la curiosidad comienzan a investigar sobre el tema, siendo así que comienza un jue...
Este capítulo es una mierda, probablemente lo reescriba para mejorarlo.
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Para Kirishima entrar en el papel de Daddy se le había hecho algo un poco difícil, principalmente porque el Daddy era alguien frío cosa que por supuesto él no era.
Porque era un sol, según algunos.
También Bakugou no era un angelito como para ser un Baby como tal pero el cambiar de roles de esa manera le gustaba.
Cuando habían definido los roles se había besado con Bakugou, de una manera desesperada como si su vida dependiera de ello. Mentiría si dijera que nunca se imagino al probar los labios del chico, era casi lo que siempre soñaba debido a que la mayoría de las veces se lo imaginaba debajo de él.
Eso era normal.
Por supuesto que tenía que serlo, cada persona experimenta de una manera distinta su sexualidad. El mejor ejemplo era que Denki y Jirou habían sido probablemente los fundadores de jugar con los roles de Daddy kink en la UA, aunque puede que no tuviera sentido con lo que estaba pensando.
Se rascó la cabeza mirando su nuevo celular, esperaba recibir un mensaje del chico diciendo que comenzarán con el intercambio de mensajes. Más o menos ya sabía que responder pero no se veía ninguna notificación.
—Maldita sea— murmuró para bloquear el celular y dejarlo aún lado.
Sonaba desesperado y tal vez lo estaba pero en verdad es que necesitaba al chico o al menos intercambiar mensajes hot. Después del beso Bakugou había escapado de su habitación con el pretexto que tenía cosas que hacer pero dándole la esperanza que pronto iniciaría la verdadera acción.
Se levantó de su cama para comenzar a caminar de un lado a otro como si de un león enjaulado se tratará.
—Debo pensar en otra cosa— se dijo para comenzar a agacharse.
Se pondría a hacer lagartijas, de esa manera estaría ocupado y no pensaría en cosas innecesarias.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez. Veinte, Treinta, Cuarenta, Cincuenta, Sesenta, Setenta, Ochenta, Noventa y Cien. Hasta ese número había llegado cuando su celular personal comenzó a sonar, estuvo a punto de ignorar por completo llamada pero una parte le dijo que probablemente era Bakugou. Se levantó rápidamente para tomar el celular y confirmar que era el rubio quien le llamaba.
—Hey Baku— quiso saludarlo pero fue interrumpido por la voz del rubio.
—¿Dónde estás?— sonaba la voz del rubio tras el aparato.
—En mi habitación.
Ni bien había dicho eso, la llamada se terminó. No pudo evitar poner su cara de extrañeza pero le resto importancia. Probablemente el rubio vendría de inmediato así que rápidamente se puso a acomodar el pequeño desastre que tenía.
